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5 de agosto de 2006

Cuentos completos (Herman Melville)


El peso de la ballena blanca ha ocultado el resto de la obra de Melville. De sus relatos breves (no demasiados) apenas se tiene noticia en el panorama literario español fuera de Bartleby el escribiente y Billy Budd.

Este volumen cubre este vacío mediante la recopilación de los cuentos de Melville, alguno de ellos descartado por el propio autor y nunca publicados en vida, otros escritos como introducción a obras de terceros,
etc.

Resulta sorprendente la frescura de muchas de estas historias, tan alejadas del estereotipo de su autor, apesadumbrado por el mal, la culpa, etc. Así, nos encontramos con relatos de humor parodiando las crónicas de los corresponsales de guerra y de los héroes americanos; con relatos de ingenio, reflexiones en torno a la felicidad, sus orígenes y e modo de preservarla o la distancia entre éxito y fracaso en función del observador.

Igualmente, encontramos innovaciones en lo formal con relatos de estructura díptica en los que dos historias sin relación alguna en cuanto a su argumento se unen bajo un titulo común. Como no podía ser de otra manera, también la religión aparece en estos cuentos, si bien en este caso para denunciar el fundamentalismo puritano.

Incluso alguno de estos relatos prefigura en su estilo, el de autores posteriores como Edgar Allan Poe (en el caso del relato "El campanario") o incluso de Kafka ("Los ´gueses" recuerda a los escritos de Kafka sobre la gran muralla o "Yo y mi chimenea" en el que la chimenea es el verdadero protagonista de la narración).

La variedad de estilos, temas y argumentos presentados por Melville permiten una revisión completa de la figura de su autor, dando vigencia a su visión de la literatura.


2 comentarios:

  1. Tienes razón y me ha gustado mucho tu metáfora sobre Moby Dick. A veces ocurre que la obra más conocida de un autor ensombrece otros tesoros quizá mayores. Y es una pena no descubrirlos y quedarse con lo conocido.

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  2. Gracias por tu comentario Breo. Efectivamente, es muy común que las obras más conocidas de muchos autores no sean necesariamente las mejores y que deban su celebridad a circunstancias ajenas a sus méritos literios (sea la adaptación cinematográfica, la temática, su facilidad de lectura, etc).

    Encualquier caso, y para evitar alguna acusación de snobismo, la lectura de obras menos celebradas siempre ayuda a comprender mejor el mundo creativo de su autor.

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