Dos son las principales aportaciones de la novela, al margen de la especulación histórica.
El narrador es el hijo menor de una familia judía de clase media que lucha por comprender el entorno a través de los retales de realidad que atisba a través de los noticiarios radiofónicos, periódicos, conversaciones familiares, etc. Este peligroso cóctel lleva al pequeño desde el sentimiento de orgullo hasta el temor por su propia vida creando un marco opresivo (faceta propia de toda infancia) no atemperado por elementos de esperanza más allá de la figura de su padre. Precisamente la capacidad de transmitir esa perplejidad desde el punto de vista de un niño (que actúa y piensa como tal) es uno de los mayores méritos de la novela.
La segunda aportación de la novela (en línea con la obra de Roth) es el reflejo de un mundo basado en valores como el esfuerzo, el trabajo callado y el mérito personal en el ámbito individual y el sentimiento de ciudadanía y sus responsabilidades (hoy sólo hablaríamos de los derechos que conlleva) en el ámbito público, valores todos ellos representados en la figura del padre. Roth huye del maniqueísmo ya que la coherencia lleva a este cabeza de familia a poner en peligro la existencia de todos ellos al no aceptar la posibilidad de que una nación haya perdido la capacidad de actuar con rectitud y justicia en defensa de todos sus ciudadanos. En su propia derrota se alza, sin embargo, como el único personaje que parece tener un motor de conducta dictado por algo más que las extremas circunstancias del momento histórico en que se desarrolla la trama.
Alguien podrá pensar que la intención de la novela es trazar un paralelismo con la política estadounidense actual, los méritos comentados justifican la lectura desde un punto de vista puramente literario y el disfrute de la misma.
Otras obras de Roth:
A mí también me encantó esta obra, aunque el final es algo chapucero históricamente hablando. Por una vez no te imaginas al Roth de siempre como personaje de sus novelas, sino al Woody Allen niño de "Días de radio".
ResponderEliminarA mi me pareció una obra magnífica, aunque se sale un poco del estilo habitual de Roth, que es mas lo de Zuckermann. Y como dice Schwejk (vaya impronunciable nombre...), a mi tambien me recuerda al Allen de Días de radio, es curioso.
ResponderEliminarEn general, me ha gustado mucho todo lo que he lído de Roth, me gusta esa combianción contradictoria de judaismo y crítica del judaísmo a la vez, como muchísimo humor.
Muchas gracias por vuestra visita y comentario. Es realmente curioso que cuando leía la novela pensé varias veces (o tomé imágenes prestadas) en Días de radio. Quizá el tono de ambas obras, la intensa vida familiar (con sus cosas buenas y cosas malas)o el punto de vista de un hijo, quién sabe, pero es sorprendente que a todos nos haya resultado obvia la conexión.
ResponderEliminarY también es cierto que, en tanto obra de "historia ficción" es algo extraña dentro de la trayectoria de Roth. Sin embargo, dejando a un lado la anécdota de su trama, creo que el estilo y la temática es muy parecida en muchas ocasiones a Pastoral americana, hasta el punto de parecerme una la continuación de la otra en su afán por repasar la historia de su país, sus ambiciones, valores y las miserias que los acompañan.
Lo dicho, muchas gracias por vuestra visita.
Es el primer libro que leí de Roth y me encantó.
ResponderEliminarEs verdad que se despega un poco del estilo Roth en cuanto a la temática, pero las vivencias de la familia judía son basicamente las mismas que aparecen en todas sus obras.
También ha sido mi primer libro de Roth y reconozco que la parte de la vivencia familiar fue la que más me gustó. Luego he visto que es un elemento que se repite en muchas de sus obras. Quizá la perspectiva del niño es la que más diferencia esta novela de otras como Pastoral Americana.
ResponderEliminarUn saludo.