8 de junio de 2008

Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros (Ramón Andrés)


Recientemente se han publicado varios libros sobre la figura y la obra de Johann Sebastian Bach que tratan de aproximar al lector menos especializado a esta figura clave de la música clásica cuyo 250 aniversario se conmemoró en el año 2000.

Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros aborda este acercamiento desde una perspectiva peculiar: a la muerte del músico hubo de redactarse un cuaderno particional en el que se relacionaban (y valoraban económicamente) las propiedades de Bach. El autor (Ramón Andrés) se centra en la relación de libros que aparecen en dicho inventario para trazar un cuadro lúcido de las influencias ideológicas, religiosas e incluso políticas que confluyeron en Bach.

Es de destacar que entre los libros mencionados en su herencia, no aparecen obras sobre música, bien porque dichos libros hubieran sido previamente repartidos entre sus hijos y discípulos, bien porque su valor económico no justificase su consideración a efectos del patrimonio hereditario.

Por ello, el grueso de la biblioteca de Bach sobre el que se centra este curioso libro, es fundamental la obra de autores religiosos. En primer lugar destacan las obras de Lutero, padre del protestantismo, cuyas reflexiones sobre la misión de la música en la liturgia revitalizaron el papel de los músicos y compositores en toda Alemania. Pero también aparecen obras de heterodoxos, pietistas, ... lo que nos aleja de la habitual imaginería de un Bach celoso protestante convencido y obediente y nos ofrece un retrato más propio de un librepensador, o al menos, de un pensador crítico, ávido por obtener sus propias conclusiones, más allá de autoridades externas.

También se plantea la importancia de la poesía en la obra de Bach. No hay que olvidar que los textos líricos eran la base de sus obras vocales y que, con toda seguridad, la delicadeza de la poesía no puede ser ajena a un músico que busca la perfección técnica pero armonizada con la belleza.

Ramón Andrés a partir de la consideración de que Bach era un personaje de su tiempo, dotado de una gran curiosidad, concluye que necesariamente debía tener conocimiento de algunas obras que no constan entre sus libros en propiedad. Bien porque pudieron haber sido sustraídas al reparto hereditario, por haberle sido prestadas por conocidos, o porque se encontraban en las bibliotecas de los distintos empleos que desempeñó, pudo tener acceso a diferentes obras de tipo religioso y filosófico de las que el autor hace una razonable suposición, ampliando la perspectiva, citando autores y obras que sin duda ejercieron su influencia en el compositor.

De este modo, llegamos a un retrato esclarecedor, no sólo del pensamiento de Bach, sino del pensamiento alemán desde el siglo XVI al XVIII, ese periodo tan fundamental en el que surge la Reforma, se asienta y finalmente comienza a desintegrarse en diferentes corrientes de pensamiento, no siempre conciliadoras entre sí.

Pero este libro, como no podía resultar de otro modo, también abre su horizonte a anécdotas de la vida del músico relacionadas con su mimo por la obra de otras autores. Así, se narra cómo en su juventud y viviendo en casa de su hermano mayor, copiaba a escondidas partituras de clásicos (fundamentalmente italianos) que su hermano guardaba bajo llave. Pasando noches en vela, copiando a la luz de una vela, aprendió las técnicas y conoció los estilos que emplearía el resto de su vida en las diferentes ocupaciones como músico de corte, religioso, etc.

Igualmente, cuestiona la falsa idea de que a la muerte de Bach, su música y su figura cayeron en un olvido del que fue rescatado en 1829 gracias a Mendelssonhn, quien dirigió la interpretación de La Pasión según San Mateo. Ramón Andrés demuestra cómo la fama de Bach y la estima en que le tenían las generaciones posteriores (por ejemplo Mozart) no responden a ese supuesto “olvido”.

También se exponen algunos de los “juegos” que encierran determinadas composiciones del alemán. Es de sobra conocida la anécdota que sustenta La Ofrenda Musical, pero también el empleo de las notas B-A-C-H en los últimos compases de alguna de sus composiciones, muy en la línea de algunas tendencias de su época.

El libro se cierra finalmente con un amplio anexo en el que se hace un bosquejo de todos los compositores que, de algún modo, pudieron influir en Bach. Breves biografías de autores franceses (Couperin, Anglebert, ...), italianos (Vivaldi, Albinoni, Pergolessi, Palestrina, ...) y, fundamentalmente, alemanes (Hasse, Händel, Pachelbel, ...) lo que permite poner en contexto la obra de Bach, cifrando sus influencias, los puntos de partida que tomó como referencia a la hora de renovar profundamente la música de su época.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que casualidad! Justamente esta mañana he tenido el libro entre las manos, pero finalmente no me decidí a comprarlo sin tener alguna información sobre él. Y mira por dónde...Me parece interesantísimo lo que cuentas. ¡Qué excelente reseña! Este verano leí un libro sobre Bach, -que me encanta, claro- "La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach", de Esther Meynell, que es un relato a modo de biografía novelada, escrito desde el punto de vista de la segunda mujer de Bach. Es una historia intimista pero interesante de leer, porque también proporciona muchos datos sobre la vida de este gran músico. Si quieres ver la reseña que una amiga, licenciada en historia del arte, hizo en hislibris, te la paso:
http://www.hislibris.com/?p=577
Saludos

Gonzalo Muro dijo...

Pues sí que es un libro que merece la pena ya que no se centra sólo en la biblioteca de Bach sino que ofrece información interesantísima sobre el ambiente culto de la primera mitad del siglo XVIII en Alemania. Rompe muchos esquemas que tenía sobre teología protestante, poesía alemana, etc.

He visto en muchas ocasiones el libro que comentas (ahora pasaré a leer la crónica) pero finalmente no me decidí a comprarlo. Quizá me lo piense la próxima vez.

Un saludo y muchas gracias por tus innumerables comentarios.

Anónimo dijo...

Espero no abrumarte...soy muy irregular, puedo pasar temporadas de no comentar nada a nadie y de pronto no paro de escribir.
Saludos

Gonzalo Muro dijo...

En absoluto Ariodante; es un placer tener una lectora tan activa. Siempre serás bienvenida.

Saludos.