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23 de julio de 2025

George Harrison. Conoce la espiritualidad a través de sus canciones (María Jesús Martín)


George Harrison: el beatle que buscó respuestas más allá del aplauso.
Cuando la fama comenzó a devorar a los Beatles, uno de ellos eligió no gritar más fuerte, sino mirar hacia dentro. Esta reseña se adentra en un libro singular: George Harrison. Conoce la espiritualidad a través de sus canciones, de María Jesús Martín. Una lectura que no solo ilumina la música del beatle más introspectivo, sino que también propone un viaje íntimo, donde cada verso se convierte en brújula espiritual. No es solo un libro sobre George. Es una puerta abierta para quien no quiere quedarse solo con el estribillo.


Es sabido que la madre de George escuchaba el servicio de música india de la BBC durante su embarazo, porque notaba que esos extraños sonidos calmaban al bebé que llevaba en su interior. Eran los tiempos del Imperio, previo a la independencia de la India que tendría lugar en 1947. También es conocido que el primer contacto de George con esta música fue en el set de rodaje de Help!, durante una escena en un restaurante en el que unos músicos tocaban con aquellos extraños instrumentos canciones de los propios Beatles.


Y de aquí a que el sitar apareciera en un primer tema del grupo, Norwegian Wood (This Bird Has Flown), tan solo pasaron unos breves meses. Y pronto el interés por esta música arrastró a George a toda una filosofía que resultaba consustancial a aquellos sonidos. El padrinazgo de Ravi Shankar le permitió acercarse a esa espiritualidad por la puerta grande, y de aquí nacieron temas de los Beatles como Love You To, un acercamiento tímido a dicha filosofía.


Este conocimiento llegó en un momento en el que la fama había comenzado a revelarse como un grave inconveniente para los cuatro músicos. A cada uno le afectó de un modo diferente. Al más expuesto, John, le llevó a clamar auxilio por todos los estadios del mundo al tiempo que comenzaba su afición por drogas psicotrópicas. Para George, que también experimentó con LSD, pronto la nueva espiritualidad se conformó como una puerta de escape por la que dejar salir sus frustraciones.  


Su casa se convirtió en un centro de discusiones brahmánicas, reflejadas de algún modo en Within You Without You y devoraba cualquier lectura espiritual que cayese en sus manos, siempre bajo la guía de maestros experimentados. Así, la portada del Sgt. Pepper 's aparecerá poblada de yoguis hindúes, entre ellos el propio Paramahansa Yogananda, de cuya autobiografía George afirmaba tener siempre bastantes ejemplares para poder regalarlos a cuantos consideraba perdidos en sus vidas. The Inner Light también es reflejo de estas lecturas.


Este viaje místico parece tocar techo con la estancia en el ashram de Maharishi Mahesh Yogi en Rishikesh y su final algo decepcionante y extraño. Pero el que el interés público del grupo por estos temas disminuyera no quiere decir que el propio George diera la espalda a ese mundo, al contrario, su compromiso creció aún más, tanto de manera personal como financiera, apoyando causas, creando The Material World Foundation, donando importantes sumas para construir templos Hare Krishna, etc.


Su música perdió la instrumentación india, volvió a conceptos más propios del Occidente pero su mensaje pervivió. Como el propio George señalaba, este mensaje debía hacerse más sutil para llegar a más personas porque, de otro modo, suscitaba rechazo. Así, estas letras comenzaron a reflejar sus experiencias, vaivenes en la fe, nuevos conocimientos, su visión de este mundo material y de la creencia en otro más acorde con sus esperanzas.


Esta influencia es, en ocasiones, discreta, casi imperceptible, como en el caso de Something que George se resistía a reducir a un tema de amor para Pattie. En otros casos, como en los temas Maya Love o Dear One, la referencia resulta más evidente. Pero esta trascendencia siempre estuvo presente en su obra posterior y nacía no tanto de un conocimiento teórico como de su propia experiencia. No puedo dejar de pensar que mientras grababa su versión definitiva de All Things Must Pass, su madre llegaba a la fase final de su enfermedad, que le llegaría apenas tres semanas después de concluir la grabación del tema.


Pero tampoco pensemos que George era un santo varón, poseído por la llama de Krishna. Sus romances fuera del matrimonio son conocidos, incluso su segunda esposa Olivia reconocía con tono lastimero que a George le gustaban mucho las mujeres, dando a entender que no fue la única durante su matrimonio.


Más aún, quien hablaba de la entrega, de que la respuesta se encontraba al final, amasaba una fortuna considerable, se quejaba de los altos impuestos que había de pagar, se endeudaba para producir una película de sus amigos los Monty Python o mostraba todo su resentimiento contra Paul en cuanto la ocasión lo permitía.


Pero así somos todos, carnales y mundanos, apresados por este mundo de piedra, por mucho que queramos elevarnos más allá de nuestras propias debilidades y, por ello, tan relevante es su pensamiento y figura, porque precisamente él nos habla desde la experiencia mutable, desde este mundo material, como un igual que recorre un camino complejo, del que nos habla a través de sus canciones.

 

Y aunque todo esto pueda ser más o menos sabido por cualquiera que conozca algo de la historia de los Beatles, lo cierto es que George Harrison. Conoce la espiritualidad a través de sus canciones (Ed. Círculo Rojo) de María Jesús Martín ofrece una nueva perspectiva totalmente novedosa.


Este libro nace de la convergencia de dos caminos, en apariencia no coincidentes. María Jesús es una devota fan de los músicos, ha impulsado diversas iniciativas en torno a ellos, visitado los santos lugares y devorado cuanto sobre ellos aparece, sean libros, música, testimonios y demás. Tal vez, de manera inconsciente, tiene su opción de beatle favorito, el discreto George. En su prólogo, nos narra cómo de muy jovencita contactó con Genesis Publications cuando se anunció la publicación del volumen Songs by George Harrison Volume Two, a un precio astronómico y en una edición limitada firmada por el propio autor. De la conversación llegó el acuerdo de que pagaría en pequeñas cuotas la suma total según pudiera afrontarlas con sus pequeños ingresos (entiendo que la paga semanal) y, cómo finalmente, acudió en persona a la sede de la editorial para recoger su preciado ejemplar.


El segundo camino es más duro ya que se inicia tras el fallecimiento de su padre de manera algo repentina e inesperada en 2020. Esta pérdida le llevó a lo que denomina como un despertar espiritual que describe con detalle en el libro. Este despertar no debe relacionarse con una religión concreta sino con una especie de trascendencia, de consciencia de que este mundo no es sino una estancia temporal, camino de nuestro verdadero fin.


María Jesús ha dedicado dos años al estudio de estos aspectos al tiempo que ha vivido diversas experiencias fenomenológicas que le han llevado a un cambio de ruta en su vida. Y es precisamente en este punto en el que convergemos con la senda beatle y, más en particular, con la música de George. Desde su nueva consciencia, ha podido comprender muchos de los mensajes que el cantante dejó sutilmente, según sus propias palabras, desperdigados por todas sus canciones.



Para compartir este hallazgo, la autora nos hace una primera introducción a esos conceptos trascendentales que nos resultan tan ajenos. La explicación es sencilla, si bien, no debe uno esperar comprenderlo todo a la primera lectura, ni temer pararse a menudo para volver atrás unos cuantos párrafos. Sin duda, ella lo explica mejor y yo no me siento capacitado para reproducir una mínima parte de sus enseñanzas.


La segunda parte del libro es la que va repasando de manera cronológica la discografía en solitario de George Harrison a partir de Living in The Material World, escogiendo los títulos y pasajes sobre los que quiere reflexionar.


La mecánica es siempre la misma. Se expone el texto original en inglés de la canción o las estrofas correspondientes y la traducción propuesta por la autora para, seguidamente, entrar a explicar de manera sencilla y breve cómo encaja lo escrito con los conceptos teóricos expuestos. También se pone en contexto la canción o el disco, los motivos que pudieron llevar a su composición cuando hay información al respecto y otras informaciones curiosas y no muy difundidas. Especialmente interesante me ha resultado la relativa a la portada de Living In The Material World, usando la técnica de Kirian de la mano de George sosteniendo un medallón hindú y la explicación espiritual que de todo ello se deriva.


La autora explica algunas de estas cuestiones y permite la compra del libro, cuyos ingresos son destinados parcialmente a The Material World Foundation. También nos comparte una playlist con las canciones seleccionadas y comentadas en el libro, que comparto igualmente más abajo.


El texto es breve y el estilo sencillo. Que nadie espere beaterismo ni proselitismo, tan solo unas explicaciones sobre unas canciones que nos ofrecen una nueva dimensión que podía habernos pasado por alto. No escondo que algunas de las canciones explicadas como If You Believe to Blow Away nunca me parecieron emparentadas con The Answer 's At The End, por ejemplo. Así que este libro es un perfecto complemento para quienes quieran tan solo acercarse a la música de George desde una perspectiva alternativa.


Pero tampoco se puede descartar que la lectura del libro y la profundización en los conceptos aquí recogidos, las muchas lecturas sugeridas o citadas por la autora o las propias referencias de George puedan iluminar la conciencia. Tengo por cierto que este libro breve se puede leer y releer pasado el tiempo con aún mayor aprovechamiento y disfrute porque es un artefacto de largo efecto y, porque como el dicho hindú expresa, y George cantó en Any Road, cuando uno no sabe a dónde ir, cualquier camino le puede llevar allí.

 

 

 

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    17 de junio de 2025

    Caja de juegos reunidos (Antonio F. Rodríguez)

     


     

    Antonio F. Rodríguez es el responsable del longevo y vibrante blog La antigua Biblos, una página en la que diariamente se reseña un libro y que se ha convertido en una referencia imprescindible en este mundo de los blogs. Aunque este formato tuvo su auge hace ya años, se resiste a desaparecer frente a opciones más modernas.

    La explicación de este esfuerzo persistente por mantener vivos estos espacios de reseñas es sencilla. Publicar en un blog permite combinar dos pasiones diferentes pero complementarias. Por un lado está la lectura, ese principio indispensable. Cuando uno lee con voracidad y disfruta de cada página, compartir lo leído se convierte en una extensión natural de esa experiencia. Hacerlo a través de un blog implica un compromiso no tanto con quienes lo visitan, sino con uno mismo. Supone detenerse a reflexionar mientras se lee sobre lo que resulta relevante, lo que resuena, lo que puede aprenderse o, sencillamente, cómo se está disfrutando de la experiencia.

    De otra parte, la reseña permite también cultivar otra dimensión importante para quienes vivimos este vicio con pasión: escribir. Aunque sea sobre lo que han escrito otros, se trata de poder expresarse de manera estética o, al menos, estructurada y cuidada, en la medida en que nuestras posibilidades lo permitan.

    Además, este ejercicio cuenta con un aliciente especial. A diferencia del crítico profesional, el reseñista independiente que no cobra por su labor puede elegir libremente qué lee. No está sometido a plazos ni a presiones editoriales. Puede gozar de una libertad mayor que le permite reseñar sin miedo y con entusiasmo, sobre todo porque al elegir uno mismo las lecturas, la decepción suele ser escasa o al menos no estás obligado a completar la lectura ni a reseñar lo que no te agrada.

    Y, bajo estas premisas, dar un paso más allá implica que esa combinación de lectura y escritura nos lleve casi inevitablemente al deseo de crear una obra propia. No porque creamos que podemos hacerlo mejor que los autores que leemos y admiramos. Tampoco por esa declaración algo fatuamente repetida en entrevistas según la cual alguien escribe porque no encontraba lo que quería leer, como si la infinita biblioteca de Babel no hubiera ofrecido ya todo lo posible. Lo que se siente, más bien, es un anhelo de participar y formar parte del juego creativo. De experimentar ese vértigo que aparece cuando una idea se nos impone y decidimos sentarnos a desarrollarla, a dejarla crecer, a moldearla, a cambiar el tono, el ritmo, el enfoque, hasta hacerla nuestra y después soltarla al mundo. Ese vértigo nos acerca a lo que más amamos: la Literatura.

    Así lo hice yo con Noticia de este mundo y así lo ha hecho Antonio F. Rodríguez con Caja de juegos reunidos, publicado por Círculo Rojo. Se trata de una colección de relatos en la que el autor ha querido entretenerse y entretener a partes iguales, tal como lo declara en la introducción del libro.

    Podemos comenzar por el título, tan acertado en sus diferentes matices. Muchos recordarán aquellas cajas de Juegos Reunidos que ofrecían una variedad de pasatiempos como barajas, tableros, piezas de ajedrez, damas, dominó, bingo y otros que hoy agrupamos bajo la categoría de juegos de mesa. Esa variedad aseguraba que cada niño encontrara sus preferidos, aunque otros quedaran olvidados, según el gusto o la habilidad del jugador.

    De forma análoga, este volumen ofrece una colección de relatos con una generosa diversidad de temas y estilos. Desde los más clásicos hasta los más experimentales, de modo que cada lector podrá encontrar fácilmente aquellos textos con los que más se identifique. Y, sin embargo, esta variedad no deja el regusto de estar ante una mezcolanza caótica. Al contrario, el autor ha logrado un equilibrio tanto en la composición como en el orden en que están presentados.

    Aquí entra también una segunda referencia que brota del propio título. Esta caja de cuentos apela abiertamente al juego, al divertimento. El autor ha querido que disfrutemos de la lectura como él disfrutó de la escritura. Y ese es el tono que predomina en la mayoría de los relatos. Entre lo lúdico y lo paradójico, entre lo sorpresivo y lo absurdo, entre lo evocador y lo experimental. En todos se percibe un claro deseo de entretener sin renunciar a cierta profundidad, pero sin olvidar que leemos porque nos gusta hacerlo. Hay quien se entrega con pasión a los Diálogos de Platón, y obtiene de ellos una ganancia real, pero si sufre durante la lectura hará bien en abandonarla.

    Abramos esta caja de relatos y echemos un vistazo a su contenido. Invitamos así a los lectores a encargar su ejemplar, ya sea como regalo navideño, detalle de cumpleaños o simplemente como obsequio personal, que a veces es el más necesario, el que nace del deseo sin justificación.

    Por estas páginas desfilan personajes tan insólitos como unos zapatos conversadores o un abrigo enamoradizo, en una vuelta de tuerca a las fábulas clásicas en las que los animales encarnaban las virtudes o defectos humanos. Aquí es la materia la que cobra vida. Un ejemplo hermoso lo ofrece el relato que narra la breve existencia de un charco en una ciudad cualquiera durante los años cincuenta.

    También encontramos estampas costumbristas que reflejan un tiempo pasado con sus luces y sombras, como la historia de dos amigos que recorren un peculiar calvario para cobrar un boleto de quinielas, o los recuerdos de una becada en un colegio de monjas durante el franquismo. O la vivencia de un niño que sufre los rigores de su iniciación en el seminario.

    Los relatos cruzan el océano para llegar a México, combinándose con otra historia sobre formación universitaria que, pese a lo dispar, combinan de un modo sorprendente en la cabeza del lector. También acompañamos a una pareja de amantes en una mesa de café para mostrarnos la intimidad de su desdicha. También conmueven con la historia de un hombre que decide observar a su esposa desde la distancia, una pieza que destaca por su sensibilidad y que ha resultado una de mis favoritas.

    Acompañamos a un desdichado que vive una jornada infernal bajo el signo de la Ley de Murphy, esa condena que asegura que todo lo que puede salir mal acabará saliendo mal.

    El autor maneja con destreza las narraciones en primera y tercera persona. Alterna registros cómicos con otros más serenos. Domina el recurso del giro final tan característico del relato breve pero también sabe cerrar con clasicismo cuando la historia lo requiere.

     


     

    En textos como Capricho rumano seguimos la mirada de un niño que pasea por la ciudad absorbiendo con delicadeza poética todo lo que observa, huele y toca. Sin duda, uno de los mejores relatos del conjunto.

    Se abordan también cuestiones de plena actualidad como la soledad creciente de nuestros mayores. Así ocurre en la historia de un jubilado que, tras enviudar, aprende a desenvolverse con dignidad pero siente que necesita una emoción nueva. La encontrará en una actividad inesperada para alguien de su fama y formalidad.

    En Autobús 9 se juega con la noción del punto ciego, ese lugar que nuestro cerebro rellena cuando la realidad se nos presenta fragmentada e incompleta. Se trata de un ejercicio psicológico que coquetea con lo neurológico.
    También hay espacio para el insomnio que deriva en neurosis y para la vida política, con sus intrigas, sus favores cruzados, sus alianzas con la prensa y sus estrategias de poder.

    Otra historia narra el encuentro casual entre dos personas que se enamoran en una exposición y no logran reencontrarse hasta semanas después, también por casualidad.

    Como se ve, no falta variedad ni en los temas ni en el estilo y esto, sin duda, se debe a que el autor habrá recopilado estos textos tras un largo periodo de redacción (y de corrección, tal y como señala en su propia página), asumiendo unos riesgos que una narracción más larga no permitiría. El cuento o relato breve sí se abren a esta heterogeneidad y a ciertos experimentalismos, sin duda, pero a uno le gustaría saber qué derroteros elegiría Antonio F. Rodríguez en caso de tener que dejar a un lado esta caja de juegos reunidos y decantarse por un juego concreto de mesa, cómo definiría sus reglas y mecanismos, qué estilo escogería entre todos los aquí reunidos, cómo combinaría las varias ideas brillantes que he podido encontrar en estos relatos, cómo definiría su voz y estilo propio.

    Sé que no es fácil, pero este es el reto que, como lector, lanzo a su autor, un desafío para continuar narrando, construyendo literatura, compartiendo sus logros, haciéndonos partícipes de ellos. Ojalá Caja de juegos reunidos no sea una excepción sino un primer paso. Porque la imaginación, la sensibilidad y el talento narrativo que Antonio F. Rodríguez despliega aquí merecen seguir creciendo en nuevos tableros, nuevas reglas, nuevos desafíos. Nosotros, sus lectores, estaremos al otro lado del tablero, esperando la próxima jugada.


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