9 de enero de 2007

Resumen

¿Por qué leer? Las respuestas son variadas. Para unos la lectura es una forma de entretenimiento, para otros un medio de aprendizaje, para otros la posiblidad de comprenderse mejor a sí mismos. Seguramente todas estas respuestas sean correctas en algún modo. Para mí, hoy y ahora, la mejor razón para leer está en los propios libros, ellos son el mejor estímulo para continuar leyendo, aprendiendo y disfrutando.

Y por si acaso no fuera suficiente, aquí van unas cuantas razones más....


  1. La conjura contra América (Phillip Roth)
  2. Homero, Ilíada (Alessandro Baricco)
  3. El viaje a la felicidad (Eduardo Punset)
  4. Viajando con los Rolling Stones (Robert Greenfield)
  5. Crucero de verano (Truman Capote)
  6. ¡Noticia bomba! (Evelyn Waugh)
  7. Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera (Sam Shepard)
  8. Brooklyn Follies (Paul Auster)
  9. Memorias de mis putas tristes (Gabriel García Márquez)
  10. El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (Oliver Sacks)
  11. Crónicas desde Berlín (1930-1936) (Eugenio Xammar)
  12. La balada de la cárcel de Reading (Oscar Wilde)
  13. Cuentos completos (Herman Melville)
  14. El enigma de Colón (Juan Eslava Galán)
  15. Allegro ma non troppo (Carlo M. Cipolla)
  16. Truman Capote. La biografía (Gerald Clarke)
  17. Nunca me abandones (Kazuo Ishiguro)
  18. Wouldn´t It Be Nice (Granata) / Pet Sounds (Fusilli)
  19. Timbuktu (Paul Auster)
  20. Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos (Rodrigo Muñoz Avia)
  21. Bartleby y compañía (Enrique Vila-Matas)
  22. Llámame Brooklyn (Eduardo Lago)
  23. El baúl del abuelo (Nora Muro)
  24. Crónicas (Bob Dylan)
  25. Pastoral americana (Phillip Roth)
  26. Travesuras de la niña mala (Mario Vargas Llosa)
  27. Chicago Blues (Roddy Doyle)
  28. Yo que he servido al Rey de Inglaterra (Bohumil Hrabal)
  29. Mauricio o las elecciones primarias (Eduardo Mendoza)
  30. Cara a cara con la vida, la mente y el Universo (Eduardo Punset)
  31. Esta historia (Alessandro Baricco)
  32. Suite francesa (Irène Némirovsky)
  33. Redobles de Tambor y Diarios de Guerra (Walt Whitman)
  34. En Maremma (David Leavitt y Mark Mitchell)
  35. Viajes con Heródoto (Ryszard Kapuscinski)
  36. Viajes por el Scriptorium (Paul Auster)
  37. De praderas y bosques (Robert Louis Stevenson)
  38. Auschwitz. Los nazis y la “solución final” (Laurence Rees)
  39. El niño con el pijama de rayas (John Boyne)
  40. Kafka (Nicholas Murray)
  41. Cómo cortar un pastel y otros rompecabezas matemáticos (Ian Stewart)
  42. El Golem de Praga (Leyendas del gueto judío) / El Golem duerme en Praga
  43. Historias de Winny de Puh (A.A. Milne)
  44. Días memorables (Michael Cunningham)
  45. Arthur & George (Julian Barnes)
  46. Un antropólogo en Marte (Oliver Sacks)
  47. Una soledad muy ruidosa (Bohumil Hrabal)
  48. El banquero de los pobres (Muhammad Yunus)
  49. París no se acaba nunca (Enrique Vila-Matas)
  50. La Gran Vía es New York (Raúl Guerra Garrido)
  51. Kafka en la orilla (Hareki Murakami)
  52. Zelda y Francis Scott Fitzgerald (Kyra Stromberg)
  53. Regreso a Babilonia (F. Scott Fitzgerald)
  54. Conversaciones con Kafka (Gustav Janouch)
  55. En busca del barón Corvo. Un experimento biográfico (A.J.A. Symons)
  56. Una historia natural de los sentidos (Diane Ackerman)
  57. El Golem (Gustav Meyrink)
  58. Un lugar limpio y bien iluminado (Ernest Hemingway)
  59. La pulga de acero (Nikolai Leskov)
  60. Las aventuras del valeroso soldado Schwejk (Jaroslav Hasek)
  61. Sarajevo. Diario de un Éxodo (Dzevad Karahasan)
  62. El autobús perdido (John Steinbeck)
  63. Los testamentos traicionados (Milan Kundera)
  64. La interpretación del asesinato (Jed Rubenfeld)
  65. Operación Shylock (Philiph Roth)
  66. Historias de un gran país (Bill Bryson)
  67. Etiquetas (Evelyn Waugh)
  68. Dossier K. (Imre Kertész)
  69. Firmin (Sam Savage)
  70. Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros (Ramón Andrés)
  71. La inmortalidad (Milan Kundera)
  72. Las aventuras de Barbaverde (César Aira)
  73. El cerebro se cambia a sí mismo (Norman Doidge)
  74. Inglaterra, Inglaterra (Julian Barnes)
  75. El asombroso viaje de Pomponio Flato (Eduardo Mendoza)
  76. El arte de la novela (Milan Kundera)
  77. Me casé con un comunista (Philip Roth)
  78. Kafka. Los años decisivos (Reiner Stach)
  79. La Praga de Kafka (Klaus Wagenbach)
  80. El clan de los Kafka (Anthony Northey)
  81. Nápoles 1944 (Norman Lewis)
  82. El hombre del salto (Don DeLillo)
  83. El gato sobre la cacerola de leche hirviendo (Manuel Valera)
  84. ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? (Robert M. Sapolsky)
  85. Los artistas de la memoria (Jeffrey Moore)
  86. Bienvenidos al planeta Mod (Marcos Ruano)
  87. El mundo según Monsanto (Marie-Monique Robin)
  88. Stasiland (Anna Funder)
  89. La verdad de las mentiras (Mario Vargas Llosa)
  90. Todo fluye (Vasili Grossman)
  91. La casa de los encuentros (Martin Amis)
  92. Luces de Bohemia (Ramón del Valle-Inclán)
  93. La carretera (Cormac McCarthy)
  94. Berlín Alexandreplazt (Alfred Döblin)
  95. La perdida Ciudad Judía de Praga (Hana Volavková / Pavel Belina)
  96. Como una novela (Daniel Pennac)
  97. El maestro de almas (Irène Némirovsky)
  98. El Palacio de la Luna (Paul Auster)
  99. Carta de una desconocida (Stefan Zweig)
  100. El alma está en el cerebro (Eduardo Punset)
  101. Hablemos de langostas (David Foster Wallace)
  102. La embriaguez de la metamorfosis (Stefan Zweig)
  103. Los versos satánicos (Salmas Rushdie)
  104. Días de canela y menta (Carmen Santos)
  105. El Muro de Berlín - La frontera a través de una ciudad (Thomas Flemming)
  106. Faulkner y Nabokov: dos maestros (Javier Marías)
  107. ¿En qué creen los que no creen? (Umberto Eco y Carlo Maria Martini)
  108. El desierto de los tártaros (Dino Buzzati)
  109. El Pentateuco de Isaac (Angel Wagenstein)
  110. Submundo (Don DeLillo)
  111. Mozart de camino a Praga (Eduard Mörike)
  112. Kafka. Imágenes de una vida (Klaus Wagenbach)
  113. Branding Universitario: Marcando la diferencia (Miguel Carmelo y Sergio Calvo) 
  114. El maestro y Margarita (Mijaíl Bulgákov)
  115. La hija de Robert Poste (Stella Gibbons)
  116. Nueve meses de lecturas
  117. El quinto en discordia (Robertson Davies) 
  118. Momentos estelares de la humanidad (Stefan Zweig) 
  119. Superfreakonomics (Steven D. Levitt y Stephen J. Dubner) 
  120. Mal de escuela (Daniel Pennac) 
  121. Los inquilinos de Moonbloom (Edwar Lewis Wallant)
  122. Bilbao-New York-Bilbao (Kirmen Uribe) 
  123. El lamento de Portnoy (Philip Roth) 
  124. La educación del talento (José Antonoi Marina)
  125. Mi vida sin ti. Mi juventud perdida (Nora Muro) 
  126. Soy un gato (Natsume Söseki) 
  127. Kafka (Robert Crumb y David Zane Mairowitz) 
  128. Roscoe, negocios de amor y guerra (William Kennedy)
  129. El esnobismo de las golondrinas (Mauricio Wiesenthal)
  130. Oscurece en Edimburgo (7 Plumas) 
  131. Novela de ajedrez (Stefan Zweig) 
  132. Lluvia Negra (Masuji Ibuse) 
  133. El Elemento (Ken Robinson) 
  134. Lamentaciones de un prepucio (Shalom Auslander)  
  135. Here, There And Everywhere (Geoff Emerick) 
  136. El castillo en el bosque (Norman Mailer) 
  137. Los días contados (Miklós Bánffy)
  138. El tío Tungsteno (Oliver Sacks) 
  139. Isla de Nam (Pilar Alberdi)
  140. El cerebro infantil: La gran oportunidad (José Antonio Marina) 
  141. Cuando Kafka vino hacia mí... (Hans-Gerd Koch) 
  142. Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin (Vladímir Voinóvich)
  143. Emaús (Alessandro Baricco)
  144. Aprenda Optimismo (Martin Seligman) 
  145. El viejo juez (Jane Gardam) 
  146. Un arte espectral (Norman Mailer)
  147. Vía Revolucionaria (Richard Yates) 
  148. La juguetería errante (Edmund Crispin) 
  149. Historias de Londres (Enric González) 
  150. Los secretos de la motivación (José Antonio Marina)  
  151. La toma del poder por los nazis (William Sheridan Allen) 
  152. La bella bestia  (Alberto Vázquez-Figueroa)
  153. El filósofo entre pañales (Alison Gopnik)
  154. Beatles Memorabilia: La colección de Julian Lennon
  155. Obra Selecta (Cyril Connolly)  
  156. Marco Aurelio. Una vida contenida (Fernando R. Genovés)  
  157. Edvard Munch. El alma pintada (Fuensanta Niñirola)
  158. La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey (Mary Ann Shaffer y Annie Barrows)  
  159. Historia universal de la infamia (Jorge Luis Borges) 
  160. El afinador de pianos (Daniel Mason)
  161. La librería ambulante (Christopher Morley) 
  162. La librería (Penelope Fitzgerald)
  163. El contable hindú (David Leavitt)   
  164. De Prometeo a Frankenstein (VV.AA.)
  165. Al este de Occidente (Miroslav Penkov)  
  166. ¿Ha muerto Shakespeare? (Mark Twain) 
  167. Shakespeare (Bill Bryson) 
  168. Hamlet (Shakespeare) 
  169. La tempestad (Shakespeare)  
  170. Hipnosis / La colonia (David Fernández Rivera)  
  171. La Hermanda de la Nieve (José VIcente Pascual)
  172. Martin Dressler. Historia de un soñador americano (Steven Millhauser)
  173. Una maleta llena de relatos (Generación Bibliocafé)  
  174. Cine o sardina (Guillermo Cabrera Infante) 
  175. La civilización del espectáculo (Mario Vargas Llosa) 
  176. A propósito de Abbott (Chris Bachelder)
  177. La Buena Novela (Laurence Cossé) 
  178. Hollywood revelado (Coord. Fernando R. Genovés)
  179. Walden (Henry David Thoreau) 
  180. We´re Going To See The Beatles – An Oral History of Beatlemania as Told by the Fans Who were There 
  181. La ilusión de la empatía (Fernando R. Genovés) 
  182. Sesión Continua / Animales en su tinta (Generación Bibliocafé) 
  183. Todo lo que era sólido (Antonio Muñoz Molina) 
  184. Los hermanos Sisters (Patrick deWitt) 
  185. Trifulca a la vista (Nancy Mitford) 
  186. Ágata (David Fernández Rivera) 
  187. Musicofilia (Oliver Sacks)
  188. Noticia de este Mundo (Gonzalo Muro) 
  189. Tune In: The Beatles: All These Years (Mark Lewisohn)
  190. El Teatro de Sabbath (Philip Roth)
  191. Dos veces bueno: Breviariode aforismos y apuntamientos (Fernando R. Genovés)
  192. Una temporada para silbar (Ivan Doig)
  193. Ávidas pretensiones (Fernando Aramburu)  
  194. Paseando por el Zoco Chico. Larachensemente  (Sergio Barce)
  195. Por Amor al Arte (Generación Bibliocafé)
  196. Las tres vidas de Stefan Zweig (Oliver Matuschek)
  197. Trieste (Claudio Magris y Angelo Ara)
  198.  Educar en el asombro (Catherine L'Ecuyer) 
  199. Bajo presión (Carl Honoré)
  200. Los espejos que se miran (Felicidad Batista) 
  201. Poner Límites (Robert J. Mackenzie)
  202. Praga mágica  (Angelo Maria Ripellino)
  203. Summerhill, un punto de vista radical sobre la educación de los niños (A.S. Neill) 
  204. Número Cero (Umberto Eco) 
  205. Querer a todos por igual (Nancy Samalin)
  206. El alma de las ciudades (Fernando R,. Genovés)
  207. Ha Vuelto (Timur Vermes)
  208. Charlotte (David Foenkinos)
  209. El cristiano mágico (Terry Southern) 
  210. Escuelas Creativas (Ken Robinson)
  211. Los renglones torcidos de Dios (Torcuato Luca de Tena)
  212. Derrota a Tiflos
  213. El infinito en un junco (Irene Vallejo) 
  214.  La aventura formidable del hombrecillo indomable (Hans Traxler)
  215. Sapiens. De animales a dioses (Yuval Noah Harari)
  216. El Estado emprendedor (Mariana Mazzucato)  
  217. Magallanes (Stefan Zweig)
  218. El regreso de Abba (Marc Ros)
  219. Crimen y Castigo (Fiodor M. Dostoievski) 
  220. Libertad (David Fernández Rivera)  
  221. El peluquero de los Beatles : Una mirada distinta, nunca antes contada, sobre el grupo y su época (Leslie Cavendish)
  222. Agua dura (Sergi Bellver) 
  223. Las aventuras de Hucklberry Finn (Mark Twain)
  224. El orden del día (Eric Vuillard) 
  225. Apaciguar a Hitler: Chamberlain, Churchill y el camino a la guerra(Tim Bouverie)
  226. Temblor y otros cuentos perturbadores (J. Mordel)
  227. Continente salvaje: Europa después de la Segunda Guerra Mundial (Keith Lowe)
  228. Y se hace música al andar ... con swing (Luis Escalante Ozalla)
  229. La música. Una Historia subversiva  (Ted Gioia) 
  230. La boca pobre (Flann O'Brien)
  231. ¿Éste es Kafka?: 99 hallazgos (Reiner Stach)
  232. Mi madre era de Mariúpol (Natascha Wodin)
  233. Feria (Ana Iris Simón)
  234. Nuestros antepasados (Italo Calvino) 
  235. En casa (Bill Bryson)
  236. Jinetes en la sombra (Diego A. Manrique)
  237. McCartney, la biografía (Philip Norman) 
  238. Mis gatos y otros familiares (Etología Felina / En la mente de un gato / En la mente de un perro) 
  239. La isla del tesoro  (Robert L. Stevenson)
  240. Berta Isla / Tomás Nevinson (Javier Marías)
  241. El fantasma y la señora Muir (R. A. Dick)
  242. Visigodos (José Javier Esparza) 
  243. SPQR: Una historia de la antigua Roma (Mary Beard)
  244. La séptima función del lenguaje (Laurent Binet) 
  245. Todo en vano (Walter Kempowski)
  246. Salgan con los libros en alto (Generación Bibliocafé)
  247. Faster (Eduardo Berti) 
  248. La torre elevada: Al-Qaeda y los orígenes del 11-S (Lawrence Wright)
  249. Océano África (Xavier Aldekoa)
  250. 1927. Un verano que cambió el mundo (Bill Bryson)
  251. Medio siglo con Borges (Mario Vargas Llosa) 
  252. No digas nada (Patrick Radden Keefe)
  253. La conspiración del General Franco y otras revelaciones acerca de una guerra civil desfigurada (Ángel Viñas)
  254. El gran salto (Jonathan Lee)
  255. Las vidas de Miguel de Cervantes: Una biografía distinta (Andrés Trapiello) 
  256. El coloquio de los perros (Miguel de Cervantes) 
  257. Novelas Ejemplares (Miguel de Cervantes)  
  258. A propósito de nada (Woody Allen)  
  259. Los Terranautas (T. C. Boyle) 
  260. Las armas y las letras (Andrés Trapiello)  
  261. Un paseo por el bosque (Bill Bryson) 
  262. Ya sentarás cabeza. Cuando fuimos periodistas (2006-2011) (Ignacio Peyró)
  263. Con destino a la gloria (Woody Guthrie) 
  264. Miss Merkel. El caso de la canciller jubilada (David Safier)
  265. El cuerpo humano (Bill Bryson) 
  266. Rojo y Negro (Stendhal)
  267. El imperio del sol (J. G. Ballard)
  268. John Lennon Mi hermano / Imagine This (Julia Baird) 
  269. Madrid (Andrés Trapiello) 
  270. Todo en su sitio (Oliver Sacks) 
  271. Juana la Loca. La cautiva de Tordesillas (Manuel Fernández Álvarez)
  272. Grandes esperanzas(Charles Dickens)
  273. The John Lennon Letters (Hunter Davies)
  274. De París a Monastir (Agustí Calvet - Gaztel) 
  275. Civilizaciones (Laurent Binet) 
  276. Indestructibles (Xavier Aldekoa)  
  277. Calle Este-Oeste (Philippe Sands)  
  278. Oro parece ... (Generación Bibliocafé)
  279. El turno de los perdedores (Serrgio Lozano) 
  280.  En otro país (David Constantine) 
  281. Kafka (I): Los primeros años (Reiner Stach) 
  282. Kafka (3): Los años del conocimiento (Reiner Stach) 
  283. Suite Italiana: Viaje a Venecia, Trieste y Sicilia (Javier Revete)
  284. Todas las almas (Javier Marías)  
  285. Los detectives salvajes (Roberto Bolaño)  
  286. Elvis (Generación Bibiocafé) 
  287. Los dibujos (Franz Kafka)
  288. New York, New York (Javier Reverte) 
  289. El último proceso de Kafka. El juicio de un legado literario (Benjamin Balint)  
  290. Blues. La música del Delta del Mississippi (Ted Gioia) 
  291. El ángel de Múnich (Fabiano Massimi)  
  292. Odisea (Homero) 
  293. Corazón de Ulises (Javier Reverte) 
  294. Explicar el mundo (Steven Weinberg) 
  295. El guerrero a la sombra del cerezo (David B. Gil) 
  296. Filosofía de la canción moderna (Bob Dylan) 

    8 de enero de 2007

    Crónicas (Bob Dylan)


    Bob Dylan es mundialmente conocido por su obra musical, pero tal y como ocurre con otros astros de la música popular contemporánea, con el paso de los años su interés ha ido pasando por diferentes disciplinas artísticas con diversa fortuna. Así, se ha dedicado al cine (Renaldo y Clara; Masked and Anonymous) con escasa fortuna de crítica y público, a la pintura (algunas de cuyas obras han servido para ilustrar portadas, contraportadas y fundas de discos (p. ej. la de Self Portrait), a la difusión de sus gustos musicales a través de una emisora de frecuencia modulada y, cómo no, a la literatura (Tarántula).

    La escritura literaria (al margen de los textos de sus canciones) ha sido una constante en la vida de Dylan dado que durante su primera etapa (1962-1966) dedicó mucho tiempo a pulir los escritos que, finalmente, se plasmarían en Tarántula, si bien, lo publicado finalmente fue una revisión total de lo escrito durante dicho periodo. El poco reconocimiento que tuvo este libro llevó a Dylan a obviar la publicación de más obras, con la única excepción de un libro que presentaba los textos "oficiales" de sus canciones (incluyendo muchas que no habían sido publicadas oficialmente por su discográfica). Finalmente, en 2005 publica el primer volumen de Crónicas, una peculiar visión autobiográfica de su evolución como músico.

    En este primer (y hasta la fecha único) volumen, Dylan hace un repaso de tres momentos diferentes de su carrera. En primer lugar, su llegada a Nueva York a principios de los años 60 desde su Minnesota natal, cargado de esperanzas pero falto de tablas y experiencias. Las personas que conoce, la música que escucha, sus lecturas arbitrarias e impredecibles van impregnándole y confiriéndole seguridad hasta obtener su primer contrato discográfico con Columbia, siendo todavía un completo desconocido para la mayoría del ambiente folk del Village.

    El siguiente capítulo que Dylan rememora en las páginas de Crónicas es el momento en que trata de desprenderse de su fama de profeta y portavoz de una generación. Su faceta pública durante el periodo 1963-1966 llegó a anular a la persona privada. Su indudable ambición y deseo de notoriedad se vieron plenamente satisfechos llevándole por los escenarios de todo el mundo en una carrera que corrió el riesgo de terminar con su vida (o con su cordura) y que, finalizó de manera abrupta en el famoso accidente de motocicleta en Woodstock en 1966. Este accidente permitió a Dylan un periodo de reflexión y serenidad que le sirvió para replantear la visión que deseaba proyectar al mundo. Lejos de erigirse como el visionario poeta, el cantante protesta o el icono de la nueva era, Dylan quiso ser conocido como un artista sin más pretensión que hacer bien su trabajo mediante grabaciones y actuaciones en directo. En este sentido, y para lograr modificar la visión que el público tenía de él, comenzó su tarea mediante la grabación de discos descaradamente alejados de la grandiosidad de sus obras anteriores, aceptó premios honoríficos y se mudó en numerosas ocasiones buscando huir de sus admiradores. Como es notorio, este intento no logró pleno éxito dado que para el subconsciente colectivo, Dylan, siempre irá unido a canciones como Gates of Eden, Masters of War o Like a Rolling Stone.

    Finalmente, el tercer momento escogido por Dylan para escribir sus Crónicas es el año en que cree llegada la hora de retirarse definitivamente del mercado musical. Sus últimas obras no gozan del aprecio de la crítica ni del público, sus numerosos conciertos tienen algo de rutinario, de manida representación de la farsa de una leyenda de otra época. Y, sin embargo, descubre, a través de un viejo intérprete de color, un nuevo modo de entender la música, la interpretación, de dar sentido a una desorientada y alicaída carrera musical. Pese a que no puede tocar la guitarra por tener una herida en la mano, escribe la letra de varias canciones que acabará grabando en Nueva Orleáns. El nuevo disco será bien recibido por la crítica y Dylan perseverará hasta encontrar la salida a un destino que parecía escrito con tinta indeleble. La recuperación de viejas grabaciones inéditas y la publicación de dos discos con interpretaciones acústicas de viejas canciones de country, gospel y blues le dejarán a las puertas de su recuperado prestigio crítico con sus tres últimos Lps de estudio, si bien este proceso queda a la espera de sucesivos volúmenes de estas crónicas.

    Estos tres episodios no se relatan de manera lineal sino que se alternan a lo largo de la obra lo que puede crear ciertas dificultades de seguimiento para aquellos lectores no familiarizados con la biografía de Dylan. Para los que sí lo estén, el libro recopila abundante información interesante sobre las influencias musicales o literarias, su "implicación" en el movimiento por los derechos civiles, su primer encuentro con Joan Baez, etc. Sin embargo, no hay nada en él realmente novedoso y que no pueda ser consultado en cualquier otra biografía. ¿Qué es, por tanto, lo que hace realmente interesante la lectura de este libro?


    Sin lugar a dudas, la elección de los tres momentos citados, elegidos con una clara intencionalidad por el autor, pretende dar una clave. En cada una de las tres situaciones descritas, Dylan se "inventa" a sí mismo. Pretende escapar de una realidad que le oprime, sea su rutinario papel de leyenda viva del rock, su anodina adolescencia rural o su papel de portavoz de la juventud occidental. Esa lucha por elegir y forjar su propio destino, obviando las alternativas más sencillas y previsibles, es la lección que puede extraerse de las páginas de Crónicas. Cambiar para ser fiel a sí mismo, mutar para permanecer en el centro. Al igual que la lectura de Bound for Glory, de Woody Guthrie, supuso una importante lección en la juventud de Dylan, Crónicas puede ser visto como un alegato en favor de la honestidad y la libertad del artista. Sin embargo, si el propio Dylan leyera esto, sin lugar a dudas pensaría, "me he vuelto a equivocar, no entienden nada" y seguro que tendría razón.

    2 de enero de 2007

    El baúl del abuelo (Nora Muro)

     

    La escritura nace con el fin de fijar para la posteridad información de la más variada índole. Los primeros registros escritos conservados de las civilizaciones antiguas suelen referirse al cobro de impuestos, a cantidades de trigo y demás aspectos "contables" de la vida económica. El registro de hechos es, por tanto, una de las primeras aplicaciones de la escritura.

    En algún momento de la Historia, la escritura debió aplicarse a fijar algo más etéreo pero más personal e íntimo, a fijar el recuerdo y la memoria de los hechos pasados. Sea por la vanidad de preservar aquello que consideramos digno de noticia futura, sea por la añoranza de un pasado ya perdido, lo cierto es que dicha nueva función de la escritura puede verse como el nacimiento de la Literatura y quizá las estelas funerarias sean el mejor y más antigüo ejemplo de Literatura.

    Preservar los recuerdos sirve a dos fines. De un lado da a conocer una realidad a lectores ajenos a la misma o, incluso, hace revivir experiencias a quienes participaron en los hechos, reforzando el sentimiento de grupo. Por otro lado permite, aún inconscientemente, la reflexión sobre el pasado, su análisis e, inevitablemente, su reelaboración. La mirada al pasado nunca queda limpia, siempre hipotecada por los ojos que la observan desde un presente concreto. Así, el pasado puede verse como momento idílico y dulce frente al momento actual o como época de tormenta, sometida al impulso de revancha.

    Escribir sobre nuestro pasado, pese a ser una de las piedras fundacionales de la Literatura, sigue suponiendo uno de sus mayores desafíos. Enfrentarse con nobleza a lo pretérito no puede dejarnos indemnes. Hurgar en nuestros recuerdos tiene un alto precio pero también una recompensa, la reconciliación con lo vivido y una mejor comprensión de nuestras acciones y sus motivos.

    "El baúl del abuelo" rinde tributo a esta larga tradición rememorando los recuerdos infantiles de la autora en un pueblo del interior de una España autárquica que pugna por salir adelante. Sin embargo, uno de los mayores aciertos del libro es, precisamente, el de no hacer presente el momento histórico concreto, de modo que el lector es relativamente libre para la ubicación temporal y espacial que le convenga. Hay monjas y curas preocupados más por los tocamientos que por la salud espiritual de los pequeños, hay métodos educativos rigurosos para nuestra visión moderna, hay hipocresía social y falsa caridad pero por encima de todo hay niños luchando por lograr un espacio propio, ajeno a las normas de sus mayores, hay una familia dentro de la que todo queda perdonado (previo castigo ejemplar si llega el caso) y hay unas esperanzas que todos pugnan por ver cumplidas. Nada con lo que un lector actual no se pueda identificar.

    La obra narra las peripecias de la autora y su familia mediante breves capítulos en los que van teniendo cabida multitud de recuerdos. Desde el nacimiento de los hermanos, a los juegos infantiles, desde las trastadas en la fábrica del padre, hasta los cuchicheos de las vecinas. Entre las páginas aparecen costumbres que hoy se antojan como ancestrales (el luto riguroso, los cines de sesión continua, la peluquera que visita la casa, etc), oficios ya abandonados (el lechero, los carboneros, ...) y todo ello salpicado con abundantes modismos, localismos o vocablos propios de niños de otra época.

    De todo ello resulta un cuadro amable, si bien la autora no oculta los rasgos más violentos de aquella época (el hambre de muchas familias y su lucha por la supervivencia buscando restos de carbón entre las vías del tren, por ejemplo), quizá favorecido por el tono desenfadado de la narración, desde el punto de vista de una niña que, pese a todo, "no salió tan mal" o por el humor que las travesuras de los niños (y sus inevitables castigos) ponen a sus páginas.

    Finalmente, y al leer los últimos párrafos, al lector actual le puede asaltar una terrible pregunta. Los tiempos no eran fáciles, apenas se tenía de nada, el mayor tesoro podía ser una pelota de trapo si se era afortunado, los profesores daban "cogotones", los padres "azotes", los vecinos reprendían a los niños del vecindario si estos armaban escándalo, los dueños de una tienda se "chivaban" a los padres si veían que los hijos gastaban demasiado en "gominolas" (hoy "chuches") y, pese a toda la psicología moderna, los niños se hicieron hombres de provecho y las niñas, mujeres de provecho. Sea cual la respuesta o la conclusión que de ello se pueda extraer, como ya mencioné antes, la mirada al pasado (propio o ajeno) nunca nos deja indemnes, siempre abre nuevos interrogantes para el futuro.

    27 de diciembre de 2006

    Llámame Brooklyn (Eduardo Lago)


     

    Una vida se puede descomponer en diferentes vidas en función de la perspectiva del narrador. Así, no somos ni lo que creemos ser ni lo que los demás ven en nosotros. Esta disyuntiva nos lleva a preguntaros quiénes somos realmente, siendo ésta cuestión una de las justificaciones de muchas de las mñás famosas obras de la Literatura Universal. Para responder a la pregunta de quiénes somos, de quién son los personajes sobre los que escribimos, qué hay de verdad en ellos, se han escrito obras como El cuarteto de Alejandría o Llámame Brooklyn. Renuncian a una única visión lineal desarrollando un argumento de manera fragmentaria y desde diversos puntos de vista. De este modo el narrador omniscente da paso a numerosos narradores, con visiones contrapuestas en ocasiones, complementarias en todas, pasando a ser el lector el gran protagonista. El lector es la Mente consciente que agltina la información dispersa y obtiene la visión más completa posible a la vista de lo narrado. Él es el que da forma a lo oído, en función del crédito que le merece la versión de cada narrador, en función de sus propias inclinaciones y deseos. Eduardo Lago escribe una obra que cuenta el proceso de creación de otra obra en la que un periodista reconstruye la vida de un personaje singular al que apenas ha podido conocer en sus últimos años. Este personaje mítico dió comienzo a una obra, resmen de su vida, que sabe que no será capaz de concluir requiriendo así de la colaboración de un tercero para completar su proyecto. Néstor, que es el nombre del periodista, deberá tomar los fragmentos ya escritos por Ackerman y confrontarlos con los recuerdos propios, con la información de conocidos o con cartas dispersas. de todo ello resulta finalmente la obra que Ackerman quiso escribir pero no fue capaz de hacer. La estructura de la novela es, como no podía ser de otra manera, caleidoscópica: alterna el espacio temporal y espacial (la Guerra Civil española, la España de la Dictadura, los Estados Unidos de los tiempos de la Guerra Fría, el Brooklyn moderno, y el Brooklyn de los años cincuenta) con diferentes voces narrativas (Néstor, Ackerman), fragmentos de cartas, etc, y todo ello salpicado de historias y personajes dignos de recuerdo (como el negro ciego capaz de recitar la Biblia a partir de cualquiera de sus versículos o la historia del desertor danés que lo dejó todo por una mujer que le dejño a él varado en tierra, sin un pasado al que retornar y sin la promesa de un futuro. La riqueza de ambientes y estilos palidece ante la fuerza de alguno de los personajes. Alguno de ellos, como Nadia, musa de Ackerman cuya presencia flota por toda la obra dejando un halo misterioso, sólo aparece en boca de otros personajes, no llegando nunca a alcanzar una presencia física tangible. El personaje de Ackerman resulta inmensamente atrayente, sus orígenes sorprendentes, su lucha por encontrar un vínculo con su pasado o su pasión por Nadia. La obra se lee con facilidad pese a tener una mayor complejidad que la mayoría de las obras al uso. Lago consigue aunar sencillez y calidad alejando e lsimplimismo y optando siempre por las vías menos previsibles en el desarrollo argumental. Un desafío para cualquier lector adocenado por las listas de éxitos.

    16 de diciembre de 2006

    Bartleby y compañía (Enrique Vila-Matas)


     
    Vila-Matas escribe esta historia de "notas a pie de página de un texto inexistente" con la intención de analizar la Literatura del No, esto es, la de aquellos que frente a la copiosidad han preferido el silencio abandonando la escritura o no ejercerla nunca.
    El título del libro se toma prestado de la figura del personaje de Melville, precursor de todos los partidarios del No. El protagonista de Bartleby y compañía es también un oficinista obsesionado por esta temática del No, que decide ausentarse de su trabajo con el fin de completar sus notas.
    Esta postura del No ofrece diversas tipologías, casi tan variadas como los integrantes de este nutrido club, que pasan desde los escritores que deciden dejar de serlo, a quienes nunca publicaron por decisión propio sin olvidar a los que enaltecen el silencio (lo practiquen o no).
    La lista de autores que pueblan estas notas es muy variada y, por una u otra razón, muchos nombre pueden resultar sorprendentes. Por ejemplo, Juan Ramón Jiménez que decidió abandonar la escritura tras la muerte de su compañera, Oscar Wilde que tras su salida del penal de Reading y su exilio en Francia prefirió darse al alcohol que a la Literatura y otros muchos que resultarán familiares al lector. Junto a ellos aparecen clásicos del "ocultismo" como Pynchon y Salinger, Rimbaud o Rulfo. Cabe objetar que Vila-Matas ha obviado a grandes artistas del No. Así, en la obra se menciona continuamente a Kafka, pero Max Brod es uno de los principales exponentes de la Literatura del No. Pese a que gozó de reconocimiento y prestigio literario en la Praga de comienzos del siglo XX, al convertirse en albacea de la obra de Kafka (y desobedeciendo las claras y precisas instrucciones de éste), pasó a renunciar a su propia obra asumiendo la de su compañero. En efecto, Max Brod se encargó de la publicación de las obras, completas o inacabadas de Kafka, de gran parte de su correspondencia, notas, diarios, etc. Fue su primer editor e intérprete, logrando atraer la atención mundial sobre su obra, si bien, su labor se ha visto criticada con posterioridad por dar un excesivo peso al judaísmo o a la culpa en los escritos de Kafka. Actualmente su celebridad en la Literatura se debe a dicho papel de albacea traidor que al de su propia obra. Otra ausencia fundamental es la figura del Lector. No hay mayor fanático de la Literatura del No que el lector empedernido (precisamente el que más disfrutará de este libro) dado que renuncia a su propia visión del mundo, a la recreación y a una interpretación personal de la realidad, en favor de la visión ajena. El libro, organizado al modo de notas a pie de página, carece de comienzo o final propiamente dicho. Sin embargo, como el mismo autor señala, también todo libro debe tener un punto y final, un silencio, las ausencias no son sino una muestra de que la escritura del No triunfa aún entre la letra impresa. El lector curioso encontrará diferentes anécdotas, referencias, sugerencias y estímulos para continuar la investigación por su propia cuenta.

    3 de noviembre de 2006

    Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos (Rodrigo Muñoz Avia)


    Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos es un libro que parte de una premisa alentadora: los seres humanos son felices hasta que se cruzan con los cenizos y frustrados profesionales de la salud mental, que dedican su vida a demostrar a sus congéneres cuán equivocados están en relación a sus propios sentimientos, llevándolos a preguntarse si realmente son felices, marcando así el momento en que dejarán de serlo durante el resto de sus vidas.

    Rodrigo es el protagonista de la novela. Su vida es aparentemente satisfactoria, trabaja en la empresa de su padre, tiene dos hijos, una hermosa mujer, una casa en una urbanización de lujo... y un cuñado psiquiatra que le hará aflorar una fobia por los botones. Esta circunstancia tan irrelevante le llevará a través de las consultas de psiquiatras, psicólogos, terapeutas, curanderos, homeopatas, acupunturistas, etc, para acabar por descubrir en cada visita una nueva enfermedad o temor que ahondan un poco más en su camino de perdición.

    Cualquier lector puede considerar que el argumento tiene gancho suficiente para entramar una serie de escenas hilarantes que pueblen la novela. Sin embargo, el autor parece perder el aliento a la mitad de la novela para no recuperarlo hasta el final de la misma, algo alejado de la vena satírica de las primeras páginas.

    Lectura agradable y sencilla que puede suscitar alguna reflexión en torno a la posición que estas profesiones ocupan en las sociedades modernas y que, en muchas ocasiones, no responden sino a un intento de psicologizar los comportamientos y las personas.


    23 de octubre de 2006

    Timbuktu (Paul Auster)


    Timbuktu es el lugar al que se dirigen los humanos cuando fallecen. Desgraciadamente, en ese lugar idílico no se admiten animales de compañía. Mr. Bones acaba de perder a su maestro, Willy, por lo que tiene que abrirse paso en un mundo que nosiempre se comporta según los parámetros de su amo, que se consideraba a sí mismo más o menos como la encarnación del espíritu de la Navidad.

    La lucha por la supervivencia y la adaptación a las nuevas circunstancias no llevan a Mr. Bones a la felicidad. Y es que ser un perro inteligente, capaz de comprender las palabras de los humanos, sus actos e intenciones, y el complejo juego de relaciones que mantienen entre ellos, no le permite ser autónomo. Entre el miedo y la inseguridad, encuentra su lugar la necesidad de cobijo y alimento. Ese complejo equilibrio entre aspiraciones y realidades que iguala a perros y hombres es la cuerda sobre la que camina Mr. Bones en busca de su sitio en el mundo, atesorando tan solo las palabras recordadas de su maestro.

    Auster es un genio. Sin apenas diálogo, narra en forma de monólogo de los protagonistas sus sentimientos, vivencias y reflexiones. No hay lugar para descripciones detalladas o accidentes similares. Sólo el esquema desnudo, los temas descarnados. Sólo los pensamientos, expresiones y sentimientos admiten matización. De hecho, toda la narración se apoya en la sutil adaptación del entendimiento de Mr. Bones a los cambios, de cómo su propia reflexión le empuja más allá. Como diría Bloom, el personaje cambia al oírse a sí mismo.

    En los libros de Auster pueden aparecer coches, televisores y lavaplatos; bebida, periódicos y ciudades concretas. Pero no se ciñen a una época, se leen fuera del tiempo, fuera del espacio. Sus argumentos encierran hechos asombros (que un perro entienda el lenguaje humano y distinga un acento de Nueva York de otro de la Costa Oeste, no parece cosa de todos los días). Sin embargo, su tratamiento dentro de la novela lo "normaliza" integrándolo como una obviedad. Las rarezas no se explican. Al igual que Kafka, sus personajes no se asombran por nada, toman la realidad como les viene y, sobre ella, avanzan.

    Alcanzar Timbuktu no es empresa fácil. De hecho, si eres perro, resulta harto difícil aunque se dice de algunos que lo han conseguido. Mr. Bones lo intentará por sus propios medios. Auster es demasiado sabio para ofrecernos un final plenamente feliz, también la felicidad es un difícil equilibrio entre lo posible y lo probable.

    17 de octubre de 2006

    Wouldn´t It Be Nice (Granata) / Pet Sounds (Fusilli)











    A diferencia de lo que ocurre con otras actividades artísticas, la música (también el cine) permite un análisis de la génesis de las creaciones sin igual.

    En lo que se refiere a la "música moderna" (prescindiendo de lo endeble de dicha definición) podemos conocer la opinión del autor, la primitiva demo de un tema, los ensayos, las declaraciones de los músicos implicados, las diferentes tomas alternativas, la labor de producción y postproducción. Igualmente, podemos asistir a la interpretación de dicha creación y a la evocación o reinterpretación que otros artistas hacen de la misma.

    Todo este acopio de información nos permite atisbar los entresijos del proceso creativo en su conjunto y comprender cómo se conjugan para cristalizar en una obra única y coherente.

    En la mayoría de los casos, esta información resulta totalmente irrelevante (al igual que el fruto "artístico" obtenido) y se pierde en los archivos a la espera de su destrucción rutinaria o su deterioro irremediable. En otras ocasiones, en el caso de las grandes grabaciones, se conserva con el fin de mejorar la comprensión de la obra, o incluso de hacerla justicia en el caso de aquellas "adelantadas a su tiempo" que no gozaron de su justa fama.

    Una de esta obras del arte musical del siglo XX es el disco "Pet Sounds" de los Beach Boys, grabado en 1966 y fruto del genio creativo del líder de dicho grupo, Brian Wilson, en el cenit de su creatividad.

    Dado que únicamente pretendemos hacer una reseña de lecturas, no pretenderé entrar a describir los distintos aspectos musicales que convergen en este disco, su influencia en la música posterior o las connotaciones biográficas. Todo ello queda perfectamente documentado en ambas obras.

    La primera de ellas, "Wouldn't It Be Nice : Brian Wilson and the Making of the Beach Boys' Pet Sounds" escrita por Charles L. Granata, disecciona la obra en distintas facetas. Comienza con un breve resumen de la historia de los Beach Boys previa a la publicación de Pet Sounds, incidiendo en el papel de Brian Wilson como genio motor del grupo y en sus esfuerzos por llevar a la banda más allá de su imagen estereotipada de grupo de playas, chicas y coches.

    A continuación se centra en el proceso de escritura de las canciones (ayudado por el joven novelista Tony Asher) y a continuación pasa a describir los aspectos musicales de las sesiones de grabación de las pistas instrumentales (con músicos de estudio) y de las partes vocales (ya con el resto de los Beach Boys).

    La tesis del libro es que Brian Wilson elaboró a través de las distintas canciones que forman el disco, un mapa de los sentimientos humanos. Así, encontramos todos los registros imaginables: esperanza, ternura, desengaño, orgullo, traición, temor, inseguridad, etc. En definitiva, un viaje introspectivo en busca de los límites de la sensibilidad humana, aderezado sobre una de las más espléndidas bases musicales jamás creadas.

    El autor utiliza una base documental muy amplia combinada con numerosas entrevistas a los protagonistas (excluido curiosamente el propio Brian Wilson). En relación al proceso de creación literario de los textos, Tony Asher relata cómo los textos nacían como la forma de expresar los sentimientos que compartía con Brian Wilson en relación a diferentes aspectos de la vida sobre los que debatían constantemente. De dicho intercambio de opiniones surgía un estado de ánimo que se plasmaba en las letras de las canciones. Por tanto, hay que interpretar dichos textos, no como situaciones concretas o biográficas sino como representaciones universales de sentimientos que todos compartimos. De ahí la vigencia de este disco que permite, como la mejor de las obras literarias, un mejor conocimiento de uno mismo, más allá del argumento o trama empleadas.

    "Pet Sounds" de Jim Fusilli, opta por una visión más personal del disco. El autor, novelista de éxito moderado en los Estados Unidos, escuchó el disco siendo un adolescente con problemas de integración y un futuro incierto. Pet Sounds le ayudó a verbalizar sus propios sentimientos, permitiéndole afrontarlos. Todo ello hace que su visión del disco quede condicionada por su experiencia personal. De este modo, interpreta los textos como un intento de comprender la transición entre un adolescente despreocupado y la asunción de responsabilidades y desafíos que conlleva la entrada en la vida adulta.

    Los aspectos musicales más técnicos quedan en un segundo plano en favor de la experiencia personal del autor, fruto de la escucha de las canciones. De este modo, podemos contrastar nuestra propia experiencia auditiva apreciando aspectos pasados por alto hasta el momento.

    Una obra maestra es aquélla que enriquece a sus destinatarios. Las dos visiones complementarias que ofrecen los libros comentados son la prueba de la originalidad y vigencia de Pet Sounds.


    13 de octubre de 2006

    Nunca me abandones (Kazuo Ishiguro)


    Ishiguro dibuja en su última obra una parábola futurista ambientada en nuestros días. La existencia de un grupo de alumnos de un internado muy peculiar y las relaciones que mantienen entre ellos y sus "cuidadores" sustentan la trama de la novela y revelan la razón de ser de estos personajes.

    Lo más destacable del relato resulta, a mi juicio, la manera en que se va desvelando, para el lector, pero también para los protagonistas, la verdadera naturaleza de la institución que les cobija y el destino que les está reservado. Para evitar romper parte de este encanto, omitiré cualquier mención al argumento de la obra.

    En el mundo opresivo del internado, cada gesto, cada mirada, cada palabra son analizadas hasta sus últimas consecuencias, buscando desesperadamente dotar de coherencia y hacer interpretable un mundo extraño. Precisamente creo que esta es la mayor aportación del relato dado que le dota de valor universal.

    Así, todos interpretamos la realidad cuya complejidad no acabamos de comprender, dejando suficientes lagunas para el subjetivismo de cada cuál. De la contraposición de estas diferentes interpretaciones surgen conflictos y afinidades, decepciones y esperanzas. Cada nuevo matiz nos hace avanzar o retroceder, pero en definitiva, es la contraposición de nuestra visión con la de los otros, la que nos hace humanos (o lo que es lo mismo, falibles).

    Este delicado equilibrio es el humus literario que modela magistralmente Ishiguro más allá del argumento de actualidad que emplea como disculpa.

    24 de septiembre de 2006

    Truman Capote. La biografía (Gerald Clarke)


    “Se llora más por las plegarias atendidas
    que por las no atendidas
    ” (Santa Teresa)

    La vida de Truman Capote puede relatarse en torno al pensamiento de Santa Teresa. Su ansia fue siempre alcanzar el reconocimiento y la aceptación que de niño le negaron sus padres. Con su padre tuvo escaso trato y éste siempre terminaba en una decepción más grande que la anterior. Con su madre tuvo que vivir encerrado en habitaciones de hotel donde veía cómo mantenía relaciones con otros hombres o cómo llegaba bebida y maltrecha. Durante los años que pasó en la casa familiar de Monroeville con sus tías tuvo que vivir inmerso en las relaciones tormentosas que mantenían esas tres mujeres y su tío, y que tan bien reflejaría en “El arpa de hierba”.

    Pero su afán de aceptación social y de poder económico, era común a su madre quien le enseñó y transmitió tales valores como objetivos vitales, sobresaliendo de la vulgaridad.; el estilo y la clase eran la clave para elevarse en busca de ese reconocimiento.

    La madre de Truman alcanzaría el tan ansiado triunfo mediante el matrimonio con Joe Capote de quien Truman tomaría su apellido; pero la plegaria atendida no logró evitar que murieses alcohólica y destrozada por las continuas sospechas, más o menos certeras, de infidelidades de su marido y su posterior bancarrota. Truman no vio en ello el aviso y la premonición. Por aquel entonces su fama de escritor ya había cruzado fronteras, su ingenio, sus ocurrencias y, sobre todo, las compañías de las que gustaba rodearse (entre lo más selecto de la sociedad de la época) eran la prueba de que él sí lo había conseguido.

    Su cima literaria llegó con “A sangre fría”, el espeluznante relato de un crimen en el interior de los Estados Unidos, sin motivo aparente y con una violencia gratuita sin igual. Truman no sólo trabó conocimiento con el entorno de las víctimas (llegó a convertirse en una figura local en Holcomb) sino que mantuvo una larga e intensa relación epistolar y presencial con los dos asesinos, llegando incluso a presenciar su ahorcamiento.

    Pero, al mismo tiempo, el crimen permitió que contemplara el reflejo de lo que pudo haber llegado a convertirse. Uno de los asesinos (Perry Smith) era la viva imagen de lo que pudo haber sido Truman de no haber abrazado la religión de la Literatura, salvándole de algún modo. Sus infancias se parecían demasiado como para no sentirse aterrado y culpable por ello; alcohol, abandono, malos tratos, empujaron a Truman y a Perry por caminos diferentes, pero, al fin, Truman vislumbró una fina línea que le separaba del asesino de los Clutter.

    Pero la Literatura que le había salvado hasta entonces, y que le dio (precisamente con esta obra) su gran triunfo, no le logró salvar de sí mismo. Exultante tras el éxito de “A sangre fría” pero dolido por el escaso reconocimiento de los críticos profesionales, se planteó llevar adelante un viejo proyecto (emulación de la obra de Proust “En busca del tiempo perdido”). Describir a la alta sociedad de su tiempo y dejar al descubierto su triste condición valiéndose de su privilegiado status de acompañante y bufón se le antojó como su mayor contribución al Arte. Nadie como él aunaba conocimiento y talento para llevar a buen fin esa obra que dejaría al mundo boquiabierto y supondría su consagración definitiva junto a los más grandes autores de todos los tiempos.

    Los capítulos publicados de esta obra (“Plegarias atendidas”) supusieron la condena de Truman al ostracismo social y al alejamiento de los círculos por los que hasta ese momento se movía como centro de todas las atenciones y confidencias. El rechazo pasó a convertirse en norma de obligado cumplimiento para todos aquellos, criticados o no, que antes habían otorgado su confianza a Truman.

    Desconcertado, creyendo que su talento estaba por encima del orgullo de sus amigos y despreciando su inteligencia (creyó que ninguno de ellos llegaría a reconocerse), vio cómo, poco a poco, su vida se iba convirtiendo en una farsa de sí mismo.

    Su vida sentimental (siempre compleja) pasó a ocasionarle un sinnúmero de problemas al empeñarse en escoger a sus parejas entre hombres incapaces de valorar su obra, vulgares, física e intelectualmente quizá como forma de asegurarse un control sobre ellos (prueba de que la confianza en sí mismo comenzaba a fallarle). Sus borracheras y su continuo coqueteo con pastillas y drogas acabaron por convertirle en un asiduo de las clínicas para desintoxicación probando todo tipo de tratamientos contra el alcohol y otro tipo de adicciones.

    Su triste final supuso la definitiva extinción de una voz propia en el mundo literario que, seguramente, pudo habernos dejado mucho más de lo que nos legó y que, sin embargo, aportó a la literatura de la segunda mitad del siglo XX un soplo de originalidad que basta para situarle entre los mejores autores de su generación.

    La biografía capital de Truman Capote está escrita por Gerald Clarke. A lo largo de sus numerosas páginas construye el mapa genético del niño afeminado que lucha por hacerse un hueco en el mundo, pese a todos los obstáculos, y lo consigue. Nos describe el proceso creativo de sus primeros trabajos y las dificultades para dar con finales adecuados; su talento para la vida social y su afán por rodearse de mujeres con clase (al final de sus tiempos confesaría que la clase, como él la entendía, ya no existía, y que las nuevas clases privilegiadas sólo tenían dinero y carencia del mínimo estilo y clase. Nos describe sus relaciones íntimas, alumbrando la parte privada de su vida, de la que tanto dependía y que pudo ser la clave de sus últimos años.

    El libro está escrito en la más pura tradición anglosajona lo que la convierte en seminovela de apasionante lectura, al tiempo que cuenta con una voluminosa anotación agrupada en sus últimas páginas, que sustenta la credibilidad del trabajo.

    No todos los autores presentan una simbiosis entre vida y obra. En el caso de Truman Capote, y tal vez con la excepción de “Desayuno en Tiffany´s”, esa dependencia es total por lo que la lectura de esta biografía permite un nuevo acercamiento a la narrativa de Capote desde una nueva perspectiva.

    ¿Hubiera sido más feliz en el caso de no haber visto atendidas su plegarias y haber llevado una vida menos pública y brillante?. La respuesta que él nos habría dado sería, sin lugar a dudas, que no.

    12 de septiembre de 2006

    Allegro ma non troppo (Carlo M. Cipolla)


    El siglo XIX vio la consolidación de las ciencias y, por extensión, del método científico. El prestigio del mismo, y la creencia de que permitiría el rápido desentrañamiento de los misterios de la Naturaleza, acabó por empujar a otros campos del saber a buscar una Verdad positiva e indubitada al tiempo que pretendían parte del prestigio que rodeaba a las ciencias exactas.
    De esta manera nacen las Ciencias Humanas, resultado de la aplicación de métodos, terminologías, categorías, etc., tomadas de prestado en otros ámbitos. La Economía se poblaría de ecuaciones buscando reflejar así las pautas de la conducta humana, el Derecho se descompondría en categorías abstractas sobre las que se elaborarían muchas de las codificaciones de finales del siglo XIX, la Historia aplicaría métodos inductivos y así en un largo etcétera, se cimentaría este "pseudocientifismo" que, junto a numerosos e indudables logros, trajo consigo algunos problemas derivados de la aplicación de los métodos de las Ciencias a un objeto de estudio no tan propicio.

    De estos excesos, toma el ilustre historiador y economista italiano Carlo M. Cipolla, sus argumentos para sostener tesis totalmente descabelladas pero perfectamente justificadas mediante análisis lógicos y coherentes en sí mismos.

    Se recopilan en este breve libro dos "ensayos" publicados previamente a modo de folletos para consumo de amigos del autor, en los que da muestras de que su rigor académico puede igualmente, aplicarse a otros campos menos convencionales.

    El primer ensayo hace de la pimienta el motor de la historia de la Humanidad, desde los egipcios hasta edades recientes. Los vaivenes en el comercio de la pimienta justifican las crisis demográficas, las Cruzadas y otros acontecimientos tradicional y erróneamente atribuidos a otras causas.

    En este caso, se aplica a la Historia el método ya defendido por diferentes escuelas, según el cuál se parte de una hipótesis de trabajo y, a continuación se buscan los argumentos que justifican dicha hipótesis. Si dichos argumentos logran contrastar la hipótesis, ésta se tendrá por verdadera. Para no estropear la lectura, no desentrañaremos los argumentos esgrimidos por Cipolla.

    El segundo ensayo utiliza las herramientas empleadas habitualmente en el campo de la Economía, tomadas prestadas de las Matemáticas, para demostrar que el número de estúpidos, tal y como señalaba ya la Biblia, es incalculable y que los estúpidos están más cerca de nosotros de lo que creemos. De manera amena, y convincente, el autor hace una demostración gráfica de una serie de leyes fundamentales de la estupidez humana tales como:

    “Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación”

    “La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra características de esa persona”

    “El estúpido es más peligroso que el bandido”

    Si bien es cierto que la extraordinaria ironía desplegada permite terminar la lectura con una sonrisa, queda un toque de amargor: si las conclusiones no fueran tan claramente un despropósito, ¿habríamos sido capaces de advertir la línea entre el fraude y la certeza? ¿Habremos dado por válidas verdades con argumentos tan peregrinos (y falsos) como los utilizados por Cipolla?

    11 de agosto de 2006

    El enigma de Colón (Juan Eslava Galán)

    Vivimos en un tiempo en el que todo nuestro devenir queda documentado para la posteridad. Nuestro nacimiento, filiación, primeras vacunas, historial médico, académico, ingresos económicos, multas, empastes y un largo etcétera quedan grabados en los más variados registros. Nuestra capacidad de fabulación queda así mutilada por una realidad prosaica que priva de lustre a las vidas ajenas.

    Sin embargo, cuando nos enfrentamos a hechos y personajes del pasado (mejor cuanto más remoto) el horizonte especulativo se abre progresivamente hasta dar cabida a las más absurdas teorías sustentadas con nulas pruebas y con razonamientos irracionales. A ello se une la moderna tendencia a considerar que la Historia debe reescribirse al estar manipulada por oscuros intereses particulares. De este modo, resulta más creíble que las pirámides de Egipto fueran construidas con técnicas aprendidas de visitantes de otros planetas que gracias al esfuerzo y sacrificio (humano) de una masa esclavizada. Así, toda una nueva "historiografía" es fácilmente vendible a un público ávido por descubrir que la Historia es algo muy diferente a aquello que les era enseñado en su juventud y que lo que tanto odiaban estudiar en su mocedad en realidad pudiera ser mucho más interesante una vez levantado el velo de la falsedad.

    En este sentido, Eslava Galán pretende poner orden y concierto a los conocimientos sobre Colón y el descubrimiento, describiendo con gran regocijo para el lector, las disparatadas teorías que sobre los verdaderos descubridores de América ha habido, sobre los orígenes del marino o sobre sus verdaderos conocimientos sobre la existencia de una tierra interpuesta entre las especias y Europa.

    América ha sido "descubierta" por vikingos, monjes irlandeses, fenicios, habitantes de Mauritania y Cabo Verde, templarios e incluso por los portugueses unos años antes que Colón pero prefirieron guardar el descubrimiento en secreto para no perjudicar su explotación comercial. Para empezar, Eslava Galán define descubrimiento como conocimiento de una nueva realidad, aprovechamientos de la misma y comunicación al mundo de su existencia. De este modo, navegantes circunstanciales que "pisaron" el continente americano sin ser conscientes de que se trataba de un nuevo continente y que lo tomaban simplemente por la prolongación del continente europeo, no gozan de la consideración de descubridores.

    Eslava Galán también critica las visiones idealizadas del mundo precolombino que tratan de presentarlo como pacífico e inocente, imagen del Paraíso, sólo rota por la llegada del bárbaro europeo que esclavizó a los pueblos indígenas y los diezmó con nuevas enfermedades. La esclavitud y violencia eran rasgos propios de muchos pueblos americanos por lo que la llegada europea sólo rompió un equilibrio preexistente en el que la violencia, la guerra y el abuso de poder eran habituales.

    Siendo esto cierto, sí cabe esperar una superación del excesivo eurocentrismo mayoritario. Igualmente, el concepto de descubrimiento debe ser superado; nadie opina que Iberia fuera "descubierta" por los fenicios.

    El origen del marino genovés, pues ésta es la cuna defendida por Eslava Galán, resulta igual de interesante dado que se ofrecen alternativas varias, desde su origen de secano en un pueblo de la Alcarria a su ascendencia catalana, ibicenca, de Palma de Mallorca, portuguesa, judía, etc. Como se ha comentado anteriormente, la escasa documentación disponible (en comparación con nuestra sociedad informatizada) junto con las ambiguedades favorecidas por el propio Cristóbal Colón en sus relatos, correspondencia y diarios, así como las numerosas falsificaciones descubiertas favorecen la novelación.

    El libro discurre desbaratando estas teorías, en ocasiones sólo presentadas como divertimento sin entrar siquiera a explicitar los argumentos peregrinos aducidos a su favor o en su contra y en explicar lo que el autor considera lo más probable a la luz de los autores más reconocidos y versados en la materia. Tras el descubrimiento, los hechos resultan más definitivos dado que abunda la documentación (documentos de colón, de marineros que lo acompañaron, de informes reales, memoriales, actas notariales, etc).

    La imagen del Almirante resulta finalmente un tanto contradictoria. Por un lado, se ponen en duda su capacidad de cálculo marítimo que le llevaba a una errónea estimación de la distancia que separaba las nuevas tierras de Canarias. Igualmente sus mediciones sobre la distancia recorrida por las carabelas se muestra errónea lo que resulta sorprendente dado que llevaba una cuenta oficial para la tripulación y una propia resultando más fiable la primera, supuestamente amañada para confundir a la marinería sobre la distancia recorrida. Su pasión por el dinero le lleva a escamotear el premio prometido por lo sreyes al primer marinero que divise tierra o a pretender explotar las perlas de la isla Margarita sin el conocimiento de los reyes. Sus habilidades de gobernante también son puestas en entredicho. En definitiva, la polémica le acompañó durante sus últimos años que le vieron honrado por reyes, encadenado con grilletes, reconocido por un Papa o acusado de nepotismo.

    Finalmente, ni siquiera sus cenizas reposan en descanso eternos sino que parecen repartidas por el mundo entero, pudiendo corresponder todas las "reliquias" existentes a las cenizas de toda la tripulación de su primera expedición a América, al igual que los restos de la Veracruz dispersos por el mundo podrían formar un pequeño bosque. Y la comparación no es ociosa puesto que incluso se llegó a estudiar su posible beatificación.

    5 de agosto de 2006

    Cuentos completos (Herman Melville)


    El peso de la ballena blanca ha ocultado el resto de la obra de Melville. De sus relatos breves (no demasiados) apenas se tiene noticia en el panorama literario español fuera de Bartleby el escribiente y Billy Budd.

    Este volumen cubre este vacío mediante la recopilación de los cuentos de Melville, alguno de ellos descartado por el propio autor y nunca publicados en vida, otros escritos como introducción a obras de terceros,
    etc.

    Resulta sorprendente la frescura de muchas de estas historias, tan alejadas del estereotipo de su autor, apesadumbrado por el mal, la culpa, etc. Así, nos encontramos con relatos de humor parodiando las crónicas de los corresponsales de guerra y de los héroes americanos; con relatos de ingenio, reflexiones en torno a la felicidad, sus orígenes y e modo de preservarla o la distancia entre éxito y fracaso en función del observador.

    Igualmente, encontramos innovaciones en lo formal con relatos de estructura díptica en los que dos historias sin relación alguna en cuanto a su argumento se unen bajo un titulo común. Como no podía ser de otra manera, también la religión aparece en estos cuentos, si bien en este caso para denunciar el fundamentalismo puritano.

    Incluso alguno de estos relatos prefigura en su estilo, el de autores posteriores como Edgar Allan Poe (en el caso del relato "El campanario") o incluso de Kafka ("Los ´gueses" recuerda a los escritos de Kafka sobre la gran muralla o "Yo y mi chimenea" en el que la chimenea es el verdadero protagonista de la narración).

    La variedad de estilos, temas y argumentos presentados por Melville permiten una revisión completa de la figura de su autor, dando vigencia a su visión de la literatura.