24 de septiembre de 2006

Truman Capote. La biografía (Gerald Clarke)


“Se llora más por las plegarias atendidas
que por las no atendidas
” (Santa Teresa)

La vida de Truman Capote puede relatarse en torno al pensamiento de Santa Teresa. Su ansia fue siempre alcanzar el reconocimiento y la aceptación que de niño le negaron sus padres. Con su padre tuvo escaso trato y éste siempre terminaba en una decepción más grande que la anterior. Con su madre tuvo que vivir encerrado en habitaciones de hotel donde veía cómo mantenía relaciones con otros hombres o cómo llegaba bebida y maltrecha. Durante los años que pasó en la casa familiar de Monroeville con sus tías tuvo que vivir inmerso en las relaciones tormentosas que mantenían esas tres mujeres y su tío, y que tan bien reflejaría en “El arpa de hierba”.

Pero su afán de aceptación social y de poder económico, era común a su madre quien le enseñó y transmitió tales valores como objetivos vitales, sobresaliendo de la vulgaridad.; el estilo y la clase eran la clave para elevarse en busca de ese reconocimiento.

La madre de Truman alcanzaría el tan ansiado triunfo mediante el matrimonio con Joe Capote de quien Truman tomaría su apellido; pero la plegaria atendida no logró evitar que murieses alcohólica y destrozada por las continuas sospechas, más o menos certeras, de infidelidades de su marido y su posterior bancarrota. Truman no vio en ello el aviso y la premonición. Por aquel entonces su fama de escritor ya había cruzado fronteras, su ingenio, sus ocurrencias y, sobre todo, las compañías de las que gustaba rodearse (entre lo más selecto de la sociedad de la época) eran la prueba de que él sí lo había conseguido.

Su cima literaria llegó con “A sangre fría”, el espeluznante relato de un crimen en el interior de los Estados Unidos, sin motivo aparente y con una violencia gratuita sin igual. Truman no sólo trabó conocimiento con el entorno de las víctimas (llegó a convertirse en una figura local en Holcomb) sino que mantuvo una larga e intensa relación epistolar y presencial con los dos asesinos, llegando incluso a presenciar su ahorcamiento.

Pero, al mismo tiempo, el crimen permitió que contemplara el reflejo de lo que pudo haber llegado a convertirse. Uno de los asesinos (Perry Smith) era la viva imagen de lo que pudo haber sido Truman de no haber abrazado la religión de la Literatura, salvándole de algún modo. Sus infancias se parecían demasiado como para no sentirse aterrado y culpable por ello; alcohol, abandono, malos tratos, empujaron a Truman y a Perry por caminos diferentes, pero, al fin, Truman vislumbró una fina línea que le separaba del asesino de los Clutter.

Pero la Literatura que le había salvado hasta entonces, y que le dio (precisamente con esta obra) su gran triunfo, no le logró salvar de sí mismo. Exultante tras el éxito de “A sangre fría” pero dolido por el escaso reconocimiento de los críticos profesionales, se planteó llevar adelante un viejo proyecto (emulación de la obra de Proust “En busca del tiempo perdido”). Describir a la alta sociedad de su tiempo y dejar al descubierto su triste condición valiéndose de su privilegiado status de acompañante y bufón se le antojó como su mayor contribución al Arte. Nadie como él aunaba conocimiento y talento para llevar a buen fin esa obra que dejaría al mundo boquiabierto y supondría su consagración definitiva junto a los más grandes autores de todos los tiempos.

Los capítulos publicados de esta obra (“Plegarias atendidas”) supusieron la condena de Truman al ostracismo social y al alejamiento de los círculos por los que hasta ese momento se movía como centro de todas las atenciones y confidencias. El rechazo pasó a convertirse en norma de obligado cumplimiento para todos aquellos, criticados o no, que antes habían otorgado su confianza a Truman.

Desconcertado, creyendo que su talento estaba por encima del orgullo de sus amigos y despreciando su inteligencia (creyó que ninguno de ellos llegaría a reconocerse), vio cómo, poco a poco, su vida se iba convirtiendo en una farsa de sí mismo.

Su vida sentimental (siempre compleja) pasó a ocasionarle un sinnúmero de problemas al empeñarse en escoger a sus parejas entre hombres incapaces de valorar su obra, vulgares, física e intelectualmente quizá como forma de asegurarse un control sobre ellos (prueba de que la confianza en sí mismo comenzaba a fallarle). Sus borracheras y su continuo coqueteo con pastillas y drogas acabaron por convertirle en un asiduo de las clínicas para desintoxicación probando todo tipo de tratamientos contra el alcohol y otro tipo de adicciones.

Su triste final supuso la definitiva extinción de una voz propia en el mundo literario que, seguramente, pudo habernos dejado mucho más de lo que nos legó y que, sin embargo, aportó a la literatura de la segunda mitad del siglo XX un soplo de originalidad que basta para situarle entre los mejores autores de su generación.

La biografía capital de Truman Capote está escrita por Gerald Clarke. A lo largo de sus numerosas páginas construye el mapa genético del niño afeminado que lucha por hacerse un hueco en el mundo, pese a todos los obstáculos, y lo consigue. Nos describe el proceso creativo de sus primeros trabajos y las dificultades para dar con finales adecuados; su talento para la vida social y su afán por rodearse de mujeres con clase (al final de sus tiempos confesaría que la clase, como él la entendía, ya no existía, y que las nuevas clases privilegiadas sólo tenían dinero y carencia del mínimo estilo y clase. Nos describe sus relaciones íntimas, alumbrando la parte privada de su vida, de la que tanto dependía y que pudo ser la clave de sus últimos años.

El libro está escrito en la más pura tradición anglosajona lo que la convierte en seminovela de apasionante lectura, al tiempo que cuenta con una voluminosa anotación agrupada en sus últimas páginas, que sustenta la credibilidad del trabajo.

No todos los autores presentan una simbiosis entre vida y obra. En el caso de Truman Capote, y tal vez con la excepción de “Desayuno en Tiffany´s”, esa dependencia es total por lo que la lectura de esta biografía permite un nuevo acercamiento a la narrativa de Capote desde una nueva perspectiva.

¿Hubiera sido más feliz en el caso de no haber visto atendidas su plegarias y haber llevado una vida menos pública y brillante?. La respuesta que él nos habría dado sería, sin lugar a dudas, que no.

12 de septiembre de 2006

Allegro ma non troppo (Carlo M. Cipolla)


El siglo XIX vio la consolidación de las ciencias y, por extensión, del método científico. El prestigio del mismo, y la creencia de que permitiría el rápido desentrañamiento de los misterios de la Naturaleza, acabó por empujar a otros campos del saber a buscar una Verdad positiva e indubitada al tiempo que pretendían parte del prestigio que rodeaba a las ciencias exactas.
De esta manera nacen las Ciencias Humanas, resultado de la aplicación de métodos, terminologías, categorías, etc., tomadas de prestado en otros ámbitos. La Economía se poblaría de ecuaciones buscando reflejar así las pautas de la conducta humana, el Derecho se descompondría en categorías abstractas sobre las que se elaborarían muchas de las codificaciones de finales del siglo XIX, la Historia aplicaría métodos inductivos y así en un largo etcétera, se cimentaría este "pseudocientifismo" que, junto a numerosos e indudables logros, trajo consigo algunos problemas derivados de la aplicación de los métodos de las Ciencias a un objeto de estudio no tan propicio.

De estos excesos, toma el ilustre historiador y economista italiano Carlo M. Cipolla, sus argumentos para sostener tesis totalmente descabelladas pero perfectamente justificadas mediante análisis lógicos y coherentes en sí mismos.

Se recopilan en este breve libro dos "ensayos" publicados previamente a modo de folletos para consumo de amigos del autor, en los que da muestras de que su rigor académico puede igualmente, aplicarse a otros campos menos convencionales.

El primer ensayo hace de la pimienta el motor de la historia de la Humanidad, desde los egipcios hasta edades recientes. Los vaivenes en el comercio de la pimienta justifican las crisis demográficas, las Cruzadas y otros acontecimientos tradicional y erróneamente atribuidos a otras causas.

En este caso, se aplica a la Historia el método ya defendido por diferentes escuelas, según el cuál se parte de una hipótesis de trabajo y, a continuación se buscan los argumentos que justifican dicha hipótesis. Si dichos argumentos logran contrastar la hipótesis, ésta se tendrá por verdadera. Para no estropear la lectura, no desentrañaremos los argumentos esgrimidos por Cipolla.

El segundo ensayo utiliza las herramientas empleadas habitualmente en el campo de la Economía, tomadas prestadas de las Matemáticas, para demostrar que el número de estúpidos, tal y como señalaba ya la Biblia, es incalculable y que los estúpidos están más cerca de nosotros de lo que creemos. De manera amena, y convincente, el autor hace una demostración gráfica de una serie de leyes fundamentales de la estupidez humana tales como:

“Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación”

“La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra características de esa persona”

“El estúpido es más peligroso que el bandido”

Si bien es cierto que la extraordinaria ironía desplegada permite terminar la lectura con una sonrisa, queda un toque de amargor: si las conclusiones no fueran tan claramente un despropósito, ¿habríamos sido capaces de advertir la línea entre el fraude y la certeza? ¿Habremos dado por válidas verdades con argumentos tan peregrinos (y falsos) como los utilizados por Cipolla?

11 de agosto de 2006

El enigma de Colón (Juan Eslava Galán)

Vivimos en un tiempo en el que todo nuestro devenir queda documentado para la posteridad. Nuestro nacimiento, filiación, primeras vacunas, historial médico, académico, ingresos económicos, multas, empastes y un largo etcétera quedan grabados en los más variados registros. Nuestra capacidad de fabulación queda así mutilada por una realidad prosaica que priva de lustre a las vidas ajenas.

Sin embargo, cuando nos enfrentamos a hechos y personajes del pasado (mejor cuanto más remoto) el horizonte especulativo se abre progresivamente hasta dar cabida a las más absurdas teorías sustentadas con nulas pruebas y con razonamientos irracionales. A ello se une la moderna tendencia a considerar que la Historia debe reescribirse al estar manipulada por oscuros intereses particulares. De este modo, resulta más creíble que las pirámides de Egipto fueran construidas con técnicas aprendidas de visitantes de otros planetas que gracias al esfuerzo y sacrificio (humano) de una masa esclavizada. Así, toda una nueva "historiografía" es fácilmente vendible a un público ávido por descubrir que la Historia es algo muy diferente a aquello que les era enseñado en su juventud y que lo que tanto odiaban estudiar en su mocedad en realidad pudiera ser mucho más interesante una vez levantado el velo de la falsedad.

En este sentido, Eslava Galán pretende poner orden y concierto a los conocimientos sobre Colón y el descubrimiento, describiendo con gran regocijo para el lector, las disparatadas teorías que sobre los verdaderos descubridores de América ha habido, sobre los orígenes del marino o sobre sus verdaderos conocimientos sobre la existencia de una tierra interpuesta entre las especias y Europa.

América ha sido "descubierta" por vikingos, monjes irlandeses, fenicios, habitantes de Mauritania y Cabo Verde, templarios e incluso por los portugueses unos años antes que Colón pero prefirieron guardar el descubrimiento en secreto para no perjudicar su explotación comercial. Para empezar, Eslava Galán define descubrimiento como conocimiento de una nueva realidad, aprovechamientos de la misma y comunicación al mundo de su existencia. De este modo, navegantes circunstanciales que "pisaron" el continente americano sin ser conscientes de que se trataba de un nuevo continente y que lo tomaban simplemente por la prolongación del continente europeo, no gozan de la consideración de descubridores.

Eslava Galán también critica las visiones idealizadas del mundo precolombino que tratan de presentarlo como pacífico e inocente, imagen del Paraíso, sólo rota por la llegada del bárbaro europeo que esclavizó a los pueblos indígenas y los diezmó con nuevas enfermedades. La esclavitud y violencia eran rasgos propios de muchos pueblos americanos por lo que la llegada europea sólo rompió un equilibrio preexistente en el que la violencia, la guerra y el abuso de poder eran habituales.

Siendo esto cierto, sí cabe esperar una superación del excesivo eurocentrismo mayoritario. Igualmente, el concepto de descubrimiento debe ser superado; nadie opina que Iberia fuera "descubierta" por los fenicios.

El origen del marino genovés, pues ésta es la cuna defendida por Eslava Galán, resulta igual de interesante dado que se ofrecen alternativas varias, desde su origen de secano en un pueblo de la Alcarria a su ascendencia catalana, ibicenca, de Palma de Mallorca, portuguesa, judía, etc. Como se ha comentado anteriormente, la escasa documentación disponible (en comparación con nuestra sociedad informatizada) junto con las ambiguedades favorecidas por el propio Cristóbal Colón en sus relatos, correspondencia y diarios, así como las numerosas falsificaciones descubiertas favorecen la novelación.

El libro discurre desbaratando estas teorías, en ocasiones sólo presentadas como divertimento sin entrar siquiera a explicitar los argumentos peregrinos aducidos a su favor o en su contra y en explicar lo que el autor considera lo más probable a la luz de los autores más reconocidos y versados en la materia. Tras el descubrimiento, los hechos resultan más definitivos dado que abunda la documentación (documentos de colón, de marineros que lo acompañaron, de informes reales, memoriales, actas notariales, etc).

La imagen del Almirante resulta finalmente un tanto contradictoria. Por un lado, se ponen en duda su capacidad de cálculo marítimo que le llevaba a una errónea estimación de la distancia que separaba las nuevas tierras de Canarias. Igualmente sus mediciones sobre la distancia recorrida por las carabelas se muestra errónea lo que resulta sorprendente dado que llevaba una cuenta oficial para la tripulación y una propia resultando más fiable la primera, supuestamente amañada para confundir a la marinería sobre la distancia recorrida. Su pasión por el dinero le lleva a escamotear el premio prometido por lo sreyes al primer marinero que divise tierra o a pretender explotar las perlas de la isla Margarita sin el conocimiento de los reyes. Sus habilidades de gobernante también son puestas en entredicho. En definitiva, la polémica le acompañó durante sus últimos años que le vieron honrado por reyes, encadenado con grilletes, reconocido por un Papa o acusado de nepotismo.

Finalmente, ni siquiera sus cenizas reposan en descanso eternos sino que parecen repartidas por el mundo entero, pudiendo corresponder todas las "reliquias" existentes a las cenizas de toda la tripulación de su primera expedición a América, al igual que los restos de la Veracruz dispersos por el mundo podrían formar un pequeño bosque. Y la comparación no es ociosa puesto que incluso se llegó a estudiar su posible beatificación.

5 de agosto de 2006

Cuentos completos (Herman Melville)


El peso de la ballena blanca ha ocultado el resto de la obra de Melville. De sus relatos breves (no demasiados) apenas se tiene noticia en el panorama literario español fuera de Bartleby el escribiente y Billy Budd.

Este volumen cubre este vacío mediante la recopilación de los cuentos de Melville, alguno de ellos descartado por el propio autor y nunca publicados en vida, otros escritos como introducción a obras de terceros,
etc.

Resulta sorprendente la frescura de muchas de estas historias, tan alejadas del estereotipo de su autor, apesadumbrado por el mal, la culpa, etc. Así, nos encontramos con relatos de humor parodiando las crónicas de los corresponsales de guerra y de los héroes americanos; con relatos de ingenio, reflexiones en torno a la felicidad, sus orígenes y e modo de preservarla o la distancia entre éxito y fracaso en función del observador.

Igualmente, encontramos innovaciones en lo formal con relatos de estructura díptica en los que dos historias sin relación alguna en cuanto a su argumento se unen bajo un titulo común. Como no podía ser de otra manera, también la religión aparece en estos cuentos, si bien en este caso para denunciar el fundamentalismo puritano.

Incluso alguno de estos relatos prefigura en su estilo, el de autores posteriores como Edgar Allan Poe (en el caso del relato "El campanario") o incluso de Kafka ("Los ´gueses" recuerda a los escritos de Kafka sobre la gran muralla o "Yo y mi chimenea" en el que la chimenea es el verdadero protagonista de la narración).

La variedad de estilos, temas y argumentos presentados por Melville permiten una revisión completa de la figura de su autor, dando vigencia a su visión de la literatura.


30 de julio de 2006

La balada de la cárcel de Reading (Oscar Wilde)


Oscar Wilde pasó del reconocimiento y admiración pública a la reprobación social y la condena por conducta inmoral a trabajos forzados en el penal de Reading en un breve lapso de tiempo. Esta brusca caída acabó prácticamente con su obra literaria dado que desde su ingreso en prisión hasta su muerte únicamente escribiría dos obras relevantes. Una de ellas, escrita durante su segundo año de encarcelamiento es La balada de la cárcel de Reading.

La obra previa de Wilde caminaba entre el esteticismo propio del dandismo inglés de finales del siglo XIX, el ingenio mordaz y escandaloso de Wilde y el mundo ocioso de la clase alta británica.

Lo que escribió tras la sentencia penal nos permite "completar" el perfil de Wilde con cualidades como la sencillez en el estilo, la reflexión sobre el sentido y valor de una vida, sea la de un noble, un carcelero o un criminal y la naturaleza de las pasiones humanas.

La balada parte de un hecho real, el ahorcamiento de Charles T. Wooldridge, reo por el asesinato de su amante. Wilde destaca que, pese a lo horrendo del crimen, la prisión y el posterior ajusticiamiento de no es menos brutal. Los sentimientos, tanto del autor como del resto de reclusos ante la muerte de un compañero, se van desvelando a lo largo del poema que huye del trágico episodio para darle validez universal.

La métrica, la rima y el ritmo (en su versión original) ayudan a crear una sensación hipnótica, ayudada por la utilización reiterada de ciertas imágenes que hacen las veces de ligazón entre las diferentes partes del poema. Estos efectos logran transmitir la sensación opresiva, rutinaria y sin sentido de la vida deshumanizada de la prisión.

El poema ha hecho fortuna en la memoria popular a través de algunos de sus versos ("Aunque todos los hombres matan lo que aman.... etc). Sin embargo, los hallazgos son continuos en todo el poema; la contraposición de los pies del ahorcado con los pies de un bailarín ("Dulce es bailar al son de los violines/ cuando el amor y la vida son hermosos/.../ !pero no es agradable bailar en el aire/ con ágiles pies¡") o la descripción de la cárcel ("Con rejas emborronan la amable luna/ y ciegan el benéfico sol,/ y hacen bien en ocultar su infierno/ !porque en él se hacen cosas/que ni el hijo de Dios ni el hijo del Hombre/ debe ver jamás¡")