Los
hermanos Sisters
(Editorial Anagrama 2013) es el título de la primera novela propiamente dicha de Patrick deWitt, un autor canadiense
afincado en Oregón y que ha logrado un amplio reconocimiento con esta obra que
ha recibido notables premios y sugerentes recomendaciones.
El
núcleo de la historia es de fácil resumen. Dos hermanos, pistoleros a sueldo
del “comodoro”, reciben el encargo de partir de Oregón y dirigirse a California
para castigar a Hermann Kermit, un pequeño estafador que engañó al financiero
mafioso que ahora clama venganza, al tiempo que pretende hacerse con el
supuesto secreto para la obtención de oro que el susodicho Kermit asegura haber
descubierto. Para ello, ha enviado por anticipado a un investigador –Henry Morris-
para que localice al chiflado buscador de oro y facilitar así el trabajo de los
mercenarios. .
Pero
nada es lo que parece en este libro, como ya presagia su título. Los hermanos
“hermanas” son una extraña pareja que ya ha llevado a cabo varios encargos para
el comodoro, es decir, matar a quienes se cruzan en su camino.
Charlie
y Eli Sisters se acercan al tópico de pistolero tanto como se alejan del mismo.
Charlie, el hermano mayor, comenzó su carrera criminal asesinando a su padre por
el maltrato continuo a que sometía a toda la familia. La violencia le enciende
y el único modo de controlar su furia es generar más violencia. Eli, el menor,
ocupa un aparente segundo lugar y el origen de su crueldad está en el hecho de
ver a su hermano alterado. Ambos matan para protegerse mutuamente y así se
retroalimentan convirtiéndose en un perfecto equipo asesino, afamado en todo el
Oeste.
Pero
rascando en la superficie, no todo es armonía en la familia. Eli, en su papel
de segundón nunca declarado, no parece llevar bien que el comodoro haya
encargado esta misión directamente a su hermano y no a ambos, agrandando aún
más el ego de Charlie. Una semilla cae en terreno fértil y las primeras dudas le
asaltan. Montando un peor caballo, sin rango reconocido, más gordo y menos
atractivo que su hermano, no es la envidia lo que surge en su ánimo sino una
pregunta insidiosa. ¿Por qué hacer este trabajo?¿Por qué matar para otros hasta
que nos maten? ¿Qué sentido y dirección tienen nuestras vidas?¿Qué hemos dejado
atrás en estos años de fuego y furia?
Un
viaje largo es propicio para dar vueltas a fuego lento a todos estos
interrogantes. Estamos en la fiebre del oro y, en su cabalgar, los hermanos
Sisters se cruzan con algunos viajeros que siguen su mismo camino en busca de
la aventura, con otros que sin haber llegado a su destino ya han sabido del
alto precio que se paga por la ambición y con otros que retornan de esa arcadia
áurea y que no parecen dar testimonio de riqueza y fortuna.
No
en vano estamos en la mitad del siglo XIX y los descubrimientos de numerosos
yacimientos en California han desatado la primera fiebre del oro en la historia
de los Estados Unidos que lleva a esta tierra, aún ignota y salvaje, a miles de
miles de peligrosos sinvergüenzas, ávidos del oro que esconden los ríos o, en
muchos casos, de las pepitas que otros han conseguido reunir a costa de salud y
miserias.
Pero
los hermanos son fríos ante la tentación. Tienen un trabajo entre manos y deben
cumplirlo. Nada les desvía de su tarea… o sí. Haciendo noche en un oscuro
poblado, se ven envueltos en una trifulca que les lleva casi a la muerte a
manos del cacique local a quien, sin embargo, logran engañar y robarle toda su
fortuna que esconderán cuidadosamente para recuperarla en su viaje de regreso.
Llegados
a su destino, asistimos al nacimiento de San Francisco como meca de los
buscadores de oro. Un lugar envuelto en pobreza pero que mima el mito del oro
con restaurantes que ofrecen sus platos por verdaderas fortunas para regocijo
de los pocos exploradores que regresan de los bosques con la bolsa repleta de
pepitas.
Para
su sorpresa, los hermanos Sisters descubren que Morris se ha pasado al enemigo
huyendo con Kermit a lo alto de la sierra para poner en práctica su procedimiento
secreto para vaciar de oro el curso de los ríos.
Éste
es el verdadero punto de inflexión de la novela, el momento en el que las
preguntas que Eli ha ido macerando durante todo el viaje comienzan a tornarse
en respuestas. Todo lo que ha aprendido de quienes se cruzan en su camino y el
modo en que evoluciona su relación con Charlie, confluye en una nueva
personalidad que pugnará por ganarse a su hermano en un loco plan para dejar su
vida de sicarios. Dejemos al lector que averigüe si lo logra y adónde les llevan
las decisiones que cada uno debe tomar.
DeWitt tiene la sabiduría de dejar que la
voz narrativa sea la de Eli, que su reflexión sea la que impulse el relato y
que sea a través suyo como conozcamos a Charlie. Pese a que el argumento podría
llevarnos a pensar que estamos ante una obra de acción, con intriga y
violencia, lo cierto es que, gracias al regordete Eli, nos enfrentamos a una
novela que combina el género aventurero con la introspección de su narrador en
una combinación difícil pero que el autor sabe hacer creíble.
El
hecho de que los protagonistas sean hermanos añade una mayor profundidad a la
relación entre ambos y el modo en que se enfrentan sin llegar a la ruptura
total, la sangre manda.
El
libro se estructura en breves capítulos, bien para dar entrada a diversos
personajes efímeros, bien para agilizar la acción que discurre rápida y fluida.
Merece también destacar la labor de traducción a cargo de Mauricio Bach.
Lo
cierto es que el parecido con obras como Los
papeles póstumos del Club Pickwick o incluso el Quijote parece innegable. De hecho, la silueta de un Eli gordito,
con aires filosóficos, siguiendo a su espigado hermano, resultará notablemente
familiar para cualquier lector dispuesto a confundir las llanuras manchegas con
los polvorientos caminos del Oeste.
El
autor juega conscientemente esta baza y traza paralelismos con el género de
aventuras viajeras, con los múltiples encuentros con personajes estrambóticos
combinada con una reflexión, en este caso, algo liviana.
El
lector de Los hermanos Sisters descubrirá
una novela que revisita escenarios míticos del cine actualizando su paisaje
físico y humano y mucho más. Entretenimiento no reñido con calidad, cruce de
géneros sin resultar una extraña amalgama y, por encima de todo, una entrañable
historia sobre cómo nos influimos recíprocamente y cómo los sueños pueden
hacerse realidad con empeño y tesón, incluso cuando uno sea un fuera de la ley.