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12 de mayo de 2006

¡Noticia bomba!


La novela de humor no goza en España de fama. Un buen libro debe ser lo más tedioso posible para tener ese aura que le permita distinguir a su lector del resto. Sólo los grandes temas (la muerte, la soledad, la vejez, el sentido de la vida, el desarraigo, ...) parecen dignos de la letra impresa (casi podría decirse lo mismo de las películas). Se considera que el humor es frívolo, ligero, la comedia un género menor frente a lo trágico y dramático.

Y, sin embargo, un recién nacido puede sonreir a las pocas semanas de vida, sin conocer el temor a la muerte, sin la losa pesada del día de mañana. La risa (y por tanto el optimismo y la benevolencia que siempre la acompañan - en otro caso no sería risa sino cinismo) es lo primero que nos separa de los animales (en ocasiones lo único). De ahí que un pueblo civilizado como el británico (entiéndase dicha afirmación como fruto del tono humorístico del que hablo) , con la suficiente confianza en sí mismo, haya configurado un subgénero propio dentro de la novela de humor.

Con el tiempo, las características de este estilo propio e inconfundible se han estandarizado hasta completar una serie de lugares comunes, por lo que, sin ánimo exhaustivo, enumero algunos de sus rasgos característicos: protagonista masculino de mediana edad, preferiblemente rentista y solterón o desposado con una mujer espléndida de la que no es sino un mero apéndice sin apenas personalidad. Escenarios semicampestres, con abundantes referencias a un pasado de dificil incardinación histórica aunque próximo a los tiempos eduardianos y la filosofía que se supone propia de esa época, todo ello narrado con un estilo desenfadado en el que lo humorísiico consiste en la asunción del absurdo como cotidiano.

¡Noticia Bomba! es una de las obras maestras del género. Escrita en los años 30, se burla del periodismo parodiando a los enviados especiales a la guerra de Abisinia, más preocupados por inventar la noticia que por descubrirla. Por una suerte de coincidencias disparatadas, un periódico inglés acaba por enviar al encargado de una columna semanal sobre campo y jardinería. Un completo ignorante del periodismo, de la guerra, de África y del amor, que acabará por descubrir la verdad de todas ellas. Inevitablemente, el pobre hombre acaba por convertirse en el periodista estrella de Fleet Street. Cabal y sencillo, decide retirarse nuevamente a su pequeña y apartada vida doméstica renunciando a un mundo que preferiría no haber tenido que conocer.