27 de diciembre de 2006

Llámame Brooklyn (Eduardo Lago)


 

Una vida se puede descomponer en diferentes vidas en función de la perspectiva del narrador. Así, no somos ni lo que creemos ser ni lo que los demás ven en nosotros. Esta disyuntiva nos lleva a preguntaros quiénes somos realmente, siendo ésta cuestión una de las justificaciones de muchas de las mñás famosas obras de la Literatura Universal. Para responder a la pregunta de quiénes somos, de quién son los personajes sobre los que escribimos, qué hay de verdad en ellos, se han escrito obras como El cuarteto de Alejandría o Llámame Brooklyn. Renuncian a una única visión lineal desarrollando un argumento de manera fragmentaria y desde diversos puntos de vista. De este modo el narrador omniscente da paso a numerosos narradores, con visiones contrapuestas en ocasiones, complementarias en todas, pasando a ser el lector el gran protagonista. El lector es la Mente consciente que agltina la información dispersa y obtiene la visión más completa posible a la vista de lo narrado. Él es el que da forma a lo oído, en función del crédito que le merece la versión de cada narrador, en función de sus propias inclinaciones y deseos. Eduardo Lago escribe una obra que cuenta el proceso de creación de otra obra en la que un periodista reconstruye la vida de un personaje singular al que apenas ha podido conocer en sus últimos años. Este personaje mítico dió comienzo a una obra, resmen de su vida, que sabe que no será capaz de concluir requiriendo así de la colaboración de un tercero para completar su proyecto. Néstor, que es el nombre del periodista, deberá tomar los fragmentos ya escritos por Ackerman y confrontarlos con los recuerdos propios, con la información de conocidos o con cartas dispersas. de todo ello resulta finalmente la obra que Ackerman quiso escribir pero no fue capaz de hacer. La estructura de la novela es, como no podía ser de otra manera, caleidoscópica: alterna el espacio temporal y espacial (la Guerra Civil española, la España de la Dictadura, los Estados Unidos de los tiempos de la Guerra Fría, el Brooklyn moderno, y el Brooklyn de los años cincuenta) con diferentes voces narrativas (Néstor, Ackerman), fragmentos de cartas, etc, y todo ello salpicado de historias y personajes dignos de recuerdo (como el negro ciego capaz de recitar la Biblia a partir de cualquiera de sus versículos o la historia del desertor danés que lo dejó todo por una mujer que le dejño a él varado en tierra, sin un pasado al que retornar y sin la promesa de un futuro. La riqueza de ambientes y estilos palidece ante la fuerza de alguno de los personajes. Alguno de ellos, como Nadia, musa de Ackerman cuya presencia flota por toda la obra dejando un halo misterioso, sólo aparece en boca de otros personajes, no llegando nunca a alcanzar una presencia física tangible. El personaje de Ackerman resulta inmensamente atrayente, sus orígenes sorprendentes, su lucha por encontrar un vínculo con su pasado o su pasión por Nadia. La obra se lee con facilidad pese a tener una mayor complejidad que la mayoría de las obras al uso. Lago consigue aunar sencillez y calidad alejando e lsimplimismo y optando siempre por las vías menos previsibles en el desarrollo argumental. Un desafío para cualquier lector adocenado por las listas de éxitos.

16 de diciembre de 2006

Bartleby y compañía (Enrique Vila-Matas)


 
Vila-Matas escribe esta historia de "notas a pie de página de un texto inexistente" con la intención de analizar la Literatura del No, esto es, la de aquellos que frente a la copiosidad han preferido el silencio abandonando la escritura o no ejercerla nunca.
El título del libro se toma prestado de la figura del personaje de Melville, precursor de todos los partidarios del No. El protagonista de Bartleby y compañía es también un oficinista obsesionado por esta temática del No, que decide ausentarse de su trabajo con el fin de completar sus notas.
Esta postura del No ofrece diversas tipologías, casi tan variadas como los integrantes de este nutrido club, que pasan desde los escritores que deciden dejar de serlo, a quienes nunca publicaron por decisión propio sin olvidar a los que enaltecen el silencio (lo practiquen o no).
La lista de autores que pueblan estas notas es muy variada y, por una u otra razón, muchos nombre pueden resultar sorprendentes. Por ejemplo, Juan Ramón Jiménez que decidió abandonar la escritura tras la muerte de su compañera, Oscar Wilde que tras su salida del penal de Reading y su exilio en Francia prefirió darse al alcohol que a la Literatura y otros muchos que resultarán familiares al lector. Junto a ellos aparecen clásicos del "ocultismo" como Pynchon y Salinger, Rimbaud o Rulfo. Cabe objetar que Vila-Matas ha obviado a grandes artistas del No. Así, en la obra se menciona continuamente a Kafka, pero Max Brod es uno de los principales exponentes de la Literatura del No. Pese a que gozó de reconocimiento y prestigio literario en la Praga de comienzos del siglo XX, al convertirse en albacea de la obra de Kafka (y desobedeciendo las claras y precisas instrucciones de éste), pasó a renunciar a su propia obra asumiendo la de su compañero. En efecto, Max Brod se encargó de la publicación de las obras, completas o inacabadas de Kafka, de gran parte de su correspondencia, notas, diarios, etc. Fue su primer editor e intérprete, logrando atraer la atención mundial sobre su obra, si bien, su labor se ha visto criticada con posterioridad por dar un excesivo peso al judaísmo o a la culpa en los escritos de Kafka. Actualmente su celebridad en la Literatura se debe a dicho papel de albacea traidor que al de su propia obra. Otra ausencia fundamental es la figura del Lector. No hay mayor fanático de la Literatura del No que el lector empedernido (precisamente el que más disfrutará de este libro) dado que renuncia a su propia visión del mundo, a la recreación y a una interpretación personal de la realidad, en favor de la visión ajena. El libro, organizado al modo de notas a pie de página, carece de comienzo o final propiamente dicho. Sin embargo, como el mismo autor señala, también todo libro debe tener un punto y final, un silencio, las ausencias no son sino una muestra de que la escritura del No triunfa aún entre la letra impresa. El lector curioso encontrará diferentes anécdotas, referencias, sugerencias y estímulos para continuar la investigación por su propia cuenta.

3 de noviembre de 2006

Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos (Rodrigo Muñoz Avia)


Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos es un libro que parte de una premisa alentadora: los seres humanos son felices hasta que se cruzan con los cenizos y frustrados profesionales de la salud mental, que dedican su vida a demostrar a sus congéneres cuán equivocados están en relación a sus propios sentimientos, llevándolos a preguntarse si realmente son felices, marcando así el momento en que dejarán de serlo durante el resto de sus vidas.

Rodrigo es el protagonista de la novela. Su vida es aparentemente satisfactoria, trabaja en la empresa de su padre, tiene dos hijos, una hermosa mujer, una casa en una urbanización de lujo... y un cuñado psiquiatra que le hará aflorar una fobia por los botones. Esta circunstancia tan irrelevante le llevará a través de las consultas de psiquiatras, psicólogos, terapeutas, curanderos, homeopatas, acupunturistas, etc, para acabar por descubrir en cada visita una nueva enfermedad o temor que ahondan un poco más en su camino de perdición.

Cualquier lector puede considerar que el argumento tiene gancho suficiente para entramar una serie de escenas hilarantes que pueblen la novela. Sin embargo, el autor parece perder el aliento a la mitad de la novela para no recuperarlo hasta el final de la misma, algo alejado de la vena satírica de las primeras páginas.

Lectura agradable y sencilla que puede suscitar alguna reflexión en torno a la posición que estas profesiones ocupan en las sociedades modernas y que, en muchas ocasiones, no responden sino a un intento de psicologizar los comportamientos y las personas.


23 de octubre de 2006

Timbuktu (Paul Auster)


Timbuktu es el lugar al que se dirigen los humanos cuando fallecen. Desgraciadamente, en ese lugar idílico no se admiten animales de compañía. Mr. Bones acaba de perder a su maestro, Willy, por lo que tiene que abrirse paso en un mundo que nosiempre se comporta según los parámetros de su amo, que se consideraba a sí mismo más o menos como la encarnación del espíritu de la Navidad.

La lucha por la supervivencia y la adaptación a las nuevas circunstancias no llevan a Mr. Bones a la felicidad. Y es que ser un perro inteligente, capaz de comprender las palabras de los humanos, sus actos e intenciones, y el complejo juego de relaciones que mantienen entre ellos, no le permite ser autónomo. Entre el miedo y la inseguridad, encuentra su lugar la necesidad de cobijo y alimento. Ese complejo equilibrio entre aspiraciones y realidades que iguala a perros y hombres es la cuerda sobre la que camina Mr. Bones en busca de su sitio en el mundo, atesorando tan solo las palabras recordadas de su maestro.

Auster es un genio. Sin apenas diálogo, narra en forma de monólogo de los protagonistas sus sentimientos, vivencias y reflexiones. No hay lugar para descripciones detalladas o accidentes similares. Sólo el esquema desnudo, los temas descarnados. Sólo los pensamientos, expresiones y sentimientos admiten matización. De hecho, toda la narración se apoya en la sutil adaptación del entendimiento de Mr. Bones a los cambios, de cómo su propia reflexión le empuja más allá. Como diría Bloom, el personaje cambia al oírse a sí mismo.

En los libros de Auster pueden aparecer coches, televisores y lavaplatos; bebida, periódicos y ciudades concretas. Pero no se ciñen a una época, se leen fuera del tiempo, fuera del espacio. Sus argumentos encierran hechos asombros (que un perro entienda el lenguaje humano y distinga un acento de Nueva York de otro de la Costa Oeste, no parece cosa de todos los días). Sin embargo, su tratamiento dentro de la novela lo "normaliza" integrándolo como una obviedad. Las rarezas no se explican. Al igual que Kafka, sus personajes no se asombran por nada, toman la realidad como les viene y, sobre ella, avanzan.

Alcanzar Timbuktu no es empresa fácil. De hecho, si eres perro, resulta harto difícil aunque se dice de algunos que lo han conseguido. Mr. Bones lo intentará por sus propios medios. Auster es demasiado sabio para ofrecernos un final plenamente feliz, también la felicidad es un difícil equilibrio entre lo posible y lo probable.

17 de octubre de 2006

Wouldn´t It Be Nice (Granata) / Pet Sounds (Fusilli)











A diferencia de lo que ocurre con otras actividades artísticas, la música (también el cine) permite un análisis de la génesis de las creaciones sin igual.

En lo que se refiere a la "música moderna" (prescindiendo de lo endeble de dicha definición) podemos conocer la opinión del autor, la primitiva demo de un tema, los ensayos, las declaraciones de los músicos implicados, las diferentes tomas alternativas, la labor de producción y postproducción. Igualmente, podemos asistir a la interpretación de dicha creación y a la evocación o reinterpretación que otros artistas hacen de la misma.

Todo este acopio de información nos permite atisbar los entresijos del proceso creativo en su conjunto y comprender cómo se conjugan para cristalizar en una obra única y coherente.

En la mayoría de los casos, esta información resulta totalmente irrelevante (al igual que el fruto "artístico" obtenido) y se pierde en los archivos a la espera de su destrucción rutinaria o su deterioro irremediable. En otras ocasiones, en el caso de las grandes grabaciones, se conserva con el fin de mejorar la comprensión de la obra, o incluso de hacerla justicia en el caso de aquellas "adelantadas a su tiempo" que no gozaron de su justa fama.

Una de esta obras del arte musical del siglo XX es el disco "Pet Sounds" de los Beach Boys, grabado en 1966 y fruto del genio creativo del líder de dicho grupo, Brian Wilson, en el cenit de su creatividad.

Dado que únicamente pretendemos hacer una reseña de lecturas, no pretenderé entrar a describir los distintos aspectos musicales que convergen en este disco, su influencia en la música posterior o las connotaciones biográficas. Todo ello queda perfectamente documentado en ambas obras.

La primera de ellas, "Wouldn't It Be Nice : Brian Wilson and the Making of the Beach Boys' Pet Sounds" escrita por Charles L. Granata, disecciona la obra en distintas facetas. Comienza con un breve resumen de la historia de los Beach Boys previa a la publicación de Pet Sounds, incidiendo en el papel de Brian Wilson como genio motor del grupo y en sus esfuerzos por llevar a la banda más allá de su imagen estereotipada de grupo de playas, chicas y coches.

A continuación se centra en el proceso de escritura de las canciones (ayudado por el joven novelista Tony Asher) y a continuación pasa a describir los aspectos musicales de las sesiones de grabación de las pistas instrumentales (con músicos de estudio) y de las partes vocales (ya con el resto de los Beach Boys).

La tesis del libro es que Brian Wilson elaboró a través de las distintas canciones que forman el disco, un mapa de los sentimientos humanos. Así, encontramos todos los registros imaginables: esperanza, ternura, desengaño, orgullo, traición, temor, inseguridad, etc. En definitiva, un viaje introspectivo en busca de los límites de la sensibilidad humana, aderezado sobre una de las más espléndidas bases musicales jamás creadas.

El autor utiliza una base documental muy amplia combinada con numerosas entrevistas a los protagonistas (excluido curiosamente el propio Brian Wilson). En relación al proceso de creación literario de los textos, Tony Asher relata cómo los textos nacían como la forma de expresar los sentimientos que compartía con Brian Wilson en relación a diferentes aspectos de la vida sobre los que debatían constantemente. De dicho intercambio de opiniones surgía un estado de ánimo que se plasmaba en las letras de las canciones. Por tanto, hay que interpretar dichos textos, no como situaciones concretas o biográficas sino como representaciones universales de sentimientos que todos compartimos. De ahí la vigencia de este disco que permite, como la mejor de las obras literarias, un mejor conocimiento de uno mismo, más allá del argumento o trama empleadas.

"Pet Sounds" de Jim Fusilli, opta por una visión más personal del disco. El autor, novelista de éxito moderado en los Estados Unidos, escuchó el disco siendo un adolescente con problemas de integración y un futuro incierto. Pet Sounds le ayudó a verbalizar sus propios sentimientos, permitiéndole afrontarlos. Todo ello hace que su visión del disco quede condicionada por su experiencia personal. De este modo, interpreta los textos como un intento de comprender la transición entre un adolescente despreocupado y la asunción de responsabilidades y desafíos que conlleva la entrada en la vida adulta.

Los aspectos musicales más técnicos quedan en un segundo plano en favor de la experiencia personal del autor, fruto de la escucha de las canciones. De este modo, podemos contrastar nuestra propia experiencia auditiva apreciando aspectos pasados por alto hasta el momento.

Una obra maestra es aquélla que enriquece a sus destinatarios. Las dos visiones complementarias que ofrecen los libros comentados son la prueba de la originalidad y vigencia de Pet Sounds.


13 de octubre de 2006

Nunca me abandones (Kazuo Ishiguro)


Ishiguro dibuja en su última obra una parábola futurista ambientada en nuestros días. La existencia de un grupo de alumnos de un internado muy peculiar y las relaciones que mantienen entre ellos y sus "cuidadores" sustentan la trama de la novela y revelan la razón de ser de estos personajes.

Lo más destacable del relato resulta, a mi juicio, la manera en que se va desvelando, para el lector, pero también para los protagonistas, la verdadera naturaleza de la institución que les cobija y el destino que les está reservado. Para evitar romper parte de este encanto, omitiré cualquier mención al argumento de la obra.

En el mundo opresivo del internado, cada gesto, cada mirada, cada palabra son analizadas hasta sus últimas consecuencias, buscando desesperadamente dotar de coherencia y hacer interpretable un mundo extraño. Precisamente creo que esta es la mayor aportación del relato dado que le dota de valor universal.

Así, todos interpretamos la realidad cuya complejidad no acabamos de comprender, dejando suficientes lagunas para el subjetivismo de cada cuál. De la contraposición de estas diferentes interpretaciones surgen conflictos y afinidades, decepciones y esperanzas. Cada nuevo matiz nos hace avanzar o retroceder, pero en definitiva, es la contraposición de nuestra visión con la de los otros, la que nos hace humanos (o lo que es lo mismo, falibles).

Este delicado equilibrio es el humus literario que modela magistralmente Ishiguro más allá del argumento de actualidad que emplea como disculpa.

24 de septiembre de 2006

Truman Capote. La biografía (Gerald Clarke)


“Se llora más por las plegarias atendidas
que por las no atendidas
” (Santa Teresa)

La vida de Truman Capote puede relatarse en torno al pensamiento de Santa Teresa. Su ansia fue siempre alcanzar el reconocimiento y la aceptación que de niño le negaron sus padres. Con su padre tuvo escaso trato y éste siempre terminaba en una decepción más grande que la anterior. Con su madre tuvo que vivir encerrado en habitaciones de hotel donde veía cómo mantenía relaciones con otros hombres o cómo llegaba bebida y maltrecha. Durante los años que pasó en la casa familiar de Monroeville con sus tías tuvo que vivir inmerso en las relaciones tormentosas que mantenían esas tres mujeres y su tío, y que tan bien reflejaría en “El arpa de hierba”.

Pero su afán de aceptación social y de poder económico, era común a su madre quien le enseñó y transmitió tales valores como objetivos vitales, sobresaliendo de la vulgaridad.; el estilo y la clase eran la clave para elevarse en busca de ese reconocimiento.

La madre de Truman alcanzaría el tan ansiado triunfo mediante el matrimonio con Joe Capote de quien Truman tomaría su apellido; pero la plegaria atendida no logró evitar que murieses alcohólica y destrozada por las continuas sospechas, más o menos certeras, de infidelidades de su marido y su posterior bancarrota. Truman no vio en ello el aviso y la premonición. Por aquel entonces su fama de escritor ya había cruzado fronteras, su ingenio, sus ocurrencias y, sobre todo, las compañías de las que gustaba rodearse (entre lo más selecto de la sociedad de la época) eran la prueba de que él sí lo había conseguido.

Su cima literaria llegó con “A sangre fría”, el espeluznante relato de un crimen en el interior de los Estados Unidos, sin motivo aparente y con una violencia gratuita sin igual. Truman no sólo trabó conocimiento con el entorno de las víctimas (llegó a convertirse en una figura local en Holcomb) sino que mantuvo una larga e intensa relación epistolar y presencial con los dos asesinos, llegando incluso a presenciar su ahorcamiento.

Pero, al mismo tiempo, el crimen permitió que contemplara el reflejo de lo que pudo haber llegado a convertirse. Uno de los asesinos (Perry Smith) era la viva imagen de lo que pudo haber sido Truman de no haber abrazado la religión de la Literatura, salvándole de algún modo. Sus infancias se parecían demasiado como para no sentirse aterrado y culpable por ello; alcohol, abandono, malos tratos, empujaron a Truman y a Perry por caminos diferentes, pero, al fin, Truman vislumbró una fina línea que le separaba del asesino de los Clutter.

Pero la Literatura que le había salvado hasta entonces, y que le dio (precisamente con esta obra) su gran triunfo, no le logró salvar de sí mismo. Exultante tras el éxito de “A sangre fría” pero dolido por el escaso reconocimiento de los críticos profesionales, se planteó llevar adelante un viejo proyecto (emulación de la obra de Proust “En busca del tiempo perdido”). Describir a la alta sociedad de su tiempo y dejar al descubierto su triste condición valiéndose de su privilegiado status de acompañante y bufón se le antojó como su mayor contribución al Arte. Nadie como él aunaba conocimiento y talento para llevar a buen fin esa obra que dejaría al mundo boquiabierto y supondría su consagración definitiva junto a los más grandes autores de todos los tiempos.

Los capítulos publicados de esta obra (“Plegarias atendidas”) supusieron la condena de Truman al ostracismo social y al alejamiento de los círculos por los que hasta ese momento se movía como centro de todas las atenciones y confidencias. El rechazo pasó a convertirse en norma de obligado cumplimiento para todos aquellos, criticados o no, que antes habían otorgado su confianza a Truman.

Desconcertado, creyendo que su talento estaba por encima del orgullo de sus amigos y despreciando su inteligencia (creyó que ninguno de ellos llegaría a reconocerse), vio cómo, poco a poco, su vida se iba convirtiendo en una farsa de sí mismo.

Su vida sentimental (siempre compleja) pasó a ocasionarle un sinnúmero de problemas al empeñarse en escoger a sus parejas entre hombres incapaces de valorar su obra, vulgares, física e intelectualmente quizá como forma de asegurarse un control sobre ellos (prueba de que la confianza en sí mismo comenzaba a fallarle). Sus borracheras y su continuo coqueteo con pastillas y drogas acabaron por convertirle en un asiduo de las clínicas para desintoxicación probando todo tipo de tratamientos contra el alcohol y otro tipo de adicciones.

Su triste final supuso la definitiva extinción de una voz propia en el mundo literario que, seguramente, pudo habernos dejado mucho más de lo que nos legó y que, sin embargo, aportó a la literatura de la segunda mitad del siglo XX un soplo de originalidad que basta para situarle entre los mejores autores de su generación.

La biografía capital de Truman Capote está escrita por Gerald Clarke. A lo largo de sus numerosas páginas construye el mapa genético del niño afeminado que lucha por hacerse un hueco en el mundo, pese a todos los obstáculos, y lo consigue. Nos describe el proceso creativo de sus primeros trabajos y las dificultades para dar con finales adecuados; su talento para la vida social y su afán por rodearse de mujeres con clase (al final de sus tiempos confesaría que la clase, como él la entendía, ya no existía, y que las nuevas clases privilegiadas sólo tenían dinero y carencia del mínimo estilo y clase. Nos describe sus relaciones íntimas, alumbrando la parte privada de su vida, de la que tanto dependía y que pudo ser la clave de sus últimos años.

El libro está escrito en la más pura tradición anglosajona lo que la convierte en seminovela de apasionante lectura, al tiempo que cuenta con una voluminosa anotación agrupada en sus últimas páginas, que sustenta la credibilidad del trabajo.

No todos los autores presentan una simbiosis entre vida y obra. En el caso de Truman Capote, y tal vez con la excepción de “Desayuno en Tiffany´s”, esa dependencia es total por lo que la lectura de esta biografía permite un nuevo acercamiento a la narrativa de Capote desde una nueva perspectiva.

¿Hubiera sido más feliz en el caso de no haber visto atendidas su plegarias y haber llevado una vida menos pública y brillante?. La respuesta que él nos habría dado sería, sin lugar a dudas, que no.

12 de septiembre de 2006

Allegro ma non troppo (Carlo M. Cipolla)


El siglo XIX vio la consolidación de las ciencias y, por extensión, del método científico. El prestigio del mismo, y la creencia de que permitiría el rápido desentrañamiento de los misterios de la Naturaleza, acabó por empujar a otros campos del saber a buscar una Verdad positiva e indubitada al tiempo que pretendían parte del prestigio que rodeaba a las ciencias exactas.
De esta manera nacen las Ciencias Humanas, resultado de la aplicación de métodos, terminologías, categorías, etc., tomadas de prestado en otros ámbitos. La Economía se poblaría de ecuaciones buscando reflejar así las pautas de la conducta humana, el Derecho se descompondría en categorías abstractas sobre las que se elaborarían muchas de las codificaciones de finales del siglo XIX, la Historia aplicaría métodos inductivos y así en un largo etcétera, se cimentaría este "pseudocientifismo" que, junto a numerosos e indudables logros, trajo consigo algunos problemas derivados de la aplicación de los métodos de las Ciencias a un objeto de estudio no tan propicio.

De estos excesos, toma el ilustre historiador y economista italiano Carlo M. Cipolla, sus argumentos para sostener tesis totalmente descabelladas pero perfectamente justificadas mediante análisis lógicos y coherentes en sí mismos.

Se recopilan en este breve libro dos "ensayos" publicados previamente a modo de folletos para consumo de amigos del autor, en los que da muestras de que su rigor académico puede igualmente, aplicarse a otros campos menos convencionales.

El primer ensayo hace de la pimienta el motor de la historia de la Humanidad, desde los egipcios hasta edades recientes. Los vaivenes en el comercio de la pimienta justifican las crisis demográficas, las Cruzadas y otros acontecimientos tradicional y erróneamente atribuidos a otras causas.

En este caso, se aplica a la Historia el método ya defendido por diferentes escuelas, según el cuál se parte de una hipótesis de trabajo y, a continuación se buscan los argumentos que justifican dicha hipótesis. Si dichos argumentos logran contrastar la hipótesis, ésta se tendrá por verdadera. Para no estropear la lectura, no desentrañaremos los argumentos esgrimidos por Cipolla.

El segundo ensayo utiliza las herramientas empleadas habitualmente en el campo de la Economía, tomadas prestadas de las Matemáticas, para demostrar que el número de estúpidos, tal y como señalaba ya la Biblia, es incalculable y que los estúpidos están más cerca de nosotros de lo que creemos. De manera amena, y convincente, el autor hace una demostración gráfica de una serie de leyes fundamentales de la estupidez humana tales como:

“Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación”

“La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra características de esa persona”

“El estúpido es más peligroso que el bandido”

Si bien es cierto que la extraordinaria ironía desplegada permite terminar la lectura con una sonrisa, queda un toque de amargor: si las conclusiones no fueran tan claramente un despropósito, ¿habríamos sido capaces de advertir la línea entre el fraude y la certeza? ¿Habremos dado por válidas verdades con argumentos tan peregrinos (y falsos) como los utilizados por Cipolla?

11 de agosto de 2006

El enigma de Colón (Juan Eslava Galán)

Vivimos en un tiempo en el que todo nuestro devenir queda documentado para la posteridad. Nuestro nacimiento, filiación, primeras vacunas, historial médico, académico, ingresos económicos, multas, empastes y un largo etcétera quedan grabados en los más variados registros. Nuestra capacidad de fabulación queda así mutilada por una realidad prosaica que priva de lustre a las vidas ajenas.

Sin embargo, cuando nos enfrentamos a hechos y personajes del pasado (mejor cuanto más remoto) el horizonte especulativo se abre progresivamente hasta dar cabida a las más absurdas teorías sustentadas con nulas pruebas y con razonamientos irracionales. A ello se une la moderna tendencia a considerar que la Historia debe reescribirse al estar manipulada por oscuros intereses particulares. De este modo, resulta más creíble que las pirámides de Egipto fueran construidas con técnicas aprendidas de visitantes de otros planetas que gracias al esfuerzo y sacrificio (humano) de una masa esclavizada. Así, toda una nueva "historiografía" es fácilmente vendible a un público ávido por descubrir que la Historia es algo muy diferente a aquello que les era enseñado en su juventud y que lo que tanto odiaban estudiar en su mocedad en realidad pudiera ser mucho más interesante una vez levantado el velo de la falsedad.

En este sentido, Eslava Galán pretende poner orden y concierto a los conocimientos sobre Colón y el descubrimiento, describiendo con gran regocijo para el lector, las disparatadas teorías que sobre los verdaderos descubridores de América ha habido, sobre los orígenes del marino o sobre sus verdaderos conocimientos sobre la existencia de una tierra interpuesta entre las especias y Europa.

América ha sido "descubierta" por vikingos, monjes irlandeses, fenicios, habitantes de Mauritania y Cabo Verde, templarios e incluso por los portugueses unos años antes que Colón pero prefirieron guardar el descubrimiento en secreto para no perjudicar su explotación comercial. Para empezar, Eslava Galán define descubrimiento como conocimiento de una nueva realidad, aprovechamientos de la misma y comunicación al mundo de su existencia. De este modo, navegantes circunstanciales que "pisaron" el continente americano sin ser conscientes de que se trataba de un nuevo continente y que lo tomaban simplemente por la prolongación del continente europeo, no gozan de la consideración de descubridores.

Eslava Galán también critica las visiones idealizadas del mundo precolombino que tratan de presentarlo como pacífico e inocente, imagen del Paraíso, sólo rota por la llegada del bárbaro europeo que esclavizó a los pueblos indígenas y los diezmó con nuevas enfermedades. La esclavitud y violencia eran rasgos propios de muchos pueblos americanos por lo que la llegada europea sólo rompió un equilibrio preexistente en el que la violencia, la guerra y el abuso de poder eran habituales.

Siendo esto cierto, sí cabe esperar una superación del excesivo eurocentrismo mayoritario. Igualmente, el concepto de descubrimiento debe ser superado; nadie opina que Iberia fuera "descubierta" por los fenicios.

El origen del marino genovés, pues ésta es la cuna defendida por Eslava Galán, resulta igual de interesante dado que se ofrecen alternativas varias, desde su origen de secano en un pueblo de la Alcarria a su ascendencia catalana, ibicenca, de Palma de Mallorca, portuguesa, judía, etc. Como se ha comentado anteriormente, la escasa documentación disponible (en comparación con nuestra sociedad informatizada) junto con las ambiguedades favorecidas por el propio Cristóbal Colón en sus relatos, correspondencia y diarios, así como las numerosas falsificaciones descubiertas favorecen la novelación.

El libro discurre desbaratando estas teorías, en ocasiones sólo presentadas como divertimento sin entrar siquiera a explicitar los argumentos peregrinos aducidos a su favor o en su contra y en explicar lo que el autor considera lo más probable a la luz de los autores más reconocidos y versados en la materia. Tras el descubrimiento, los hechos resultan más definitivos dado que abunda la documentación (documentos de colón, de marineros que lo acompañaron, de informes reales, memoriales, actas notariales, etc).

La imagen del Almirante resulta finalmente un tanto contradictoria. Por un lado, se ponen en duda su capacidad de cálculo marítimo que le llevaba a una errónea estimación de la distancia que separaba las nuevas tierras de Canarias. Igualmente sus mediciones sobre la distancia recorrida por las carabelas se muestra errónea lo que resulta sorprendente dado que llevaba una cuenta oficial para la tripulación y una propia resultando más fiable la primera, supuestamente amañada para confundir a la marinería sobre la distancia recorrida. Su pasión por el dinero le lleva a escamotear el premio prometido por lo sreyes al primer marinero que divise tierra o a pretender explotar las perlas de la isla Margarita sin el conocimiento de los reyes. Sus habilidades de gobernante también son puestas en entredicho. En definitiva, la polémica le acompañó durante sus últimos años que le vieron honrado por reyes, encadenado con grilletes, reconocido por un Papa o acusado de nepotismo.

Finalmente, ni siquiera sus cenizas reposan en descanso eternos sino que parecen repartidas por el mundo entero, pudiendo corresponder todas las "reliquias" existentes a las cenizas de toda la tripulación de su primera expedición a América, al igual que los restos de la Veracruz dispersos por el mundo podrían formar un pequeño bosque. Y la comparación no es ociosa puesto que incluso se llegó a estudiar su posible beatificación.

5 de agosto de 2006

Cuentos completos (Herman Melville)


El peso de la ballena blanca ha ocultado el resto de la obra de Melville. De sus relatos breves (no demasiados) apenas se tiene noticia en el panorama literario español fuera de Bartleby el escribiente y Billy Budd.

Este volumen cubre este vacío mediante la recopilación de los cuentos de Melville, alguno de ellos descartado por el propio autor y nunca publicados en vida, otros escritos como introducción a obras de terceros,
etc.

Resulta sorprendente la frescura de muchas de estas historias, tan alejadas del estereotipo de su autor, apesadumbrado por el mal, la culpa, etc. Así, nos encontramos con relatos de humor parodiando las crónicas de los corresponsales de guerra y de los héroes americanos; con relatos de ingenio, reflexiones en torno a la felicidad, sus orígenes y e modo de preservarla o la distancia entre éxito y fracaso en función del observador.

Igualmente, encontramos innovaciones en lo formal con relatos de estructura díptica en los que dos historias sin relación alguna en cuanto a su argumento se unen bajo un titulo común. Como no podía ser de otra manera, también la religión aparece en estos cuentos, si bien en este caso para denunciar el fundamentalismo puritano.

Incluso alguno de estos relatos prefigura en su estilo, el de autores posteriores como Edgar Allan Poe (en el caso del relato "El campanario") o incluso de Kafka ("Los ´gueses" recuerda a los escritos de Kafka sobre la gran muralla o "Yo y mi chimenea" en el que la chimenea es el verdadero protagonista de la narración).

La variedad de estilos, temas y argumentos presentados por Melville permiten una revisión completa de la figura de su autor, dando vigencia a su visión de la literatura.


30 de julio de 2006

La balada de la cárcel de Reading (Oscar Wilde)


Oscar Wilde pasó del reconocimiento y admiración pública a la reprobación social y la condena por conducta inmoral a trabajos forzados en el penal de Reading en un breve lapso de tiempo. Esta brusca caída acabó prácticamente con su obra literaria dado que desde su ingreso en prisión hasta su muerte únicamente escribiría dos obras relevantes. Una de ellas, escrita durante su segundo año de encarcelamiento es La balada de la cárcel de Reading.

La obra previa de Wilde caminaba entre el esteticismo propio del dandismo inglés de finales del siglo XIX, el ingenio mordaz y escandaloso de Wilde y el mundo ocioso de la clase alta británica.

Lo que escribió tras la sentencia penal nos permite "completar" el perfil de Wilde con cualidades como la sencillez en el estilo, la reflexión sobre el sentido y valor de una vida, sea la de un noble, un carcelero o un criminal y la naturaleza de las pasiones humanas.

La balada parte de un hecho real, el ahorcamiento de Charles T. Wooldridge, reo por el asesinato de su amante. Wilde destaca que, pese a lo horrendo del crimen, la prisión y el posterior ajusticiamiento de no es menos brutal. Los sentimientos, tanto del autor como del resto de reclusos ante la muerte de un compañero, se van desvelando a lo largo del poema que huye del trágico episodio para darle validez universal.

La métrica, la rima y el ritmo (en su versión original) ayudan a crear una sensación hipnótica, ayudada por la utilización reiterada de ciertas imágenes que hacen las veces de ligazón entre las diferentes partes del poema. Estos efectos logran transmitir la sensación opresiva, rutinaria y sin sentido de la vida deshumanizada de la prisión.

El poema ha hecho fortuna en la memoria popular a través de algunos de sus versos ("Aunque todos los hombres matan lo que aman.... etc). Sin embargo, los hallazgos son continuos en todo el poema; la contraposición de los pies del ahorcado con los pies de un bailarín ("Dulce es bailar al son de los violines/ cuando el amor y la vida son hermosos/.../ !pero no es agradable bailar en el aire/ con ágiles pies¡") o la descripción de la cárcel ("Con rejas emborronan la amable luna/ y ciegan el benéfico sol,/ y hacen bien en ocultar su infierno/ !porque en él se hacen cosas/que ni el hijo de Dios ni el hijo del Hombre/ debe ver jamás¡")

28 de julio de 2006

Crónicas desde Berlín (1930-1936) (Eugenio Xammar)


Hubo un tiempo en que periodismo y literatura podían ir de la mano. Un tiempo en el que una crónica reunía elementos tan variados como la corrección gramatical, la elegancia en el estilo, la descripción e interpretación de los hechos, la complicidad con el lector, etc.

Por contra, hay tiempos en los que leer una columna periodística sin encontrar faltas graves de ortografía supone un alivio para el espíritu.

Xammar, pertenece, sin duda alguna, a la primera categoría. Los artículos que se recogen en este volumen agrupan las crónicas enviadas por el periodista desde su corresponsalía en el Berlín de entreguerras, precisamente durante el periodo en el que el partido nazi está luchando por acceder al poder y la posterior instauración del régimen dictatorial.

Resulta sorprendente la clarividencia de Xammar a la hora de valorar y enjuiciar los acontecimientos. Se acostumbra a decir que para juzgar un periodo histórico es preciso dejar transcurrir un tiempo prudencial para tener una idea equilibrada y ponderada, no sometida a prejuicios o intereses propios de la inmediatez del momento.

Xammar demuestra que esta idea común no es válida en todos los casos. Pese a su clara implicación con los valores de la Segunda República española, y a su defensa de posturas ideológicas totalmente opuestas a las de Hitler, sus opiniones se basan exclusivamente en la valoración de los hechos. Así, no tiene reparos en defender que, en sus inicios, el régimen nazi tiene la legitimidad democrática que otros le negaban.

También sabe discernir claramente entre la palabrería de los discursos de los jerarcas del régimen y sus acciones, entre los discursos dirigidos al resto del mundo y los dirigidos al público doméstico.

Xammar también sabe valorar en su justa medida la incipiente legislación contra las minorías étnicas (judíos), religiosas (católicos) o las referidas a la protección de la raza aria a través de la esterilización de personas con deficiencias.

Entre reflexiones generales sobre la política, la guerra, las consecuencias de la paz, la manipulabilidad de las masas, etc, se nos va desgranando de primera mano la urdimbre terrible que supuso la creación y consolidación del régimen nazi. Asistimos perplejos a la progresiva eliminación de la oposición política sin mayores dificultades, al nacimiento del culto al líder, a la utilización indiscriminada de las técnicas propagandísticas de Goebbels, a las tensiones internacionales ante el rearmen alemán, la ocupación de Renania, el abandono de la Sociedad de Naciones, el acercamiento a la Italia fascista, etc. Y en todos los casos, las crónicas de Xammar tienen la perspectiva suficiente para aparentar estar escritas muchos años después de que ocurrieran estos hechos y no con la urgencia propia de su oficio.

Y ahora, sólo queda mirarnos a nosotros mismo y lamentar que, a diferencia de los lectores en los años 30 del diario "Ahora", no tengamos muchos equivalentes que nos permitan tener una visión más ajustada de un tiempo no menos incierto.




16 de julio de 2006

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (Oliver Sacks)




Oliver Sacks es un neurólogo que combina su trabajo clínico con la divulgación del conocimiento de los trastornos neurológicos. A este esfuerzo ha dedicado numerosos libros entre los cuáles destaca precisamente "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero".

Cada capítulo del libro nos presenta un trastorno neurológico más sorprendente si cabe que el anterior, al menos para el lector no familiarizado con esta temática. Desfilan así ante nuestros ojos la afasia, la amnesia retroactiva profunda, el síndrome de Tourette, el retraso mental, etc., todo ello tratado desde la exposición de un caso real y no desde los presupuestos de la ciencia teórica.

Por encima de todo, es de destacar que, pese a que los casos descritos podrían dibujar un panorama desolador y pesimista, el tratamiento que de ellos hace el autor hace que simpaticemos con los protagonistas, no mostrándolos como seres extraños sino como limitados en un determinado aspecto de su vida pero completos en todo el resto. Esta "neurología humanística" que abandera el autor, no busca tanto la "curación" del paciente sino la compresión del mismo en su totalidad. Se trataría no tanto de ver el “déficit” que presenta el sujeto sino de valorar el mejor modo de ayudarlo en función de su completitud.

Así, en el caso de unos gemelos deficientes mentales con una gran capacidad para determinadas operaciones matemáticas, se intentó mejorar su integración social separándolos, lo que favoreció que accedieran a un puesto laboral adecuado a sus capacidades pero que les privó de su felicidad y serenidad sacrificadas a las convenciones sociales de que fueron objeto por sus médicos.

Cada uno de los diferentes capítulos que forman el libro podrían ser el punto de partida de una novela o un guión. Tenemos el caso de un marinero que vivía instalado en 1945 después de haber caído en el alcoholismo durante los años sesenta o el del hombre incapaz de reconocer su pierna como suya propia, la mujer que oía realmente como si de una radio se tratara todas las canciones que sus padres le cantaron en sus primeros años de vida en Irlanda y que no había vuelto a escuchar después de la muerte de ambos cuando ella cumplió los cinco años.

Igualmente, Sacks trata a sus personajes con humor, de modo que nos presenta a los afásicos como seres capaces de detectar la vaciedad de los discursos políticos, frente a la credulidad del público "normal" o reconoce las ventajas de sus enfermos, por ejemplo el caso de un afectado por el síndrome de Tourette que abandonaba su medicación los fines de semana para conservar su capacidad de improvisar a la batería en un grupo de jazz.

5 de julio de 2006

Memoria de mis putas tristes (Gabriel García Márquez)


¿Qué hay de García Márquez en la última novela de García Márquez? Sin duda no nos encontramos ante una de sus obras maestras aunque bien pudiera ser que precisamente la maestría de la misma sea la de mantener un estilo y un mundo creativo reconocible e identificable por cada lector. Visto de este modo, la genialidad no es un atributo de una novela o relato concreto sino del conjunto de la obra de su autor.

Y en este campo no hay quien discuta a García Márquez su capacidad para tener una escritura personal (no sólo circunscrita al mundo brumoso de Macondo). Algo hace que tras leer las primeras líneas de Memorias de mis putas tristes sepamos quién es el autor y se agolpe en nuestro inconsciente lector todo un conjunto de imágenes, sentidos y contextos que perfilan lo que leemos, iluminando el texto con un foco del que el autor es, sin lugar a dudas, consciente.

Un hombre en edad de despedirse de la vida decide solicitar los servicios de la regenta de un burdel para obtener los servicios de una virgen menor. El anciano recuerda su vida plagada de aventuras casuales en los prostíbulos del barrio chino, su relación con el periodismo y la música.

Y es después de un viaje tan largo cuando acaba por descubrir en forma de celos aquello que le estuvo vedado el resto de su vida. La reescritura, por tanto, de toda una vida en sus últimos instantes, conforma el hilo narrativo sobre el que se despliegan temas ya visitados por el autor como el amor en la senectud, la relación intergeneracional (la virgen tan solo tienen un papel pasivo dado que no pronuncia palabra en toda la obra). la soledad, una sociedad brutal que ahoga al individuo que busca su propio camino, etc.

Por ello, leer esta breve novela no aportará nada nuevo a quien conozca la obra de su autor, y sin embargo, no leerla nos apartará de esa sensación de frescura que nos deja la visita fugaz de una realidad literaria (realismo mágico dirán algunos) completa y heterónoma. El placer de la lectura, como el de la amistad, muchas veces se cifra en la novedad que se esconde bajo la capa de lo conocido y que el azar deja al descubierto en ciertas ocasiones.

16 de junio de 2006

Brooklyn Follies (Paul Auster)


Paul Auster, pese a su imagen contemporánea, es un novelista clásico. Sus argumentos pueden no asemejarse a la introspección de Henry James o su mundo puede no ser el de Conrad o Hemingway, por poner algún ejemplo, pero, por encima de todo, Auster disfruta escribiendo, no hay duda. Sus libros transmiten esa ilusión por la narración que parece tan olvidada hoy en día.

Sus historias crecen como la levadura, desde un punto de partida casi intrascendente y anodino, enganchando la imaginación del lector hasta que, de pronto, en algún punto intermedio de la lectura, el lector se descubre inmerso en una epopeya en la que se despliegan esos temas tan queridos y constantes en el autor (la soledad, el sentido de la vida y la vida en busca de su sentido, etc) y tan propios de la novela de todos los tiempos.

Auster es un clásico igualmente en el trato a sus personajes. Su mimo es patente ya estemos ante un protagnista o un simple actor circunstancial en la trama lo que siempre los convierte en criaturas creíbles. Y así, este entusiasmo se traslada a estos personajes que pasan interminables horas hablando, narrando su pasado y dibujando su futuro ideal (¿no consiste la literatura precisamente en esto?). Esta comunicación suelda amistades inquebrantables entre seres dispares pero que cuentan con un punto de unión precisamente en ese terreno de la reflexión ante su entorno.

En la última novela de Auster traducida al castellano, tres personajes tratan de reinventar un futuro basado en la esperanza y en el convencimiento de que una nueva vida siempre es posible. Finalmente ese esbozo no llega a cumplirse aunque el boceto final se asemeja de algún modo a la felicidad anhelada.

La ciudad de Nueva York (y la huida de la misma) en los meses previos al 11 de septiembre forman el paisaje de fondo por el que deambulan los protagonistas buscando a tientas el sentido de una vida que les ha apartado del curso principal de los acontecimientos, como un afluente en busca de acomodo. Y sin embargo, la dignidad que aflora en los personajes, les confiere esa grandeza propia de los grandes héroes literarios y les convierte en los grandes protagonistas de un mundo en el que los grandes hombres se descubren como incapaces de servir de referente para una masa confundida.

12 de junio de 2006

Rolling Thunder: con Bob Dylan en la carretera (Sam Shepard)



Un grupo de personas (leyendas del rock, jóvenes promesas, cineastas, Allen Ginsberg, el fantasma de Kerouac...) se pasea durante el invierno de 1975 por las frías tierras del noreste de los Estados Unidos dando conciertos en pequeñas salas de ciudades no muy conocidas. Su vida transcurre entre moteles de segunda, tumbas de poetas muertos e incómodos autobuses. En el telón de fondo aparece la sombra de un boxeador negro condenado injustamente por un asesinato en un juicio con suficientes puntos oscuros como para conseguir su salida de prisión y la revisión del juicio.

El autor, un joven escritor teatral, es contratado para escribir sobre la marcha el guión de las escenas de una película que se rodará paralelamente a la gira contando con los músicos como actores y que nunca llegará a pasar de ser otro proyecto cinematográfico inacabado más de Dylan.

Sam Shepard aprovechó la oportunidad de vivir la experiencia de esta gira (Rolling Thunder Revue) para tomar notas que le permitieran escribir este libro, no con la intención de historiar la gira sino con la de transmitir las sensaciones que vivieron durante la misma, según él mismo confiesa en el prólogo del libro.

Lo que el libro transmite es, sin duda, la peripecia de unos músicos que no necesitan del reconocimiento público y que aprovechan la ocasión de tocar juntos sin la presión de los grandes conciertos. Lo que resulta es una fiesta continua con los músicos disfrazados, maquillados, dispuestos a disfrutar de su música. Pero también, nos deja la idea de que estos hombres buscan algo. Un leve tono melancólico y pausado envuelve todo el texto como un velo de irrealidad como la bruma de la América rural. Las referencias a los orígenes de los Estados Unidos y la idea de libertad que en su momento encarnaron, se convierte en un símbolo de la gracia perdida y el anhelo por recuperarla.

No hay un hilo cronológico que hilvane la obra sino que los breves capítulos recogen material tan heterogéneo como escenas de la película frustrada, vestuario de la gira, copia textual de notas de prensa, narraciones sobre el encuentro de Dylan y Allen Ginsberg con el hermano de Kerouac y el posterior homenaje ante su tumba, su recital de poesía y música improvisado en el salón de baile de un hotel repleto de jubilados, etc.

Y finalmente, la bajada del telón tiene lugar en el Madison Square Garden, el concierto final y el único en un local digno del cartel, precedido por un emotivo discurso de Mohamed Alí y el conocimiento de que Carter será liberado próximamente liberado. Aunque el lector quede con la sensación de que le han escamoteado escenas quizá irrepetibles, y que el libro podría haber seguido hasta el infinito, hasta completar la búsqueda y poder así conocer qué se escondía al otro lado.

12 de mayo de 2006

¡Noticia bomba!


La novela de humor no goza en España de fama. Un buen libro debe ser lo más tedioso posible para tener ese aura que le permita distinguir a su lector del resto. Sólo los grandes temas (la muerte, la soledad, la vejez, el sentido de la vida, el desarraigo, ...) parecen dignos de la letra impresa (casi podría decirse lo mismo de las películas). Se considera que el humor es frívolo, ligero, la comedia un género menor frente a lo trágico y dramático.

Y, sin embargo, un recién nacido puede sonreir a las pocas semanas de vida, sin conocer el temor a la muerte, sin la losa pesada del día de mañana. La risa (y por tanto el optimismo y la benevolencia que siempre la acompañan - en otro caso no sería risa sino cinismo) es lo primero que nos separa de los animales (en ocasiones lo único). De ahí que un pueblo civilizado como el británico (entiéndase dicha afirmación como fruto del tono humorístico del que hablo) , con la suficiente confianza en sí mismo, haya configurado un subgénero propio dentro de la novela de humor.

Con el tiempo, las características de este estilo propio e inconfundible se han estandarizado hasta completar una serie de lugares comunes, por lo que, sin ánimo exhaustivo, enumero algunos de sus rasgos característicos: protagonista masculino de mediana edad, preferiblemente rentista y solterón o desposado con una mujer espléndida de la que no es sino un mero apéndice sin apenas personalidad. Escenarios semicampestres, con abundantes referencias a un pasado de dificil incardinación histórica aunque próximo a los tiempos eduardianos y la filosofía que se supone propia de esa época, todo ello narrado con un estilo desenfadado en el que lo humorísiico consiste en la asunción del absurdo como cotidiano.

¡Noticia Bomba! es una de las obras maestras del género. Escrita en los años 30, se burla del periodismo parodiando a los enviados especiales a la guerra de Abisinia, más preocupados por inventar la noticia que por descubrirla. Por una suerte de coincidencias disparatadas, un periódico inglés acaba por enviar al encargado de una columna semanal sobre campo y jardinería. Un completo ignorante del periodismo, de la guerra, de África y del amor, que acabará por descubrir la verdad de todas ellas. Inevitablemente, el pobre hombre acaba por convertirse en el periodista estrella de Fleet Street. Cabal y sencillo, decide retirarse nuevamente a su pequeña y apartada vida doméstica renunciando a un mundo que preferiría no haber tenido que conocer.

Crucero de verano (Truman Capote)


Capote descartó esta novela dejándola en su apartamento de Brooklyn cuando se mudó al centro de Nueva York, dando instrucciones a su portero para que destruyera todos los papeles que encontrara.

Algo debió torcerse en el cumplimiento de la voluntad de Truman y años después de su muerte, el manuscrito fue adquirido por la fundación que dirige los derechos de su obra y finalmente ha aflorado como novela en 2005.

Pese al parecido remoto con la publicación de ciertas obras de Kafka por Max Brod, no nos encontramos ante El Proceso o El Castillo. Si bien la obra se presenta como un todo acabado, el resultado no se acerca a lo mejor de la obra de Capote.

La combinación de mundos (el aristocrático y elegante de la mejor sociedad de la Costa Este y el cotidiano y vulgar de los barrios de inmigrantes de Nueva York) no acaba de resultar. Si bien capta la indiferencia y cansancio de la clase alta, tal y como la reflejará en obras posteriores, los personajes populares son el reflejo de un estereotipo poco logrado.

Pese a la limitación citada, la novela se desenvuelve con facilidad sobre un romance de verano entre dos protagonistas con objetivos dispares, tratando de dibujarse a sí mismos contra un fondo familiar del que reniegan, pero del que al tiempo son incapaces de prescindir. A diferencia de la obra de Shakespeare, en la que el amor lleva a la muerte a los amantes, en este caso, es su desesperanza lo que impulsa el final, igualmente trágico.

11 de mayo de 2006

Viajando con los Rolling Stones


Mantengo la opinión de que cualquier libro sobre música moderna, con independencia del estilo de la misma, resulta más interesante que la mayoría de las novelas que se agolpan en las secciones de novedades de nuestras librerías.

Me explico. Un libro que narre las andanzas de Charlie Parker, Otis Redding o la Tamla Motown, tiene todos los elementos para ser una novela redonda. Sexo, drogas y rock and roll son elementos omnipresentes como cualquiera podría esperar. Pero siempre hay mucho más que lo obvio.

Este género literario, pues no es otra cosa ante lo que nos encontramos, describe el alma humana con toda su grandeza y miseria. Disfrutamos con el esfuerzo de los grupos por destacar dentro del panorama músical del momento ante la indiferencia y la incomprensión del público, la industria y los medios. Contemplamos el triunfo deseado gracias a una confianza y tesón más allá del desaliento, junto con el inevitable golpe de suerte de la mano de un productor con necesidad de dar un giro a su carrera, de una canción que escala las listas sin apenas promoción...

También asistimos a la inevitable caída, tanto en la estimación del público, como de la calidad creativa, las drogas o desavenencias personales entre los miembros del grupo, los efectos destructivos de la fama, o los esfuerzos por salir a flote entre la locura colectiva.

Espiamos el proceso de creación que ha hecho nacer obras tan imprescindibles para la comprensión de nuestro tiempo como los primeros discos de Elvis Presley, el Pet Sounds de los Beach Boys o el nacimiento del BeBop...

Por último, estos libros suelen estar escritos con un notable pulso narrativo, por periodistas musicales próximos al estilo del Nuevo Periodismo (hoy algo pasado de moda) donde en muchas ocasiones el autor es partícipe de lo que narra y en todas ellas (salvo excepciones como Goldman) apasionado del artista sobre el que escribe.

En el libro de Greenfield se dan muchas de las características citadas. El autor se embarcó como cronista en la gira de los Rolling Stones por Estados Unidos en 1972, gira que marca un cambio radical en el modo de entender la música, los 60 quedaron atrás y la música es un gran negocio. La profesionalización es la clave frente a giras anteriores y todo se intenta tener controlado y previsto. Como es natural, la más famosa banda del mundo no podrá evitar saltarse el itinerario previsto con situaciones tan sorprendentes como la detención de parte del grupo por la policía tras una confusa agresión a un fotógrafo o la estancia en la mansión de Playboy.

La música poco importa dado que escasamente hace su aparición en forma de comentario ocasional. Por contra, la descripción de los entresijos del grupo humano que rodea a los Rolling es impactante. La corte que forma el núcleo duro de la gira vela por los intereses de los Rolling, encargándose de "interpretar" sus deseos de manera que un comentario trivial de Mick Jagger sobre las vistas desde su habitación llevan al cambio de hotel ante la indiferencia del cantante. Dentro del equipo de la gira (que incluye diferentes facciones de intereses contrapuestos) el ascenso o la caída en desgracia se suceden con la misma rapidez que vemos pasar las ciudades y conciertos.

La persecución de las grouppies se entremezcla con la represión policial en los convulsos primeros setenta, las nuevas drogas y las amenazas al grupo por parte de los Ángeles del Infierno buscando su revancha por la negativa de los Rolling a contar con ellos después de los incidentes de Altamont en la gira anterior.

La sensación caótica viene acompañada por el estilo directo del autor que no ahorra detalles a la hora de acompañarnos en este particular descenso a los infiernos. Greenfield ni siquiera se recata a la hora de aclarar cuánto tiempo seguirán actuando y grabando discos los Rolling Stones: mientras sigan necesitando dinero para mantener el nivel de vida al que se han acostumbrado.

7 de mayo de 2006

El viaje a la felicidad (Eduardo Punset)


Eduardo Punset ha venido dedicando los últimos años a la divulgación de los más recientes avances científicos, principalmente desde su vertiente de aplicación práctica a la vida cotidiana. Ciencia humana y cercana al hombre.

Su último libro parte de ambos presupuestos, alejándose así de la literatura de autoayuda, y traza el panorama de las más recientes investigaciones en torno al funcionamiento del cerebro y cómo la evolución del mismo nos aleja de la mayoría de los animales a lo largo de un proceso evolutivo conservando una génesis común. La estructura cerebral del hombre y su capacidad de rememoración y anticipación determinan el camino a la felicidad o desdicha del ser humano.

Igualmente, Punset desgrana los elementos que favorecen la desdicha o propician la felicidad y cuáles son los mecanismos por los que dichos factores hacen sentir su influencia. Así, se adentra en campos como la antropología, la política o la sociología abordándolas desde esta novedosa visión de su influencia en la felicidad individual o colectiva si es que cabe dicho concepto.

El título del libro hace referencia, desde mi punto de vista, tanto al avance en el conocimiento de los resortes psicológicos que determinan lo que llamamos "felicidad", como al proceso de autoaprendizaje y búsqueda del camino propio para lograr tal fin.

En el primero de los sentidos indicados, Punset parece acogerse al optimismo positivista según el cuál la Ciencia ilumina progresivamente los aspectos que antes resultaban oscuros posibilitando un viaje con un destino cierto y posible: un conocimiento cada vez más perfecto y completo.

En el segundo de los sentidos, Punset defiende la felicidad como un proceso personal, con sus factores favorecedores y destructores, y por tanto como un proceso creativo no influido únicamente por factores exógenos. La elección es un factor determinante en el camino hacia una forma de vida más satisfactoria conforme los principios de cada persona.

Finalmente, la bibliografía es manejable y asequible para el lector medio lo que permite iniciar un nuevo y fascinante viaje.


23 de abril de 2006

Homero, Ilíada (Alessandro Baricco)


Baricco se ha embarcado en la tarea de preparar un texto sobre el original de la Ilíada apto para ser leído en una representación pública. Para ello parte de una traducción al italiano contemporáneo y poda escenas que considera menores manteniendo la unidad de la historia tanto desde el punto de vista argumental como estético.

El resultado es una lectura que, lejos de ser un modo alternativo de "evitar" la lectura de un texto largo y difícil, se convierte en una continua invitación a la lectura del original.

La revisión que hace Baricco de la Ilíada destaca el carácter belicoso del poema primitivo pero sabe extraer del mismo las escenas que atemperan dicha imagen y todo héroe, envuelto en la furia del combate se muestra como tal, no obstante, de cada protagonista tenemos al tiempo un discurso en contra de la guerra. Guerra, de la que por otra parte no pueden escapar, siendo meros actores de la misma.

Esta contradicción interna entre los actos y los deseos y, por tanto, el tema de la libertad (los griegos dirían estar sometidos a la voluntad de los dioses, ¿a quién sometemos la nuestra?) son un ejemplo de la vigencia de este poema y de la necesidad de acudir a los textos originales para asombrarnos de la pervivencia en el tiempo de los debates entre ideas que parecen resultarnos novedosas.

9 de abril de 2006

La conjura contra América (Philip Roth)



Philip Roth ha escrito una novela de historia-ficción que desarrolla la hipótesis de que Charles Lindbergh (el famoso aviador de los años 20) hubiera resultado elegido presidente de los Estados Unidos en 1940, alejando a su país de la política favorable a Gran Bretaña en su conflicto con la Alemania nazi e instaurando determinadas políticas en contra de los judíos y otras minorías.

Dos son las principales aportaciones de la novela, al margen de la especulación histórica.


El narrador es el hijo menor de una familia judía de clase media que lucha por comprender el entorno a través de los retales de realidad que atisba a través de los noticiarios radiofónicos, periódicos, conversaciones familiares, etc. Este peligroso cóctel lleva al pequeño desde el sentimiento de orgullo hasta el temor por su propia vida creando un marco opresivo (faceta propia de toda infancia) no atemperado por elementos de esperanza más allá de la figura de su padre. Precisamente la capacidad de transmitir esa perplejidad desde el punto de vista de un niño (que actúa y piensa como tal) es uno de los mayores méritos de la novela.


La segunda aportación de la novela (en línea con la obra de Roth) es el reflejo de un mundo basado en valores como el esfuerzo, el trabajo callado y el mérito personal en el ámbito individual y el sentimiento de ciudadanía y sus responsabilidades (hoy sólo hablaríamos de los derechos que conlleva) en el ámbito público, valores todos ellos representados en la figura del padre. Roth huye del maniqueísmo ya que la coherencia lleva a este cabeza de familia a poner en peligro la existencia de todos ellos al no aceptar la posibilidad de que una nación haya perdido la capacidad de actuar con rectitud y justicia en defensa de todos sus ciudadanos. En su propia derrota se alza, sin embargo, como el único personaje que parece tener un motor de conducta dictado por algo más que las extremas circunstancias del momento histórico en que se desarrolla la trama.

Alguien podrá pensar que la intención de la novela es trazar un paralelismo con la política estadounidense actual, los méritos comentados justifican la lectura desde un punto de vista puramente literario y el disfrute de la misma.

Otras obras de Roth: