5 de mayo de 2007

Suite francesa (Irène Némirovsky)


La obra póstuma de Irène Némirovsky no puede disociarse de su trágico final. Hija de una aristocrática familia de judíos rusos cuyas riquezas se perdieron durante la Revolución de Octubre y que tuvo que optar por la huida de Rusia a través de Finlandia, acabó muriendo en un campo de concentración nazi por su doble condición de judía y rusa.

Ni la riqueza de su familia (que logró recuperar parte de su esplendor en la Francia de los años 20), ni sus contactos con la intelectualidad francesa o la pequeña notoriedad por el éxito de sus primeras novelas, le ayudaron a escapar del terrible destino que corrieron millones de europeos.

La casi certeza de ese destino en una fecha temprana (1942) no podía sino estremecer a Irene Némirovsky que veía cómo la mayor preocupación de la sociedad francesa era restañar su autoestima tras la vergonzosa derrota ante los alemanes en 1940. La ocupación de parte de una parte de su país y la instauración de un régimen títere se escondían bajo una capa de desinterés e indiferencia. Esa indiferencia y la consiguiente negación de la realidad son el eje impulsor de “Suite francesa”.

La propia escritora reconoce su deuda para con “Guerra y Paz” de Tolstoi, una obra monumental reflejo de otro periodo histórico crucial. Al igual que el autor ruso, Irène Némirovsky se apoya en una obra coral con multitud de personajes cuyas vidas se entrelazan ocasionalmente pudiendo así dejar constancia de cómo los mismos hechos afectan de distinta manera a las personas. Desde el orgullo de los poderosos, hasta la mezquindad de los pobres, desde el refugio de la familia, hasta el despecho y el recelo del vecino, la mayoría de los sentimientos humanos tienen cabida en estas páginas.

Al estilo de la novela del siglo XIX, el retrato psicológico prima sobre las descripciones. La autora pretende que su obra trascienda del momento histórico que la origina por lo que los personajes, aún basados en muchas ocasiones en conocidos suyos, representan arquetipos bien definidos.

“Suite francesa” debía componerse de 5 movimientos de los cuáles sólo dos se concluyeron. El primero de ellos (“Tormenta”) narra la huída del París asediado por los alemanes, en una loca carrera en la que se confunde el orden y privilegios establecidos dejando a la luz la verdadera naturaleza de cada cuál. El segundo movimiento (“Dolce”) describe, en esencia, los sentimientos contrapuestos que despiertan los ocupantes alemanes de un pequeño pueblo del interior. Frente al enemigo odioso y abstracto, los franceses se topan con personas concretas, muchachos que, al igual que sus hijos, han sido enviados a una guerra que no desean. Esta contradicción y tensión entre lo particular y lo colectivo es uno de los principales temas de toda la novela según su propia autora.

Las ideas sobre cómo proseguiría la novela se recogen en un pequeño apartado que resumen las notas de la autora sobre le proceso de creación de “Suite francesa”. Sin embargo, las tres partes restantes estaban sólo esbozadas en la cabeza de la escritora (“Cautividad” era la tercera – tremendo presagio-, “Batallas” la segunda y “La paz” la tercera).

El texto se estructura de manera muy ágil mediante sucesivas escenas (quizá deudora del incipiente arte cinematográfico) que van perfilando a los numerosos personajes, enfrentándoles a las vicisitudes de la derrota. De este modo la lectura resulta rápida y amena, deteniéndose tan sólo en aquellos aspectos que la autora desea destacar por encima de otros.

La vida de Irène Némirovsky venía de otro tiempo, de un mundo que vio su final tras la II Guerra Mundial. Ni el esteticismo de las clases altas europeas ni la división en clases bien definidas resistirían el embate del conflicto que llevaría a Europa a una nueva era basada en el igualitarismo y la democracia. Por ello, tanto el estilo de la novela como los valores en que se sustenta, serán vistos como fruto de un pasado remoto por el lector contemporáneo.

La tragedia de aquel conflicto, sin lugar a dudas en mayor medida que el precedente, imposibilitaron una forma de entender el arte y de contemplar la vida con tremendas repercusiones en la psique colectiva occidental; sirva esta novela para comprender mejor este cambio, sus ventajas y sus inconvenientes.

2 comentarios:

molinos dijo...

Aqui sigo leyendo tu blog.
A mi "Suite francesa" me encantó. dentro de mis lecturas centradas en la II Guerra Mundial me pareció que dentro del género en el que se engloba, la novela, ofrecía una visión de como la guerra afecta a las personas concretas.
Me pareció intensa, dura, a ratos irónica y con humor negro.
De esta autora te recomiendo " El Baile", es una novela breve sencillamente impresionante.

Gonzalo Muro dijo...

Coincido contigo en que es un libro muy recomendable, duro y tierno al tiempo en el que se muestra bastante equidistante en cuanto a las valoraciones de las partes implicadas en el conflicto (lo que resulta sorprendente sabiendo que era judía y conociendo su final).

Gracias por la recomendación, conozco esa novela por referencias y creo que la leeré.

Un saludo.