20 de mayo de 2007

En Maremma (David Leavitt y Mark Mitchell)

 


 

La literatura de viajes siempre resulta interesante en cualquiera de sus variaciones. Podemos conocer de primera mano regiones que nos eran desconocidas o tener una visión alternativa de alguna que ya conocemos. Experiencias sorprendentes, retazos de historia y geografía se combinan para hacer de la lectura un entretenimiento instructivo al tiempo.

Pero, en ocasiones, podemos disfrutar de la narraciones de viajes por el propio país y conocer cómo nos ven los extraños. Como se suele afirmar en sicología, la visión de uno mismo no es completa hasta que no se confronta con la de otros. De ahí que la conocer la experiencia de personas ajenas a nuestra cultura y tradición aporta un punto de vista alternativo enriquecedor y, sin duda, un cierto componente morboso.

También hay narraciones en las que se nos ofrece más información sobre el propio autor que sobre lo que describe. Vemos sus prejuicios, su forma de entender la vida y de actuar, contrapuesta a la que describe. Esta lectura en negativo resulta especialmente frecuente cuando el lugar descrito es conocido por el lector. Sin ir más lejos, las narraciones de los viajeros del siglo XIX por la España romántica que soñaban y que se adaptaba a sus tópicos preconcebidos.

Todas estas características se dan cita en este pequeño libro escrito mano a mano por . Dos atolondrados escritores americanos deciden emular a los personajes de su adorado Foster y abandonan su país para instalarse en Italia. Una vez saciada su ansia de historia y arte, de experiencias variopintas y de conocimiento de sus nuevos vecinos, acaban por comprar una casa en un rincón olvidado de la Toscana, en busca de una vida relajada y tranquila que les permita escribir y leer al calor de una chimenea.

Reformar la destartalada "villa", comprar los muebles, elegir las cortinas y los suelos, los árboles, flores y hierbas para el pequeño jardín se convierten en una lucha entre la idea que ambos tienen de lo que debe ser una casa toscana y la idea que los italianos tienen de lo que debe ser una casa cómoda y confortable. Unos italianos interesados en huir de su absorbente patrimonio artístico sustituyendo la madera y el mármol por el metacrilato o las baldosas de terrazo por la tarima flotante, por no hablar de una buena calefacción de gas en vez de la inútil, costosa y dificil de encender chimenea.

Ese contraste entre el sueño de Italia y la Italia real es una de las columnas que vertebran En Maremma. Sin embargo, la tendencia contraria se pone igualmente de manifiesto a cada página. Para la mentalidad práctica americana, ni las costumbres de consumo de los italianos, ni su sistema burocrático resultan comprensibles. Baste para ello seguir las peripecias de los autores para obtener un permiso de conducir italiano.

Donde parece no haber lugar a disputa alguna es en materia gastronómica dada la afición de ambos a la cocina italiana de la que son grandes conocedores, teóricos y prácticos. Amantes de la buena mesa y de la comida reposada seguida de su sobremesa pertinente. El ritmo lento de vida (quizá más propio de esta región rural apartada de las grandes ciudades) sea lo que resulta más difícil de asumir para la pareja, y al mismo tiempo lo que más acaban por valorar.

Muchas pueden ser las coincidencias entre esta Italia rural algo anclada en el pasado, y una España que aún retiene parte de su inercia agazapada en el recuerdo. Por ello, no es infrecuente interrumpir la lectura para reflexionar sobre qué habrían pensado Mark y David de este nuestro país o sorprendernos de las numerosas conexiones entre dos pueblos mediterráneos, conun pasado que en lugar de ser trampolín hacia un futuro parece ser una losa de la que no saben cómo escapar. Lean, lean y saquen su propia conclusión.

6 de mayo de 2007

Redobles de Tambor y Diarios de Guerra (Walt Whitman)


 
 
Walt Whitman cimenta su fama en la exaltación del Hombre y la Vida. La pasión y el gozo se combinan a lo largo de sus versos, la Naturaleza forma un marco perfecto en el que dar cabida a su panteísmo laico. Si el hombre es, por encima de todo, un animal político, capaz de relacionarse y resolver sus problemas mediante el compromiso, la guerra es la negación de dicha idea. Una guerra supone la incapacidad de superar las diferencias por medios no violentos. La guerra engendra muerte, destrucción, pobreza, hambre y, a cambio, no acostumbra a beneficiar a los pueblos que las ganan (quizá sí a sus dirigentes). En definitiva, la guerra parece la antítesis de la temática propia de Whitman. Precisamente Redobles de Tambor permite apreciar cómo el espíritu del autor emerge entre el desastre de la Guerra de Secesión enfrentándose a la realidad y adecuándola a su visión de Literatura. Durante los años de la guerra Whitman dedicó parte de su tiempo a acompañar a los heridos en los hospitales de campaña que rodeaban Nueva York y, en ocasiones, en algunos hospitales próximos a campos de batalla. Trató de consolar a soldados que sólo aguardaban la muerte y de confortar a quienes veían sus cuerpos mutilados. Incluso se planteó alistarse como voluntario en la primera etapa de la contienda pero, su edad y el ser el sostén económico de parte de su familia, le disuadieron Precisamente los primeros poemas de Redobles de Tambor presentan el conflicto como algo heroico y digno de admiración. Es la nobleza de alma la que se muestra en los jóvenes combatientes y Whitman sucumbe a los brillos de los desfiles y las banderas.

Según avanza la guerra, las visiones gloriosas se sustituyen por los cuerpos muertos, heridos o mutilados que regresan en carretas desde los campos de batalla. Este golpe de realidad reorienta los poemas de Whitman hacia el Hombre, personificado en la figura del soldado, sin que importen sus colores o banderas. Es el ser humano, maltratado y torturado por la guerra, un ente abstracto que aparece ajeno al mundo y que, como los dioses griegos parece golpear con arbitrario capricho.

En este contexto donde la vida parece carecer de valor es donde, nuevamente, Whitman canta la grandeza de los hombres, en su pequeñez y su vulnerabilidad encuentra nuevos motivos para identificarse con todos y cada uno de los soldados que combaten enconadamente entre sí.

El volumen se acompaña de un breve diario de guerra en el que Whitman detalla sus labores de enfermero, sus viajes en tal cometido y sus experiencias directas del conflicto, siendo un complemento perfecto para la lectura y comprensión del poemario.

Por último, esta obra muestra un ejemplo de cómo, en líneas generales, un pueblo salido de una guerra civil terrible, supera sus divisiones enfrentándose unido al futuro. En ninguna de los versos de Whitman (ni los escritos durante la guerra, ni los escritos al concluir el conflicto) muestran odio por el Sur. La guerra no es una lucha de ideas o sistemas económicos contrapuestos, sino una escenario de destrucción irracional que trata de destruir al hombre pero que, al tiempo, revela su grandeza. Sea del Norte o del Sur, cada hombre encierra un milagro. No hay buenos y malos, sólo hombres, superándose de este modo la tremenda contradicción entre el tiempo que le tocó vivir y los ideales que siempre alentaron la obra del viejo hermoso Walt Whitman.

5 de mayo de 2007

Suite francesa (Irène Némirovsky)


La obra póstuma de Irène Némirovsky no puede disociarse de su trágico final. Hija de una aristocrática familia de judíos rusos cuyas riquezas se perdieron durante la Revolución de Octubre y que tuvo que optar por la huida de Rusia a través de Finlandia, acabó muriendo en un campo de concentración nazi por su doble condición de judía y rusa.

Ni la riqueza de su familia (que logró recuperar parte de su esplendor en la Francia de los años 20), ni sus contactos con la intelectualidad francesa o la pequeña notoriedad por el éxito de sus primeras novelas, le ayudaron a escapar del terrible destino que corrieron millones de europeos.

La casi certeza de ese destino en una fecha temprana (1942) no podía sino estremecer a Irene Némirovsky que veía cómo la mayor preocupación de la sociedad francesa era restañar su autoestima tras la vergonzosa derrota ante los alemanes en 1940. La ocupación de parte de una parte de su país y la instauración de un régimen títere se escondían bajo una capa de desinterés e indiferencia. Esa indiferencia y la consiguiente negación de la realidad son el eje impulsor de “Suite francesa”.

La propia escritora reconoce su deuda para con “Guerra y Paz” de Tolstoi, una obra monumental reflejo de otro periodo histórico crucial. Al igual que el autor ruso, Irène Némirovsky se apoya en una obra coral con multitud de personajes cuyas vidas se entrelazan ocasionalmente pudiendo así dejar constancia de cómo los mismos hechos afectan de distinta manera a las personas. Desde el orgullo de los poderosos, hasta la mezquindad de los pobres, desde el refugio de la familia, hasta el despecho y el recelo del vecino, la mayoría de los sentimientos humanos tienen cabida en estas páginas.

Al estilo de la novela del siglo XIX, el retrato psicológico prima sobre las descripciones. La autora pretende que su obra trascienda del momento histórico que la origina por lo que los personajes, aún basados en muchas ocasiones en conocidos suyos, representan arquetipos bien definidos.

“Suite francesa” debía componerse de 5 movimientos de los cuáles sólo dos se concluyeron. El primero de ellos (“Tormenta”) narra la huída del París asediado por los alemanes, en una loca carrera en la que se confunde el orden y privilegios establecidos dejando a la luz la verdadera naturaleza de cada cuál. El segundo movimiento (“Dolce”) describe, en esencia, los sentimientos contrapuestos que despiertan los ocupantes alemanes de un pequeño pueblo del interior. Frente al enemigo odioso y abstracto, los franceses se topan con personas concretas, muchachos que, al igual que sus hijos, han sido enviados a una guerra que no desean. Esta contradicción y tensión entre lo particular y lo colectivo es uno de los principales temas de toda la novela según su propia autora.

Las ideas sobre cómo proseguiría la novela se recogen en un pequeño apartado que resumen las notas de la autora sobre le proceso de creación de “Suite francesa”. Sin embargo, las tres partes restantes estaban sólo esbozadas en la cabeza de la escritora (“Cautividad” era la tercera – tremendo presagio-, “Batallas” la segunda y “La paz” la tercera).

El texto se estructura de manera muy ágil mediante sucesivas escenas (quizá deudora del incipiente arte cinematográfico) que van perfilando a los numerosos personajes, enfrentándoles a las vicisitudes de la derrota. De este modo la lectura resulta rápida y amena, deteniéndose tan sólo en aquellos aspectos que la autora desea destacar por encima de otros.

La vida de Irène Némirovsky venía de otro tiempo, de un mundo que vio su final tras la II Guerra Mundial. Ni el esteticismo de las clases altas europeas ni la división en clases bien definidas resistirían el embate del conflicto que llevaría a Europa a una nueva era basada en el igualitarismo y la democracia. Por ello, tanto el estilo de la novela como los valores en que se sustenta, serán vistos como fruto de un pasado remoto por el lector contemporáneo.

La tragedia de aquel conflicto, sin lugar a dudas en mayor medida que el precedente, imposibilitaron una forma de entender el arte y de contemplar la vida con tremendas repercusiones en la psique colectiva occidental; sirva esta novela para comprender mejor este cambio, sus ventajas y sus inconvenientes.

10 de abril de 2007

Esta historia (Alessandro Baricco)



Doy gracias por haber descubierto la obra de Baricco, y doy gracias por cada nuevo libro que publica. Doy gracias porque tras la decepción de volver la última página de su último libro, tengo la certeza de que las primeras líneas de su próxima novela me devolverán a un mundo creativo que ya me resulta próximo y familiar.

Baricco posee una voz propia que le distingue del resto de autores de su generación. Alejado de la prosa fría de muchos de sus coetáneos, las narraciones del autor italiano parecen surgidas de un delirio onírico. Nacidos de entre las brumas de la irrealidad, sus personajes se nos muestran como totalmente verosímiles y creíbles. Esta fuerza y viveza de sus personajes también lo aleja de la literatura que busca refugio en el realismo mágico o en sus múltiples sucedáneos.

Como muy bien se preocupa en poner de manifiesto el propio autor, sus obras están salpicadas de detalles históricos reales que, dentro del marco de sus novelas, parecen sacados más bien de la imaginación más desbordante. Así, la introducción de Esta historia (sin duda el pasaje más hermoso e imaginativo de toda la obra, con su magistral descripción de todo lo que rodeaba a una carrera automovilística de principios del siglo XX, está tomada casi literalmente de las páginas de un periódico de la época.

Baricco debiera hacer palidecer a los que opinan que la novela ha muerto como género. Más bien, pone de manifiesto que la repetición de fórmulas manidas, repetidas hasta la extenuación, han vaciado de contenido determinada forma de ver la novela, pero dejando el campo abierto a otras formas de entenderla, menos previsibles y más frescas.

Entrando ya en el meollo de este libro, diremos que narra la historia de Último, el hijo de un pequeño ganadero del norte de Italia, que decide vender sus vacas para montar un pequeño taller de reparación de vehículos en un tiempo en el que estos no eran otra cosa que un juguete en mano de nobles y ricos excéntricos. El hijo hereda una parte de la afición de su padre ya que, lo que realmente dará sentido a la vida de Último no serán los coches sino las carreteras y su afán por narrar su vida a través de curvas, peraltes, cambios de rasante y rectas imposibles.

El libro se estructura en diversos episodios cada uno de ellos con un estilo literario diferente (memorial, prosa poética, diario íntimo, etc), lo que dota a la novela de gran agilidad por los cambios de estilo, de voz narradora o de tiempo histórico.

Podemos seguir la vida de Último a través de diversos episodios narrados, tanto en primera persona como a través de otras personas, como Elizaveta, una refinada refugiada rusa que acompaña a Último durante un tiempo por los Estados Unidos y que será la única persona que, al final de sus días, podrá ver el sueño cumplido de Último.

Precisamente el empeño en hacer realidad un sueño es lo que da sentido a la vida de los protagonistas de Esta historia. Su difícil empeño no queda perturbado por las dificultades o el paso del tiempo. El tema no es original en la literatura contemporánea, reflejo quizá de una carencia de nuestros tiempos, tan mutables e interesados, tiempos en los que la adaptación y acomodo son la norma.


3 de abril de 2007

Cara a cara con la vida, la mente y el Universo (Eduardo Punset)



Los titulares de los periódicos nos asaltan frecuentemente con noticias referidas a cuestiones científicas en sus más diversas facetas (Medicina, Biología, Física, Matemáticas, etc), dando cuenta de las más recientes avances y descubrimientos. La lectura de las secciones de Ciencia puede convertirse en un atolladero para cualquiera que no siga estos temas con asiduidad. De este modo uno se queda con la sensación de no saber nada.

La investigación con células madre puede curar el cáncer y el Parkinson u ocasionar daños genéticos a futuro. El cambio climático es un fenómeno de nuestro tiempo o sólo es un aspecto de un ciclo mayor y más complejo. Los dinosaurios se extinguieron como consecuencia de la colisión de un meteorito contra la Tierra o como consecuencia del cambio climático. Por otro lado, muchos de los descubrimientos y hallazgos no son presentados de modo que se pueda vislumbrar la trascendencia cotidiana que suponen.

Por todo ello, la divulgación científica ocupa un lugar destacado dentro de la educación del ciudadano de a pie. Eduardo Punset nos facilita la labor mediante una selección de científicos con brillantes aportaciones y logros en sus correspondientes especialidades a los que interroga con el fin de tratar de conocer su pensamiento. Y es a través de estas conversaciones como se va creando un pequeño puzzle que permite ir descubriendo una fotografía de nuestro mundo actual (en muchos casos del mundo que está por venir).

Si hay quien defiendo que la gran literatura es aquélla que nos hace otros tras su lectura (más sabios, más humildes, mejores conocedores de nosotros mismos, .. .), no cabe duda de que este libro es un buen exponente. Conoceremos mejor qué es el Hombre, cómo vino a ser lo que es y en qué se diferencia del resto de seres vivos: más aún, conoceremos qué es estar vivo y en qué se diferencia la Vida de lo Inerte. Se nos ofrecerán explicaciones sobre el medio en que vivimos, a nivel planetario, pero también al microscópico nivel de las bacterias (ellas heredarán la Tierra según se nos explica).

Veremos cómo funciona nuestro cerebro y cómo se intenta replicar en máquinas (¿serán Vida o sólo marionetas conscientes?), cuál es la partícula más pequeña en que se puede descomponer un cuerpo o en qué se traduce el concepto Gaia.

Todas estas cuestiones se abordan en las entrevistas de Punset de manera que se hace comprensible la Ciencia, no ya como relación de los avances de nuestro tiempo sino, y en esto consiste una de las bondades del libro, desde la perspectiva de la aplicación a la vida diaria, de su trascendencia práctica. Así, se explica la posibilidad de realizar un viaje en el Tiempo, pero no desde la perspectiva de la Física, sino más bien desde un punto de vista más pragmático (¿cómo se evita la paradoja del abuelo?). Se nos explica cómo serán las ciudades del futuro, en estaciones espaciales, y qué efecto tendrá para aquellos que nazcan en esas colonias cuando vuelvan a la Tierra, etc.

También resulta de agradecer contemplar cómo estos grandes científicos lo son, no tan sólo porque sus investigaciones les coloquen en la vanguardia de la Ciencia en sus respectivos campos, sino porque, más allá de sus investigaciones, tienen una visión que orienta y da sentido a la materia que investigan. No nos hablan de moléculas y proteínas (que también) sino de Vida y Evolución, no nos describen las diferencias entre el hombre y una ameba, nos hablan del futuro del Hombre. Por ello, los concretos avances, las teorías específicas, se encuadran en un marco humanístico que les da sentido (incluso algún entrevistado sostienen que la idea de Humanismo no es muy correcta dado que olvida que el Hombre es una minúscula parte de la Vida).

En fin, multitud de ideas para ponerse al día en cuanto al presente y futuro de la Ciencia y para reflexionar sobre el Hombre, su entorno, su pasado y su porvenir.