Leslie Cavendish es un joven londinense de origen judío que sueña con el fútbol y las mujeres. Acompañando a su madre a la peluquería siempre admira la suerte de los empleados que tienen la oportunidad de trabajar cómodamente rodeados de clientes hermosas a las que pueden tocar el pelo, susurrar en el oído o merecer sus confidencias más íntimas.
Cuando su amigo, Laurence Folk, le dice que ha entrado como aprendiz de uno de estos establecimientos, Leslie supera su temor inicial a no tener aptitudes para este mundo de mechas, tijeras y lavados, y decide presentar su candidatura. Su opción, inicialmente casual, pero determinante para su futuro, será el establecimiento de Vidal Sassoon. No solo es el salón de peluquería más moderno de la ciudad y al que acuden las actrices y modelos más famosas gracias al nuevo estilo de corte y peinado que aplica el señor Sassoon, sino que este fue vecino y amigo de una tía de Leslie.
Armado de confianza con este secreto familiar y con cierto desparpajo e inocencia, afronta una entrevista de trabajo con el responsable de personal de la firma y resulta finalmente elegido como aprendiz. Es en este momento en el que se inicia el nudo central del libro en el que Leslie va relatando el avance de su carrera profesional, pasando de aprendiz a estilista entre anécdotas de famosas actrices y modelos de la época, junto con las severas normas de la casa para atender correctamente a las clientes pero sin importunarlas, sin revelar sus confidencias y, principalmente, sin poder mantener relación fuera del salón, conservando así una profesionalidad que, en ocasiones, exaspera al joven Leslie.
De este modo, se va desplegando de manera amable el escenario de los años sesenta, con sus cambios en la moda, la música, las relaciones personales, sexuales, el conflicto con el orden impuesto por los adultos y, también, cómo no, el mundo del tratamiento del cabello: las esponjas hechas a mano, los caros tratamientos revolucionarios para la época y hoy a disposición de cualquiera en la estantería de un supermercado de barrio, etc.
Pero el cogollo de los alegres sesenta en Inglaterra eran los Beatles, también este es el punto central de las memorias de Leslie, y el principal reclamo del libro desde su mismo título y portada.
Recién conquistada su condición de estilista, Leslie trabaja a las órdenes de uno de los principales colaboradores del Sr. Sassoon, Norman, quien gusta demorar sus cortes de pelo en una mezcla de detallismo y pavoneo. Esta costumbre abre la puerta a que Leslie pueda atender puntualmente a algunas de las famosas clientes de Norman. Y así, en octubre de 1966 se cuela en su butaca Jane Asher, famosa y bella actriz británica, más conocida por ser la novia en ese momento de Paul McCartney.
Esta suplencia por un día tendrá grandes repercusiones para Leslie ya que a esta le cae en gracia y en la primera sesión le pregunta si podría pasar por su casa esa misma tarde para cortarle el pelo a su novio. Por razones obvias, este no puede acudir a una peluquería sin causar un revuelo de fans por lo que prefiere ser atendido en su casa. Leslie no se lo piensa y hace su primera visita a la casa de Paul en Cavendish 7, precisamente una calle con el mismo nombre que su primer apellido.
La visita de Leslie llega en el momento en que los Beatles han abandonado las giras para tomarse un descanso. George viaja a la India para tomar clases de sitar, meditación y otras cuestiones espirituales que comienzan a interesarle. Ringo se dedica a sus cosas y John ha viajado a España a rodar una película con Richard Lester. Paul sestea en su casa sin saber a qué dedicar su tiempo libre, después de años de una frenética actividad, lamentando no poder hacer turismo por su fama. Todas estas cuestiones surgen en la breve presentación entre ambos. Leslie queda sorprendido de que el famoso músico comparta sus miedos e inseguridades, en un momento de incertidumbre para la banda más famosa del mundo, con un simple peluquero. Pero, armado de confianza por la amabilidad de Paul, le sugiere un cambio de corte de pelo que le permita pasar más fácilmente desapercibido.
Así, Lesli comete el crimen de cortar a su gusto una de las cuatro melenas más famosas de su tiempo. Encantado con el resultado, Paul invita al joven a tomar un té mientras le muestra al piano algunas de sus últimas canciones para el próximo disco de los Beatles. Pocos días después, Paul cumplirá su deseo de viajar libremente sin ser acosado por la prensa y sus fans. Alquilando un coche junto Mal Evans, bajará por Francia hasta España. Desde Ameyugo (Burgos) enviará una postal a Ringo con palabras que acabarán apareciendo en Penny Lane, y desde el avión que le lleva de vuelta a Londres desde Kenia, garabateará junto a Mal Evans, combinaciones de palabras en una servilleta entre las cuáles se encuentran las célebres Sgt. Pepper's lonely Hearts Club Band. Y todo gracias a un peluquero novato.
De este modo, Leslie accede al círculo íntimo de los Beatles, es invitado a algunas sesiones de grabación y a las Oficinas de Apple donde cortará el pelo de Mal Evans, Neil Aspinall, Derek Taylor, y, por supuesto de algún otro beatle.
La personalidad de cada uno aflora en esos breves encuentros en los que Leslie se pone en faena. Frente a la extroversión de Paul y su deseo de aparentar normalidad en su vida, destaca el silencio y profunda concentración de George o la imposibilidad de John para permanecer quieto, atemorizando siempre a Leslie con la posibilidad de cortar una oreja a su ídolo, que mantiene diversas reuniones de trabajo, llamadas telefónicas, o discusiones con Yoko Ono mientras le cortan el pelo.
Interesante es la percepción que Leslie tiene de Ringo al que no cortará el pelo hasta pasada la disolución de los Beatles ya que Mareen, su esposa, era peluquera y, por tanto, la única autorizada para cuidar de su larga melena. Sin embargo, Leslie logra apreciar la complicada situación de Ringo en el periodo 67-69 en el que su aportación a los discos es reducida dadas sus capacidades musicales frente a la del resto de miembros del grupo e incluso a su discutida calidad como batería puesta en entredicho por Paul quien se dedicaba a darle clases sobre cómo quería que se tocase tal o cual pasaje o que, incluso, llegaba a regrabar las pistas de batería de Ringo cuando éste salía del estudio. Leslie cree ver en esta inseguridad la desconfianza de Ringo ante los extraños que tanto contrasta con su imagen pública de chistoso y animado payaso del grupo. Como Leslie reconoce, al tratar a Ringo tras la separación del grupo llegó a apreciar la liberación que esta debió suponer para el batería que pudo así volver a recuperar su carácter más abierto y confiado.
Leslie participa como peluquero oficioso y actor ocasional en Magical Mistery Tour y se independiza de Vidal Sassoon cuando los Beatles le ofrecen el sótano de una boutique de Apple para montar su propio salón de peluquería Apple.
Respecto a esta empresa que los Beatles organizaron para dar salida a su fortuna permitiendo los más diversos y controvertidos proyectos, Leslie tiene una opinión clara, la despreocupación de los músicos por el rendimiento económico y el interés de muchos por sacarles la mayor cantidad de dinero posible, fueron la clave del desastre de la empresa que trató de llevar a la práctica el ideal hippie de los años sesenta .
Por las páginas del libro también aparecen varias historias que dan cuenta de la persecución de la prensa, algunas de ellas protagonizadas por el propio autor. Otras anécdotas van completando la narración, como la ocupación de la sede de Apple en Saville Road por un grupo de ángeles del Infierno, que también tuvieron el placer de ocupar temporalmente la casa del pobre Leslie, o el memorable día del concierto en la azotea de Apple, que sería la última actuación en directo del grupo.
El libro, publicado por la editorial Indicios, ha contado con la colaboración de Eduardo Jáuregui para la labor de ordenar y avivar los recuerdos del peluquero, y ha sido traducido por Antonio P. Moya.
La candidez del propio Leslie, y su visión algo naif, ofrecen una amena lectura en la que se habría agradecido algo más de coherencia cronológica ya que se dan saltos hacia adelante y atrás, sin quedar claro en ocasiones en qué punto ocurren los hechos .También se echa en falta en algunos momentos alguna mayor precisión en los recuerdos que bien parecen una idea vaga aderezada con información concreta obtenida de cualquier buena biografía del grupo. No obstante,es de agradecer que se haya abstenido de airear detalles escabrosos, revelaciones escandalosas, …, como parece propio del signo de los tiempos para servir de reclamo y mejorar las ventas.
En todo caso, la lectura de este libro es amena y ofrece una visión muy humana de los años sesenta desde la perspectiva de este joven del East End que apenas pudo creer la suerte que le alcanzó en su vida como él mismo reconoce y que pone en nuestra mano sus recuerdos y vivencias, una perspectiva nunca antes contada del grupo, como muy bien reza el subtítulo de la obra.