A diferencia de lo que ocurre con otras actividades artísticas, la música (también el cine) permite un análisis de la génesis de las creaciones sin igual.
En lo que se refiere a la "música moderna" (prescindiendo de lo endeble de dicha definición) podemos conocer la opinión del autor, la primitiva demo de un tema, los ensayos, las declaraciones de los músicos implicados, las diferentes tomas alternativas, la labor de producción y postproducción. Igualmente, podemos asistir a la interpretación de dicha creación y a la evocación o reinterpretación que otros artistas hacen de la misma.
Todo este acopio de información nos permite atisbar los entresijos del proceso creativo en su conjunto y comprender cómo se conjugan para cristalizar en una obra única y coherente.
En la mayoría de los casos, esta información resulta totalmente irrelevante (al igual que el fruto "artístico" obtenido) y se pierde en los archivos a la espera de su destrucción rutinaria o su deterioro irremediable. En otras ocasiones, en el caso de las grandes grabaciones, se conserva con el fin de mejorar la comprensión de la obra, o incluso de hacerla justicia en el caso de aquellas "adelantadas a su tiempo" que no gozaron de su justa fama.
Una de esta obras del arte musical del siglo XX es el disco "Pet Sounds" de los Beach Boys, grabado en 1966 y fruto del genio creativo del líder de dicho grupo, Brian Wilson, en el cenit de su creatividad.
Dado que únicamente pretendemos hacer una reseña de lecturas, no pretenderé entrar a describir los distintos aspectos musicales que convergen en este disco, su influencia en la música posterior o las connotaciones biográficas. Todo ello queda perfectamente documentado en ambas obras.
La primera de ellas, "Wouldn't It Be Nice : Brian Wilson and the Making of the Beach Boys' Pet Sounds" escrita por Charles L. Granata, disecciona la obra en distintas facetas. Comienza con un breve resumen de la historia de los Beach Boys previa a la publicación de Pet Sounds, incidiendo en el papel de Brian Wilson como genio motor del grupo y en sus esfuerzos por llevar a la banda más allá de su imagen estereotipada de grupo de playas, chicas y coches.
A continuación se centra en el proceso de escritura de las canciones (ayudado por el joven novelista Tony Asher) y a continuación pasa a describir los aspectos musicales de las sesiones de grabación de las pistas instrumentales (con músicos de estudio) y de las partes vocales (ya con el resto de los Beach Boys).
La tesis del libro es que Brian Wilson elaboró a través de las distintas canciones que forman el disco, un mapa de los sentimientos humanos. Así, encontramos todos los registros imaginables: esperanza, ternura, desengaño, orgullo, traición, temor, inseguridad, etc. En definitiva, un viaje introspectivo en busca de los límites de la sensibilidad humana, aderezado sobre una de las más espléndidas bases musicales jamás creadas.
El autor utiliza una base documental muy amplia combinada con numerosas entrevistas a los protagonistas (excluido curiosamente el propio Brian Wilson). En relación al proceso de creación literario de los textos, Tony Asher relata cómo los textos nacían como la forma de expresar los sentimientos que compartía con Brian Wilson en relación a diferentes aspectos de la vida sobre los que debatían constantemente. De dicho intercambio de opiniones surgía un estado de ánimo que se plasmaba en las letras de las canciones. Por tanto, hay que interpretar dichos textos, no como situaciones concretas o biográficas sino como representaciones universales de sentimientos que todos compartimos. De ahí la vigencia de este disco que permite, como la mejor de las obras literarias, un mejor conocimiento de uno mismo, más allá del argumento o trama empleadas.
"Pet Sounds" de Jim Fusilli, opta por una visión más personal del disco. El autor, novelista de éxito moderado en los Estados Unidos, escuchó el disco siendo un adolescente con problemas de integración y un futuro incierto. Pet Sounds le ayudó a verbalizar sus propios sentimientos, permitiéndole afrontarlos. Todo ello hace que su visión del disco quede condicionada por su experiencia personal. De este modo, interpreta los textos como un intento de comprender la transición entre un adolescente despreocupado y la asunción de responsabilidades y desafíos que conlleva la entrada en la vida adulta.
Los aspectos musicales más técnicos quedan en un segundo plano en favor de la experiencia personal del autor, fruto de la escucha de las canciones. De este modo, podemos contrastar nuestra propia experiencia auditiva apreciando aspectos pasados por alto hasta el momento.
Una obra maestra es aquélla que enriquece a sus destinatarios. Las dos visiones complementarias que ofrecen los libros comentados son la prueba de la originalidad y vigencia de Pet Sounds.
En lo que se refiere a la "música moderna" (prescindiendo de lo endeble de dicha definición) podemos conocer la opinión del autor, la primitiva demo de un tema, los ensayos, las declaraciones de los músicos implicados, las diferentes tomas alternativas, la labor de producción y postproducción. Igualmente, podemos asistir a la interpretación de dicha creación y a la evocación o reinterpretación que otros artistas hacen de la misma.
Todo este acopio de información nos permite atisbar los entresijos del proceso creativo en su conjunto y comprender cómo se conjugan para cristalizar en una obra única y coherente.
En la mayoría de los casos, esta información resulta totalmente irrelevante (al igual que el fruto "artístico" obtenido) y se pierde en los archivos a la espera de su destrucción rutinaria o su deterioro irremediable. En otras ocasiones, en el caso de las grandes grabaciones, se conserva con el fin de mejorar la comprensión de la obra, o incluso de hacerla justicia en el caso de aquellas "adelantadas a su tiempo" que no gozaron de su justa fama.
Una de esta obras del arte musical del siglo XX es el disco "Pet Sounds" de los Beach Boys, grabado en 1966 y fruto del genio creativo del líder de dicho grupo, Brian Wilson, en el cenit de su creatividad.
Dado que únicamente pretendemos hacer una reseña de lecturas, no pretenderé entrar a describir los distintos aspectos musicales que convergen en este disco, su influencia en la música posterior o las connotaciones biográficas. Todo ello queda perfectamente documentado en ambas obras.
La primera de ellas, "Wouldn't It Be Nice : Brian Wilson and the Making of the Beach Boys' Pet Sounds" escrita por Charles L. Granata, disecciona la obra en distintas facetas. Comienza con un breve resumen de la historia de los Beach Boys previa a la publicación de Pet Sounds, incidiendo en el papel de Brian Wilson como genio motor del grupo y en sus esfuerzos por llevar a la banda más allá de su imagen estereotipada de grupo de playas, chicas y coches.
A continuación se centra en el proceso de escritura de las canciones (ayudado por el joven novelista Tony Asher) y a continuación pasa a describir los aspectos musicales de las sesiones de grabación de las pistas instrumentales (con músicos de estudio) y de las partes vocales (ya con el resto de los Beach Boys).
La tesis del libro es que Brian Wilson elaboró a través de las distintas canciones que forman el disco, un mapa de los sentimientos humanos. Así, encontramos todos los registros imaginables: esperanza, ternura, desengaño, orgullo, traición, temor, inseguridad, etc. En definitiva, un viaje introspectivo en busca de los límites de la sensibilidad humana, aderezado sobre una de las más espléndidas bases musicales jamás creadas.
El autor utiliza una base documental muy amplia combinada con numerosas entrevistas a los protagonistas (excluido curiosamente el propio Brian Wilson). En relación al proceso de creación literario de los textos, Tony Asher relata cómo los textos nacían como la forma de expresar los sentimientos que compartía con Brian Wilson en relación a diferentes aspectos de la vida sobre los que debatían constantemente. De dicho intercambio de opiniones surgía un estado de ánimo que se plasmaba en las letras de las canciones. Por tanto, hay que interpretar dichos textos, no como situaciones concretas o biográficas sino como representaciones universales de sentimientos que todos compartimos. De ahí la vigencia de este disco que permite, como la mejor de las obras literarias, un mejor conocimiento de uno mismo, más allá del argumento o trama empleadas.
"Pet Sounds" de Jim Fusilli, opta por una visión más personal del disco. El autor, novelista de éxito moderado en los Estados Unidos, escuchó el disco siendo un adolescente con problemas de integración y un futuro incierto. Pet Sounds le ayudó a verbalizar sus propios sentimientos, permitiéndole afrontarlos. Todo ello hace que su visión del disco quede condicionada por su experiencia personal. De este modo, interpreta los textos como un intento de comprender la transición entre un adolescente despreocupado y la asunción de responsabilidades y desafíos que conlleva la entrada en la vida adulta.
Los aspectos musicales más técnicos quedan en un segundo plano en favor de la experiencia personal del autor, fruto de la escucha de las canciones. De este modo, podemos contrastar nuestra propia experiencia auditiva apreciando aspectos pasados por alto hasta el momento.
Una obra maestra es aquélla que enriquece a sus destinatarios. Las dos visiones complementarias que ofrecen los libros comentados son la prueba de la originalidad y vigencia de Pet Sounds.
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