La
Generación Bibliocafé vuelve a la carga con dos nuevos volúmenes que sumar a
los cinco anteriores. Continuando con el ya probado formato de reunir los
relatos en torno a un tema común, en esta ocasión nos acercan al mundo del cine
y a de los animales.
En
su incansable empeño por promocionar autores diversos, algunos con obra
publicada y otros más nóveles, mantienen el objetivo de disfrutar con la
aventura y hacer que sus lectores participen de la misma.
Ni
siquiera la triste noticia del próximo cierre del Bibliocafé, la librería-café que
le servía de referencia y centro de encuentro, de sede fija para las
presentaciones de sus proyectos, parece poner fin al empeño colectivo. Pero
vayamos a lo que importa, los libros.
Sesión Continua es una colección de 22 relatos que rinde
homenaje al cine, a través de un relato de tema cinéfilo y la correspondiente
sugerencia de una película (o varias) por parte de cada autor.
A
nadie se le escapa que las conexiones entre cine y literatura han sido
constantes desde los inicios del primero. Tal vez por ese carácter de hermano
menor, de recién llegado a una fiesta en la que la literatura llevaba siglos de
ventaja, la relación siempre ha parecido asimétrica.
Los
guiones cinematográficos han saqueado (podemos utilizar sin miedo la palabra
puesto que el ánimo no siempre ha sido el de rendir homenaje) a la Literatura
Universal. Los clásicos han visto cómo sus obras eran llevadas a la pantalla
con mejor o peor fortuna, pero también muchos autores desconocidos se han beneficiado
del repentino interés de un director o guionista.
Por
otro lado, insignes literatos como Faulkner o Scott Fitzgerald por citar casos
épicos, han prestado su talento narrativo empleándose por cuenta de grandes
estudios para la redacción de guiones, en muchos casos adaptaciones de grandes
libros. Cierto es que es tipo de aventuras no siempre se han visto coronadas
por el éxito, pero aún menos son los casos de de guionistas o cineastas
reconocidos convertidos en grandes autores.
Todo
ello ha llevado a que muchos aleguen la superioridad del género literario
frente al fílmico y a que se extiendan expresiones del tipo: “mucho mejor el
libro”, que reciben la bendición que el tópico siempre otorga a quien lo
emplea.
Porque
lo cierto es que la Literatura ha perdido la batalla de la narración entendida
ésta en un sentido amplio. En los primeros tiempos del cine es posible que los
espectadores conocieran (aunque fuera remotamente) la versión literaria que la
pantalla plagiaba. Hoy en día, prácticamente nadie ha leído Otelo, Hamlet o Romeo y Julieta pero millones de personas las copnocen a través de
recientes adaptaciones adaptaciones.
La
Literatura ha provisto de imágenes colectivas, de metáforas y de conciencia
colectiva a muchas sociedades de diferentes épocas. La Literatura ha reflejado,
anticipado o propiciado cambios sociales. Hoy ya no es así. Este papel lo ha
copado la imagen sonora (sea cine, series de televisión o las variantes que
internet está impulsando recientemente). La referencia narrativa de gran parte
de la sociedad es puramente cinematográfica y nada importa que la industria del
cine esté en crisis o que se afirme que se lee más que antes. Si Harry Potter, El Padrino o James Bond
no tuvieran su versión cinematográfica, no habrían pasado a formar parte del
imaginario colectivo, sus versiones en formato libro no habrían podido competir
con Los Simpson o con E.T. .
Y
todo esto viene a cuento de que Sesión Continua parte de este
reconocimiento, es Literatura que toma el cine como referencia y punto de
partida, como inspiración. No se vea esto como pesimismo, un libro no es sino
la narración de una historia, la transmisión de unos sentimientos o ideas y
todo ello con cierta pretensión estética. Todo ello lo puede cumplir el cine,
matices aparte. Todo ello lo viene haciendo a desde hace tiempo. Por ello, que
narradores no mayoritarios se conciten para crear literatura tomando como
materia prima el cine no es sino hacer justicia al signo de los tiempos.
Nosferatu, Tener y no
tener, Fahrenheit 451, El Verdugo, Antes del Atardecer o La huella son algunos de los títulos
evocados en estas páginas a través de relatos que ciertamente son ejemplares
por el modo tan diverso en que plasman el tema requerido. Tenemos relatos de
misterio, cómicos, líricos, críticos, biográficos, históricos, cómo no, un
repertorio casi equiparable al de los géneros cinematográficos.
El
lector encontrará numerosas sorpresas y podrá adentrarse y disfrutar de las
personalísimas maneras en las que cada autor evoca una película, una actriz o
incluso los recuerdos de infancia con los cines de sesión continua a que alude
el título.
Como
en el caso de Relatos a fuego lento y Una maleta llena de relatos, el
autor de este blog vuelve a participar con un relato, Locura de piernas, sobre
el mundo de los dobles de cuerpo, los actores que lucen su cuerpo allí donde
las estrellas no son capaces de hacerlo por los más diversos motivos
(imperfección, riesgo físico, pudor, ....) evocando de alguna manera la famosa
escena de la ducha de Psicosis en la
que el cuerpo de Janet Leigh realmente es el de Marli Renfo, una striper de Las Vegas.
Animales en su tinta es el excelente
título del libro que recopila veintiún relatos, en esta ocasión sobre mascotas,
animales de compañía, domesticados y otras variedades.
Desde
que hace varios miles de años un lobo, probablemente una cría extraviada o un
adulto herido y abandonado por la manada, se acomodó a la vida de un clan de homo sapiens, se inició una larga y
provechosa relación que progresivamente se extendería a otras muchas especies
(gatos, vacas, cabras, ...).
Los
animales han pasado a integrarse en nuestras vidas y a compartir nuestro
espacio dando lugar a una relación peculiar de la que se da cuenta en este
volumen. Predominan perros y gatos, como es natural, pero también aparecen en
estas páginas ratas de laboratorio, loros e incluso alguna que otra sorpresa.
En
muchos de los relatos se refleja la relación de amistad, compañía y cariño que
une a hombres y animales, pero también queda muy claro que en ocasiones, el
hombre traiciona la lealtad de sus amigos con una crueldad incomprensible.
Relatos
hermosos, divertidos y reflexivos sobre unos compañeros de viaje siempre
sorprendentes, siempre a nuestro lado, relatos que cuentan muchas veces más
sobre los dueños que sobre los propios animales y es que, en el fondo, seguimos
siendo una especie bastante egocéntrica.